Por Antonio De Marcelo Esquivel
De mis Diarios de Ciudad: iba a poner solo un saludo en facebook de este encuentro, pero encontrarse con los amigos merece más que eso, así que les contaré que acudí al desayuno de fin de año ofrecido por la SCJN, donde claro, siempre es grato encontrar a los amigos con los que una vez hicimos mancuerna informativa en la peligrosa, apasionante e ilustrativa fuente policiaca, lugar donde hallé tantas historias y más que amigos hermanos.
Y ya me iba cuando me encontré con mi amigo y excelente periodista David Vicenteño, ya hace un rato que no nos mirábamos, aunque lo veo regularmente por las redes sociales, lo que no es lo mismo, aunque creamos que eso es estar cerca de la gente que estimamos.
Nos acostumbramos tanto las redes sociales que de pronto dejamos de ver a la gente y sentimos que por verlos o saludar en la distancia del internet estamos cerca, no obstante la frialdad del on line.
¿Dónde quedaron esas reuniones en la cantina, en el café o simplemente en la cotidianeidad de la calle? Quien sabe, pero siempre es mejor el abrazo, el apretón de manos de los amigos y la conversación para ponernos al día.
No fue mucho el tiempo de conversación, ambos teníamos una agenda, pero sí suficiente para recordar aquellas coberturas policiacas cuando el buen David era un jovencito recién egresado de la escuela y nuevo periodista en Reforma, entonces desgastamos la suela de nuestros zapatos de reportero caminando de la oficina de la, entonces, Procuraduría capitalina a la, también entonces, Secretaría de Seguridad Pública, por cierto el otro día hallé una foto donde voy caminando al lado del Secretario y en esa época las patrullas eran azules y creo que aún eran esos Dart.
Caminábamos por Fray Servando hasta la Glorieta de Insurgentes y pasábamos por una agencia de autos de Nissan parándonos a ver los vehículos nuevos desde fuera del escaparate y recuerdo le decía un día voy tener uno de esos.
Cubrir el sector policiaco para La Prensa en esa época era más nota roja para nosotros, mientras que otros medios como el que representaba David era más el sector Justicia, por lo tanto privilegiaban las declaraciones del Secretario, del procurador y otras cosas; en tanto yo buscaba lo mortal, la vida, la sangre, la familia, la historia detrás del hecho, porque como me había instruido en mis inicios Don Augusto Corro, lo más importante es la vida, describir el lugar de los hechos, llevar al lector a ese sitio y darle una narrativa que en la academia llamaban crónica y acá nota de color.
Yo me había hecho en la redacción entre viejos reporteros de esa oficina de piso de linóleum, viejos escritorios y sillas que amarraban a la máquina y la mesa porque había pocas, jejeje.
Mi redacción se cargaba de calificativos y palabras que le dieran dureza y pounch como fogonazos, tiros descerrajados y más que poco a poco modificamos porque como todo había que evolucionar lo que se acelerón con mi paso por la Facultad de Filosofía y Letras.
Hoy la nota roja es otra cosa, lo que no cambia es quienes somos, gracias porque cambia todo menos las amistades fuertes.