Metropoli

Ciclovía en Tlalpan desplaza a trabajadoras sexuales rumbo al Mundial 2026

Ciclovía en Tlalpan desplaza a trabajadoras sexuales rumbo al Mundial 2026

Ciudad de México, a 16 de diciembre de 2025. En el marco del Día Internacional por el Fin de la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales, que se conmemora cada 17 de diciembre, Tejiendo Pueblos, grupo cívico que desde 2020 acompaña y apoya a trabajadoras sexuales en CDMX, busca visibilizar una problemática que permanece fuera de la conversación pública: el impacto directo que la construcción de la ciclovía sobre Calzada de Tlalpan ha tenido en la vida y el trabajo de decenas de trabajadoras sexuales independientes tanto trans como cis.

 

Desde el inicio de la obra, las trabajadoras sexuales que históricamente han ejercido su labor en esta vialidad han visto reducidos drásticamente sus ingresos; perdido puntos de trabajo consolidados durante años; y han quedado expuestas a mayores riesgos. De acuerdo con un censo realizado por Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez, algunas mujeres reportan caídas de hasta el 70% en sus ingresos desde que comenzaron las obras.

 

En ese contexto, Sofía, trabajadora sexual trans desde hace 25 años, explica que el impacto ha sido generalizado: “No nada más es a mí, nos afectó a todas, desde trabajadoras sexuales jóvenes hasta mayores”. Afirma que, con las obras, hay días en los que no logra conseguir ningún cliente, lo que la llevó a tomar decisiones extremas para sostener a su familia: “Empezaron a haber días que no me hacía ni un cliente. Hace tres semanas tuve que buscarle por otro lado y me vine a León, Guanajuato, porque mi mamá depende de mí y está enferma”.

 

A pesar de las mesas de diálogo sostenidas con autoridades, señala que las promesas no se han traducido en apoyos reales: “Ningún apoyo de los que hablamos con el gobierno han cumplido; ni despensas ni lo del seguro de desempleo”.

 

Rosa, trabajadora sexual cis desde hace casi 20 años comparte como la obra no solo redujo la clientela, sino que empeoró las condiciones: “Si de por sí, para una trabajadora sexual de 55 años ya es difícil, imagínate con esto de las obras, con los escombros, la arena y la gravilla”. También explica que ahora se ve obligada a extender su jornada, esperando a que el tráfico disminuya para poder trabajar con un mínimo de seguridad: “Me tengo que quedar más tarde, porque ya cuando baja el tráfico es cuando los carros se pueden parar sin que les estén pitando”.

 

Respecto a los apoyos anunciados por las autoridades, es clara: “Ninguno. Yo pienso que el gobierno debería acercarse a las que ya estamos mayores y darnos algún apoyo, el que sea”. La situación cobra especial relevancia rumbo al Mundial 2026, un megaevento que suele venir acompañado de procesos de “ordenamiento” del espacio público. Para Sofía, aunque en reuniones con autoridades se les aseguró que no serían desplazadas, persiste la desconfianza: “Nos dijeron que no nos moverían de nuestros lugares, pero dudamos de sus intenciones”.

 

Rosa, por su parte, cuestiona si estas obras responden realmente al bienestar de la población o a la imagen de la ciudad: “Quién sabe si beneficie a alguien o solo sea para que los turistas vean bonitas las calles para ese mentado mundial”.

 

Casos como el de Calzada de Tlalpan evidencian que no puede hablarse de una ciudad incluyente mientras el desarrollo urbano se construye a costa del sustento y la seguridad de mujeres históricamente marginadas. Las trabajadoras sexuales no piden privilegios: piden que se les deje trabajar, que se les escuche y que se les reconozca como parte de la ciudadanía. Porque no hay celebración posible si el progreso avanza dejando atrás a quienes han sido sistemáticamente ignoradas.

Clic para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Arriba