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La corona británica en la encrucijada

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Sebastián Godínez Rivera

Las monarquías que existen en Europa occidental han sido cuestionadas y señaladas de ser vestigios del pasado absolutista. Esto es falso, si bien los monarcas no cuentan con amplias funciones políticas, tienen un papel de estabilidad en el sistema político y aunque su papel es protocolario, estos impiden una deriva autoritaria.

El texto de hoy no tiene que ver con la teoría, sino cómo ésta se ve superada por la realidad. Las monarquías son símbolo de respeto, misticismo y solemnidad, se ven afectadas por los escándalos de sus miembros; sobre todo, en una era donde la tecnología y la comunicación hacen que la información se transporte a través de un clic. El sonado escándalo del Principe Andrés, ha puesto en la encrucijada una vez más a la corona.

El príncipe Andrés ha renunciado a su título de duque de York y a todas las distinciones honoríficas producto de un escándalo sexual. Virginia Giuffre, la mujer que acusó a Andrés de haberla agredido sexualmente cuando era menor y que acabó quitándose la vida el pasado mes de abril. Quien durante años fue el hijo favorito de la difunta Isabel II, hoy ha generado uno de los escándalos más fuertes para la monarquía.

En las monarquías, los hijos de los reyes nacen con el título de príncipes y princesas, sin embargo, este no es renunciable por sí solo. El título sólo puede ser retirado por decisión directa del soberano mediante un documento llamado ‘letters patent’ y este debe ser avalado por el parlamento; Carlos III no lo ha otorgado. La discusión ha llegado a Westminster, algunos legisladores quieren una reforma que permita al rey retirar títulos sin la necesidad del apoyo del parlamento.

Andrés ha estado en medio de la polémica desde 2019 cuando fue señalado de ser amigo del depredador sexual, Jeffrey Epstein. El todavía príncipe defendió su amistad con él, argumentando que no sabía de todo lo que hacía y que solo eran amigos. En 2022,Isabel II le retiró los títulos militares y le prohibió usar el tratamiento de Su Alteza Real. Sin embargo, los señalamientos han detonado una nueva crisis en Buckingham.

Cabe destacar que desde los años ochenta del siglo pasado, el entonces príncipe Andrés y su esposa Sara Ferghuson también fueron objeto de cuestionamientos por su divorcio. Él permanecía lejos de casa bajo el argumento de cumplir con tareas reales, mientras que ella era vista con varios hombres; a pesar de que el divorcio fue amistoso con el resto de la Familia Real, los medios no detuvieron su magnificación.

El duque de York ha sido uno de los personajes más polémicos para la corona, sin embargo, no ha sido el único que generó tensiones en el Reino Unido. La periodista de Vanitatis, Celia Maza ha acuñado el término “el club de los exiliados de Windsor”. En relación a personajes que han generado dolor de cabeza a la familia real y terminan fuera de la escena monárquica.

El primero fue Eduardo VIII quien era rey del país, sin embargo, cuando se enamoró de Wallis Simpson, una divorciada y socialité abdicó al trono. Su historia es conocida como “el rey que abdicó por amor”, pero más allá de eso, este fue excluido de la familia real. En su momento, en los años treinta fue todo un escándalo, vitoreado por la ciudadanía, pero cuestionado por la vieja élite monárquica.

La hermana de la difunta Isabel II, Margarita, también fue un miembro de la realeza que dio mucho de que hablar. Desde lujos excesivos como yates y residencias, pasando por su trato déspota con otros ministros, ciudadanía y hasta personal de apoyo, hasta su mítica historia de amor con el capitán Peter Townsend que fue prohibido por la reina.

Otro miembro que en su momento generó polémica fue el rey Carlos, en ese entonces Príncipe de Gales. Su historia de malos tratos con Lady Diana y las constantes infidelidades con la hoy reina Camila sin duda cimbraron a Windsor. Desde el matrimonio que pretendió ser un cuento de hadas del cual se escondía detrás una serie de malos tratos y rigidez, de acuerdo a los libros que se han escrito sobre ella.

Mientras tanto, Camila Parker Bowles era divorciada y Carlos estaba enamorado de ella, los encuentros extramaritales generaron molestia en la ciudadanía quien lo consideró un maltratador de mujeres. Al parecer, la gente ha olvidado eso y el monarca tiene un amplio respaldo de acuerdo a las encuestas realizadas por medios ingleses, en lo que aparece con 63% y 65% de aprobación.

A pesar de los escándalos reales, la monarquía ha logrado resistir los cambios sociales y políticos. Desde los años cincuenta cuando se transmitió la coronación de Isabel II, la corona comenzó a abrirse cuidadosamente. El documental grabado en 1969, en el cual se mostró cómo vivían los reyes; estos dos eventos impulsados por el Príncipe Felipe Duque de Edimburgo quien vio caer la monarquía en Grecia y consideró que fue por el hermetismo.

Asimismo, la Familia Real resistió la turbulenta y liberal década de los sesenta que se extendió por todo el mundo. Coexistió con la revolución conservadora de Margaret Thatcher. Afrontó los escándalos de la princesa Margarita, los divorcios de tres de sus cuatro hijos, la princesa Ana de Mark Phillips (1992), Carlos de Diana Spencer (1996) y Andrés de Sara Ferguson (1996). En 2005 presenció el matrimonio del actual rey con Camila Parker Bowles.

La corona parece que ha perdido el misticismo de los siglos pasados, hoy muchas personas los ven como personas de carne y hueso (que lo son). Una teoría es que los diversos escándalos protagonizados por varios miembros fue cambiando la percepción de la ciudadanía. Esto no quiere decir que les hayan perdido el respeto, sino que su aura mística se ha eclipsado, aunado a los diversos cambios.

Lo que antes era para la “gente común”, o sea divorcios, fiestas, salir en televisión y enamorarse de alguien que no es de la realeza, han cambiado la forma de ver el mundo. Incluso podría entenderse como una estrategia de resiliencia, es decir, desde la óptica institucional, en este caso la monarquía, todas las instituciones que no se adaptan mueren o pierden su razón de ser.

Sin embargo, el reciente escándalo del Príncipe Andŕes y las voces que piden que abandone Royal Lodge, su residencia en la que habita junto a Sara Ferguson a pesar de estar divorciados. Algunos sectores piden que abandone esta casa, la cual indirectamente es un reconocimiento a su pertenencia a la monarquía. A esto se suman unas acusaciones en  las cuales Andrés, pidió a un escolta que consiguiera información privada de Virginia Giuffre, para desacreditarla.

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