DE REPORTEROS

En la actualidad, en México 6.4 millones de niños, niñas y jóvenes no asisten a la escuela. El bienestar requiere igualdad en el acceso, permanencia y calidad.

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Enseñanza pública de calidad para el bienestar

Se tiene el mismo reto del siglo pasado: acabar con la desigualdad educativa y hacer de la enseñanza pública la palanca de desarrollo de la nación. A partir del 2018 el paradigma cambió: las “recomendaciones” de los organismos internacionales dejaron de ser la directriz y se tiene, ahora, una estrategia mexicana.

En general, más allá de las ideologías, la escuela debe dotar al alumno de los conocimientos, habilidades y destrezas necesarias para su desarrollo, así como para transformar su entorno, lo cual se traduce en el desarrollo económico y social de la nación.

Por décadas se aceptaron los designios de los organismos internacionales, pero el reto no fue superado. Ahora se explora una nueva ruta.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) presentó un panorama general de los obstáculos educativos para los estudiantes, así como algunas propuestas para cerrarlas: México necesita un sistema educativo que genere en sus estudiantes las habilidades necesarias para el futuro, pero también uno que garantice la igualdad educativa en términos de acceso, permanencia y calidad en el país, apunta.

“En México hay 34.8 millones de niños, niñas y jóvenes entre tres y 18 años que, por su edad, deberían asistir a la educación obligatoria. De ellos, 6.4 millones no asisten a la escuela (18%). La mitad de los estudiantes que no logran acceder a la educación formal pertenecen a algún grupo desfavorecido, tales como las comunidades indígenas, personas con discapacidad, población rural y afrodescendiente”.

El IMCO apunta que, solo uno de cada tres jóvenes que inició la primaria logrará llegar a la universidad, sin embargo, esta cifra se reduce a cuatro de cada 100 entre las personas con discapacidad y a tres de cada 100 de aquellos que hablan alguna lengua indígena.

Insistimos en la necesidad de romper el círculo vicioso de pobreza-ignorancia.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señaló en 2020 que uno de cada 10 mexicanos en educación obligatoria está en rezago educativo, es decir, que su nivel escolar no corresponde al que deberían tener de acuerdo con su edad. Factores como el nivel socioeconómico, la plantilla y capacitación docente, así como el acceso a una mayor conectividad pueden influir en la calidad educativa que reciben los estudiantes.

Las becas y otros apoyos implementados en los seis años recientes, a nivel federal, son un elemento para superar el reto, pero hacen falta otros fundamentales, como programas para reforzar y actualizar la planta docente, así como, mejorar la infraestructura en los planteles educativos.

Textualmente hay que decirlo: Se establece que, “una educación de calidad implica preparar a los estudiantes de manera integral y dotarlos de las herramientas necesarias para enfrentar el mercado laboral. La calidad educativa es la suma de elementos como la infraestructura escolar, los recursos didácticos, la suficiencia de los docentes, y los logros educativos, que da como resultado mejores rendimientos académicos y se mide a través del aprovechamiento académico de los estudiantes”, como se ha dicho en este espacio por sexenios.

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