Claudia Carrillo
El campo poblano está viviendo días de esos que huelen a tierra mojada, a cosecha nueva y a esperanza fresca. Ayer, el gobernador Alejandro Armenta presentó acciones que están moviendo al estado como un viento bueno: inversiones reales, tecnología que ya pisa surco y un mensaje claro para quienes trabajan la tierra desde antes del amanecer.
La noticia grande cayó como lluvia: 1,600 millones de pesos para impulsar el campo. No es solo un presupuesto, es un empujón directo a la vida diaria de miles de familias rurales. Estos recursos se van a donde más hacen falta: mecanización, riego, sanidad, tecnología y apoyos directos. Un paquete completo para que Puebla produzca más, mejor y con orgullo.
El momento más celebrado fue la entrega de 27 módulos de maquinaria, con 54 tractores que ya parecen listos para rugir sobre las parcelas. Para muchos productores, es como ver llegar un aliado nuevo al campo. A esto dijo se suman los drones de última generación, casi como “colibríes tecnológicos”, que sobrevolarán cultivos para cuidar el agua, vigilar el crecimiento y combatir plagas. El gobernador dijo que esto podría elevar la producción hasta en 20 %, y los productores lo recibieron con esperanza.
El agua, siempre tan querida y tan peleada, también aseguro Armenta, esta recibiendo atención. Con 70 millones de pesos, se instalarán 121 reservorios de un millón de litros cada uno, equipados con paneles solares y riego por goteo. Una infraestructura que, vista desde arriba, será como un collar de espejos de agua para proteger las cosechas en tiempos de sequía.
La sanidad agroalimentaria también fue reforzada con 103 millones de pesos para asegurar cultivos sanos, fuertes y listos para competir en el mercado. Desde los granos básicos hasta los cítricos, pasando por los cultivos estrella del estado, esta inversión significa que lo que Puebla produce, Puebla lo defiende.
Y en medio de toda esta energía positiva, hicieron brillar dos orgullos profundamente poblanos:
El Café 5 de Mayo, aroma que nace en las sierras y se convierte en uno de los solubles más importantes del país, llevando el sabor de Puebla hasta otras fronteras. Y las Nochebuenas de Atlixco, que cada invierno encienden los invernaderos como si fueran miles de pequeñas fogatas rojas, listas para alegrar los hogares de México entero. Son tradiciones vivas, cadenas productivas fuertes y ejemplos del talento de manos campesinas que saben lo que es trabajar con amor.
En su mensaje, Armenta destacó que todo este esfuerzo tiene un rumbo claro: que las familias del campo vivan mejor. Habló del papel esencial de las mujeres rurales, que muchas veces cargan el campo y el hogar al mismo tiempo, y aseguró que los programas incluyen apoyos especialmente pensados para ellas.
Hoy, Puebla florece de verdad: florece en sus parcelas, en sus mujeres y hombres del campo, en sus invernaderos, en sus cafetales y en cada esfuerzo que se riega con trabajo. Cuando el campo avanza, avanza el estado entero. Con ello se aseguró que Puebla está demostrando que sabe florecer… y florecer bonito.