Claudia Carrillo
México está por vivir uno de los momentos más importantes de su historia reciente. El Mundial está cada vez más cerca y, con él, la posibilidad de que el país muestre al mundo no solo su pasión por el fútbol, sino la fuerza de su gente, su talento y su espíritu emprendedor.
De acuerdo con información compartida por el Dr. Octavio de la Torre de Stéffano, presidente de CONCANACO SERVYTUR México, el Mundial representa una coyuntura única para que la derrama económica del evento deportivo más importante del planeta no se concentre en unos cuantos, sino que llegue al comercio formal, a los negocios familiares y a las comunidades locales.
Más allá de los estadios y los reflectores, el verdadero impacto del Mundial puede sentirse en los mercados, en las fondas, en los pequeños comercios, en los prestadores de servicios y en las familias que todos los días trabajan para salir adelante. Bajo esta visión surge el proyecto Un Mundial Muy Mexicano, una estrategia nacional que busca que esta gran fiesta deportiva se traduzca en desarrollo económico real para México.
Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey serán sedes mundialistas, mientras que Puebla, Querétaro, Pachuca, Cancún, Tijuana, Toluca y Torreón fungirán como centros de entrenamiento. Este alcance territorial abre una oportunidad sin precedentes para el turismo, el consumo, los servicios y la generación de empleo, pero también plantea el reto de una coordinación ordenada para que los beneficios se distribuyan de manera equitativa.
El Dr. Octavio de la Torre de Stéffano ha señalado que este proyecto se basa en reglas claras, trabajo conjunto y una visión de largo plazo, sumando a cámaras empresariales, gobiernos y sector privado. A través de programas como Viernes Muy Mexicano y AGER G32, se impulsa el consumo local, la capacitación y la formalidad, fortaleciendo la competitividad de los negocios familiares antes, durante y después del Mundial.
Un Mundial Muy Mexicano también es una invitación a mostrar lo mejor del país: ciudades ordenadas y hospitalarias, atención cálida al visitante, gastronomía, cultura y tradiciones que reflejan la identidad de México ante el mundo. La meta no es solo recibir turistas, sino dejar un legado de certidumbre, crecimiento y fortalecimiento del mercado interno.
“El Mundial pasa por los estadios, pero también por los negocios que sostienen a las familias mexicanas”, ha reiterado el dirigente empresarial, subrayando que el verdadero triunfo no se mide únicamente en goles, sino en bienestar compartido.
México está listo para recibir al mundo con los brazos abiertos. El desafío ahora es lograr que, cuando termine el último partido, el impacto positivo permanezca en las calles, en los comercios y en los hogares del país. Porque cuando el fútbol se encuentra con el trabajo, la identidad y el orgullo de su gente, el resultado solo puede ser uno: un Mundial auténticamente mexicano.
Fotos: Cortesía
