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Acapulco, un pueblo rico y espléndido que hace lujosos regalos a su alcaldesa

Tumbando Caña

Juan Antelmo García Castro

Otra vez envuelta en tremendo escándalo mediático la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, al aceptar públicamente haber recibido ostentoso collar francés valuado en 227 mil pesos de parte del pueblo bueno y sabio…¿Yo que culpa tengo de que haya un pueblo que me ame y me regale cosas?, respondió con ironía López Rodríguez a quienes la criticaron por presumir en días pasados la valiosa gargantilla…”Me lo regalaron.

Y les voy a decir no, no te lo acepto; yo agradezco su amor y cariño del pueblo”, apostilló la controvertida presidenta porteña…En esa dirección, es preciso señalar que la Ley General de Responsabilidades Administrativas establece para los servidores públicos la obligación de abstenerse de exigir, aceptar u obtener dádivas o regalos indebidos con motivo de sus funciones… Además, se considera que aceptar este tipo de obsequios puede derivar en una falta administrativa grave, que puede implicar sanciones como suspensión, inhabilitación o destitución…Incluso, en la esfera penal se vincula con el delito de cohecho a una autoridad que acepta dádivas o regalos en consideración a su función pública, si queda acreditado que el regalo fue para que realice o deje de realizar un acto propio de su cargo…Sin embargo, para que se configure como delito por haber recibido Abelina López el “obsequio popular” de un collar de alto valor, se debe comprobar que éste haya sido ofrecido o aceptado a cambio de que realice o deje de realizar un acto propio de sus funciones. Es decir, que el regalo haya sido “con motivo de sus funciones” o vinculado a ellas…En ese contexto, si se demuestra que el collar fue entregado mientras la alcaldesa ejercía sus funciones y con motivo de esas funciones (en agradecimiento a un contrato, a una adjudicación, a un trato en su administración), podría configurarse el delito de cohecho o al menos una falta administrativa grave…Pero si, por el contrario, el collar fue regalado sin vínculo alguno con su función pública (por ejemplo, como obsequio personal, regalo privado entre amigos, sin contraprestación o expectativa de favor), la situación podría constituir una irregularidad ética o administrativa, pero no necesariamente un delito penal…Aunque el valor elevado del regalo (más de 200 mil pesos) agrava la verdad sospechosa, ya que las normas prevén que los regalos de alto valor pueden presuponer influencia indebida…Por tanto, a confesión de parte, de que supuestamente el pueblo le regaló el collar incómodo, sí podría haber bases para una investigación (administrativa o penal) si se demuestra –reitero- que el collar fue entregado con motivo de su cargo y con la expectativa de obtener o haber obtenido un favor.

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Abelina se hunde más: Ramiro Solorio https://www.facebook.com/share/v/14NtdNtab17/?mibextid=wwXIfr

ÁngelBlanco / www.acapulcopress.com

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