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Para entender las transiciones a la democracia (o al autoritarismo)

En medio de un mundo convulso y seducido por el autoritarismo la Ciencia Política debe ser una ventana para explicar, diagnosticar y comprender los cambios que sufren las diversas naciones. Con este texto, me despido de Círculo Rojo, agradeciendo la participación en este proyecto. Este espacio me permitió publicar mis primeros análisis de México y el mundo, siempre desde una visión objetiva y crítica

Por: Sebastián Godínez Rivera

En las últimas décadas, el mundo ha presenciado el ascenso de líderes autoritarios, el debilitamiento institucional y el tránsito de regímenes democráticos a híbridos o autoritarios. Existe una basta literatura sobre las transiciones del autoritarismo a la democracia, como Nancy Bermeo, Juan Linz, Guillermo O´Donnell, Laurence Whithead o Phillip Schmitter, quienes profundizaron en los modelos de transición y el cambio de variables que derribaron a los regímenes cerrados de la segunda mitad del siglo XX.

Algunos otros analizaron los procesos de apertura de los países y la adopción de economías de libre mercado, entre los transitólogos más emblemáticos están Samuel Huntington, Adam Przeworski o Alfred Stepan, por mencionar algunos. A partir de la última década de los años noventa, la transitología cobró auge debido al derrumbe del socialismo. La teoría de la transición postulada por Leonardo Morlino y profundizada por Manuel Alcántara Sáenz, identificó 4 momentos para identificar el ocaso de un régimen autoritario.

1) Crisis, la cual se traduce en el agotamiento, el debilitamiento de las estructuras de poder y altos niveles de movilización social; autores como César Aguilera identifican tres tipos:

  1. Genéricos: apertura económica, presión internacional y entre los endógenos los cambios en la composición de las elites.
  2. Específicos: quienes gobiernan no logran cohesionar sus visiones y surgen otras que apelan a la democratización.
  3. Determinantes: aumento de la movilización social, por lo tanto, el régimen es tendiente a las respuestas violentas.

2) Liberalización: la coalición gobernante, entiéndase como las élites, permiten que florezcan figuras críticas al régimen desde la oposición política, sectores sociales y los medios de comunicación comienzan a dejar atrás el control político.  Asimismo, se establecen pactos de negociación entre el gobierno y la oposición para la búsqueda de consensos y con ello evitar un quiebre violento.

Por ejemplo, en España el franquismo apostó por cuadros menos duros para negociar con la oposición y entonces reinstalar a un monarca (Juan Carlos I). En Polonia, la aparición de Lech Walesa y el crecimiento de Solidaridad como una fuerza que desafiaba al Partido Obrero Polaco, lo que dotó de vitalidad al sistema político.

3) Democratización: esta fase es una de las más inestables, puesto que se establecen nuevas reglas para competir en el terreno político, sin embargo, en este punto miembros de la coalición dura autoritaria puede competir en aras de evitar la transición. Esta fase se caracteriza por la liberalización de información, una expansión del pluralismo, hay una expansión de los derechos humanos y se busca el ejercicio libre y secreto del voto.

Ejemplos de esto fueron México en 1996 cuando el entonces Partido Revolucionario Institucional (PRI) ciudadanizó el Instituto Federal Electoral (IFE) y las elecciones comenzaron a organizarse sin intervención del gobierno. En Argentina el triunfo de la Unión Cívica Radical de la mano de Raúl Alfonsín (1983); la llegada de Tancredo Neves en 1985 mediante las primeras elecciones libres, lo que generó el repliegue de la Junta Militar que se hizo con el poder desde 1965.

4) Instauración: identificado como un momento dentro de la democratización o un elemento aparte, dependiente del autor. Esta fase es considerada como el punto de quiebre con el régimen anterior, debido a que los nuevos actores políticos emanados de las urnas convergen con estructuras autoritarias o que se mantienen en otros ámbitos de la vida.

Retomado de la teoría de los clivajes de Stein Rokkan y Seymour Lipset (1965), la cual sostiene que la división de la sociedad genera tensiones, las cuales se traducen en la arena de la competencia electoral. Por otro lado, en la instauración también existen los denominados enclaves autoritarios, concepto acuñado por Manuel Garretón para definir a estructuras que son heredadas del autoritarismo.

Estos enclaves pueden ser legales, constituciones heredadas de las dictaduras como la chilena que nació durante la dictadura de Augusto Pinochet. También pueden ser institucionales como las fuerzas armadas o la propia iglesia católica que durante los gobiernos autoritarios se aliaron con la coalición gobernante. La burocracia quien puede representar una resistencia a los cambios o a un gobierno surgidos de las primeras elecciones democráticas.

5) Consolidación: es la última etapa en la cual la democracia ha conseguido un asentamiento sólido, entendido como los actores respetan las reglas del juego como medio para acceder al poder, se respetan los derechos humanos, el pluralismo es parte de la vida pública, las fuentes de información son variadas y la ciudadanía acepta la democracia como elemento central del régimen y se establecen mecanismos que rechazan el autoritarismo.

Este es el grado más avanzado de la teoría de las transiciones, por ende, el más difícil de alcanzar debido a que pocas naciones alcanzan la consolidación. Sin embargo, países que fueron catalogados como democracias consolidadas, desde la segunda mitad del siglo XXI han demostrado que la consolidación no es sinónimo de rechazo al autoritarismo, por ejemplo, Francia, Reino Unido, Alemania o Estados Unidos, por mencionar algunos.

Sin embargo, la teoría de la transición no solamente debe ser leída como una serie de postulados progresivos para dejar atrás el autoritarismo. La ola de autoritarismos que recorren el mundo y que han surgido en varios países comprueban que las naciones pueden ir de la consolidación democrática a autoritarismo, producto de la erosión institucional y el respaldo de las mayorías. El siglo XXI rompió con el paradigma de la transición como método para vencer el autoritarismo.

En medio de un mundo convulso y seducido por el autoritarismo la Ciencia Política debe ser una ventana para explicar, diagnosticar y comprender los cambios que sufren las diversas naciones. Con este texto, me despido de Círculo Rojo, agradeciendo la participación en este proyecto. Este espacio me permitió publicar mis primeros análisis de México y el mundo, siempre desde una visión objetiva y crítica.

Sebastián Godínez Rivera es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales. Cursó un diplomado en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Fue profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente, es columnista en Latinoamérica21, Politicx y conductor del programa de radio Café, política y algo más.

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