Sebastián Godínez Rivera
El estudio de las élites ha sido para la Ciencia Política uno de los temas fundamentales para entender el Estado, las transiciones a la democracia, los sistemas políticos y los gobiernos. Politólogos de renombres como Wright Mills que escribió La élite del poder; Robert Michels y la ley de hierro de las oligarquías en los partidos políticos; Pareto y la estructura de las élites; o Gaetano Mosca y el control de estas sobre las mayorías.
El abanico de autores y sus estudios es extenso para entender el ejercicio del poder, sin embargo, la élite han estado nuevamente en el centro del debate, al menos en México, debido a una canción de la cantante pop, Belinda y heterocromía. El video se ha vuelto popular por su introducción y ha puesto en el centro del debate los elementos que conforman a este sector reconocido en la realidad, pero poco explorado en los estudios políticos.
El trasfondo de esta canción de acuerdo a varias voces tiene que ver con su noviazgo con Alejandro Bailléres; la crítica versa sobre los gustos y características de la élite económica mexicana. Más allá de la letra y el talento de Belinda pone en el centro del debate los procesos de inclusión y exclusión de la élite; cuando en la letra se menciona “que gatos son, los que visten Loro Piana; que gatos son los que solo juegan golf”. La letra habla de marcas de ropa exclusivas y un deporte que es ajeno a los sectores mayoritarios, pero que está asociado a los dueños de los grandes consorcios.
En la opinión pública se ha comentado que fue la propia élite quien excluyó a Belinda de este círculo debido a su origen artístico; incluso algunos llegaron a mencionar el caso de Silvia Pinal y Emilio Azcárraga Milmo. Una de las características de las élites, es que son excluyentes, ya sean militares, políticas, económicas e intelectuales, las cuales llegan a interseccionarse, pero esto no las convierte en un bloque monolítico. Al contrario cada una de ellas, tiene características que delimitan su poder; la primera de ellas es que cuentan con un abolengo de larga data; cuentan con capital económico; oportunidades intelectuales; y el círculo social es muy reducido.
Como lo han escrito Mosca, Pareto o Mills las élites tienden a abrirse cuando ven a un individuo que puede servir a sus propósitos, es decir, que pueda mantener el equilibrio en esta minoría. Asimismo, el capital cultural es importante porque el conocimiento es algo que delinea a este sector; conocer de autores, idiomas y cultura general es parte de este grupo. A esto se suma que los miembros de la élite provienen de larga data, sus apellidos pueden ser encontrados en los libros de historia y siguen vigentes; en algunos casos estos cambias, porque las élites no pueden vivir anquilosadas, ya que si esto ocurre podrían detonar su fin.
Cabe destacar que muchas veces se confunde a estas élites con los nuevos ricos y no es lo mismo; como lo ha escrito Guadalupe Loaeza en “Las niñas bien” o “Las reinas de polanco” quien se hizo célebre con la frase de “los revolucionarios se bajaron del caballo para subirse al Cadillac”. Es importante hacer esta diferencia, porque el hecho de tener dinero no implica ser parte de la élite en automático; al contrario, Loaeza lo describe como “los nuevos políticos se casaron con la descendencia de familias de abolengo; los políticos prometían mantener el modus vivendi, mientras que la élite aportaba su apellido”.
Los acuerdos entre la política y el dinero son muy antiguos, por ejemplo, Porfirio Díaz, presidente de México durante 31 años no contaba con poder económico, hasta que contrajo nupcias con Carmelita Romero Rubio. Esta unión representó un nuevo ciclo con la burguesía y un refinamiento de las costumbres en la política mexicana. En los años 50 durante el alemanismo, Miguel Alemán se acercó con este grupo y fue el inicio del crecimiento económico de México.
Hemos tenido ejecutivos que no saben gobernar como José López Portillo y Pacheco (1976-1982) pero fue heredero de un apellido de abolengo que data desde los tiempos de la colonia, los Pacheco y Rojas. El poder económico y político se abrazó en México como producto de un acuerdo para el crecimiento y que luego reconfiguró sus ejes con el cambio de proyecto nacional, es decir, la adopción de la liberalización económica.
En otras naciones de cómo se configuran las élites tiene que ver con los procesos históricos y sociales que vivieron. Por ejemplo, en Reino Unido la Familia Real es una élite; en la Cámara de los Lores están representados miembros de la Iglesia Anglicana; terratenientes, baronesas, condesas, etcétera. En otras latitudes, la ruptura del orden establecido mediante revoluciones o golpes de estado ha conllevado a erigir nuevas; la caída del Sha de Irán en 1979; el golpe de estado de Muammar Gaddafi en Libia en 1969; o en la tiranía hereditaria de la familia Al Assad en Siria desde 1971.
La irrupción de líderes autoritarios o militares implica una reconfiguración del poder económico que puede devenir en la extinción de la antigua élite y la construcción de una nueva que rompe con los valores antes mencionados. Sin embargo, también están los ejemplos donde estos grupos logran asociarse con quienes han tomado el poder como en los casos de Argentina y Chile que se asociaron con la élite económica para sostenerse. En ese aspecto. En otros casos como México, los grupos del poder y el dinero se han entrelazado para dar forma a una nación desigual y que ha sufrido cambios que solamente pueden ser sostenidos por los pactos con las élites del país.
El estudio de estos grupos incluso tiene una escuela en la transitología, la rama de la Ciencia Política que estudia las transiciones a la democracia o al autoritarismo. La comprensión de la realidad y de los cambios que se viven en el mundo, se explican a través de los pactos de las élites que capturan e interactúan con el Estado, el gobierno y el sistema político. Ahora con la canción heterocromía, Belinda ha puesto en el centro de la opinión pública un tema que no ha sido ignorado, pero que tampoco ha sido estudiado a profundidad.
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Para DeReporteros