El escenario se ilumina pero toda luz cede ante una sola: la custodia que porta al Santísimo Sacramento colocada en el centro de todo es entonces cuando la multitud guarda silencio y sólo queda Él
Claudia Carrillo
En un tiempo en que el ruido y la prisa dominan el corazón del mundo, Cielo Abierto invita a detenerse, a volver la mirada al altar, donde todo comienza y todo se renueva: el Santísimo Sacramento, presencia real de Jesús entre nosotros.

Desde hace quince años, esta misión católica ha recorrido México y América Latina con un propósito claro: evangelizar a través de la música para adorar al Señor Eucaristía. En cada escenario, la luz, el sonido y la voz humana se rinden ante la verdadera Luz que brota del Pan Consagrado.
No es un concierto más. Cielo Abierto es un acto de fe, un encuentro donde miles de personas se reúnen no para mirar un espectáculo, sino para mirar a Cristo vivo en la Eucaristía. La música se convierte en incienso, el canto en oración, y el silencio final en la respuesta más profunda del alma: adoración.
Este 2025, la misión esta celebrando su 15.º aniversario en el marco del Año Jubilar de la Esperanza convocado por el Papa Francisco. Cada noche de adoración busca recordar que la esperanza tiene un nombre y una presencia: Jesús Sacramentado. En medio de un mundo que busca consuelo, Él permanece, silencioso y cercano, esperando corazones dispuestos a amarle.
Después de un gira a lo largo de la República Mexicana, Cielo Abierto culmina las grandes noches de adoración de este año el próximo 15 de Noviembre de 2025 en el Estadio de Béisbolde Delicias, Chihuahua México bajo el lema “Esperanza”. En dias anteriores, Cielo Abierto recorrió catorce parroquias del país con noches septiembre, y tuvo dos majestuosa presentaciones en el Auditorio Nacional.
En cada ciudad, las voces se unen y los rostros se inclinan. El escenario se ilumina, pero toda luz cede ante una sola: la custodia que porta al Santísimo Sacramento, colocada en el centro de todo. Es entonces cuando la multitud guarda silencio, y sólo queda Él.

Cielo Abierto ha demostrado que la música puede ser una forma de adoración, una ofrenda que nace del amor y conduce al encuentro. Sus organizadores lo resumen así: “No queremos que nos escuchen, queremos que lo miren a Él”.
Porque no hay arte más elevado que aquel que se postra ante su Creador.
Y cuando el Santísimo se hace el centro, cuando el canto se convierte en oración y la mirada se fija en Jesús Eucaristía, el cielo verdaderamente se abre.

Así al final de cada presentación los aplausos que se escuchan no son a la agrupación Cielo Abierto, si no a la Gloria de Dios.Cabe destacar que los conciertos son totalmente gratuitos y se encuentran en sus redes sociales como @Cielo Abierto.
Fotos: Claudia Carrillo

