El caso de la menor ultimada a tiros dentro de su hogar en Chalco, el pasado 11 de agosto, indignó a propios y extraños, porque no es el primer caso en que un menor de edad es víctima de esta absurda ola de violencia donde se acabaron los códigos.
Hubo un tiempo en que el principio «ni mujeres, ni niños» o «la familia es sagrada» eran reglas de oro entre los criminales, personas dedicadas al mal, pero había respeto; hoy las balas no distinguen edad, sexo ni posición social.
Así la niña de 12 años que fue una víctima de «narquillos» que llegaron a su casa y dispararon contra ella y otras personas.
Las investigaciones indican que buscaban a un hombre y al no hallarlo acabaron con la vida de ella, porque ya le habían advertido que dejara de vender droga por su cuenta y se alineara con la organización que busca apoderarse de todo el Estado de México.
Derivado del hecho la fiscalía realizó una búsqueda que culminó con la captura de una decena de personas que ya fueron llevadas ante un juez.

