
Es una vergüenza que en un país con tanta riqueza, misma que solo está en manos de quienes detentan el poder o sus amigos que se hicieron millonarios, haya niños que mueren envenenados por comer pan que encontraron tirado.
Este jueves se dio a conocer que en la comunidad de San Cayetano, perteneciente al municipio de El Bosque, en Chiapas, tres niños murieron por ingerir pan presuntamente envenenado y diseminado descuidadamente en diversos puntos, con el objetivo de controlar la población de perros callejeros.
Medios de comunicación locales indicaron que los tres menores de edad habrían comido el pan durante la madrugada de este jueves, sin que sus padres se dieran cuenta.
El efecto del veneno fue rápido, a los pocos minutos de que los menores de 10, 8 y 6 años consumieron el pan, presentaron diversos malestares y murieron a pesar de los esfuerzos que realizaron pr salvarlos.
Pobladores aseguran que el ayuntamiento autorizó la colocación del pan envenenado para combatir la población de perros callejeros, en lugar de emprender una campaña para atraparlos y llevarlos a un albergue.
Los padres y familiares decidieron sepultar a los tres menores de edad de acuerdo a sus costumbres, por lo que sus cuerpos fueron envueltos en sábanas blancas e ingresados en ataúdes para proceder con el entierro.
Escenas dolorosas se vivieron este viernes, cuando los cuerpos de los menores llegaron en brazos de sus padres para ser colocados en los pequeños féretros blancos y trasladados a Chenaló, de donde son originarios y donde reposarán.
De nada sirven las condolencias de los funcionarios, ni las investigaciones de la Fiscalía estatal, si las condiciones de pobreza de la gran mayoría de chiapanecos no cambiará, porque a pesar de que a los morenistas se les llena la boca diciendo que “primero los pobres”, son los primeros a los que no les ha llegado ni la prosperidad, ni la seguridad y mucho menos la educación.
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