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Keir Starmer el camaleón laborista

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Sebastián Godínez Rivera

El Primer Ministro del Reino Unido, Keir Starmer hizo campaña con una agenda de propuestas que apelaban al progresismo como reducir la carga fiscal a la ciudadanía, la inclusión, energías limpias, crear una economía estable e invertir más en la educación.

Temas que históricamente se han asociado al laborismo, no obstante, ha habido un giro en el tema de la inmigración el cual ha generado tensión para el jefe de gobierno.

En la página web del laborismo este tema descansaba sobre tres principales:

1) la creación de un nuevo comando de seguridad con personal especializado.

2) coordinación con la Unión Europea en tiempo real.

3) eficientar el sistema de asilo para los inmigrantes.

Todas las ideas mencionadas con antelación estaban dirigidas a dar solución a las ocurrencias del Partido Conservador, según ellos.

Lo cierto es que el panorama político está cambiando y tras la derrota del 4 de julio de los tories y la consolidación de los laboristas con una amplia mayoría, el sistema electoral y las preferencias han cambiado. Al parecer, la designación de Kemi Badenoch como nueva lideresa de los conservadores no despierta emoción en la ciudadanía; pero Nigel Farage y Reform UK están despertando simpatías entre los ingleses.

Farage y su partido han tenido que construir un camino en el mediano plazo, desde que militaba en el partido del Brexit, logró que el entonces Partido Conservador optara por un Primer Ministro con tintes populistas y nacionalistas como Boris Johnson. Es decir, este personaje de larga militancia conservadora ante el ascenso de los radicales adoptó un discurso agresivo contra la Unión Europea, consolidó la salida del Reino Unido de esta y se convirtió en el hombre fuerte de esa nación.


Sin embargo, politólogos como Cas Mudde han estudiado que ante escenarios donde partidos radicales están creciendo frente a las derechas tradicionales, hay liderazgos que pueden adoptar estas posturas, pero esto no los hace populistas. Con Johnson pasó y esto frenó el ascenso de Reform UK y de Farage que señalaban a al inmigración como el gran problema para el país.


Reform UK ha venido creciendo en la opinión pública y de acuerdo a sondeos hechos por Yougov, se encuentran con una intención del voto de 25% y 27% superando a los conservadores y los laboristas. A esto se suma que ha ganado algunos distritos en todo el reino que históricamente pertenecían a los conservadores y laboristas lo cual ha encendido alertas para ambos partidos. Cabe destacar que su posición en las preferencias no es definitiva, pero es una radiografía del momento político, lo que se traduce en que en la sociedad inglesa existe un malestar con los institutos políticos tradicionales.

Ahora bien, ante su crecimiento el Primer Ministro ha tenido que hacer ajustes sobre todo en el tema migratorio y cambiar su estrategia. Es decir, Starmer en estas últimas semanas ha pasado de querer un trato amable con los inmigrantes y todos los que llegan a buscar refugio a un discurso marcado en el cual señaló que “Reino Unido lleva camino de convertirse en una “isla de forasteros”, anunció el fin del “el experimento de fronteras abiertas” y ha asegurado que no hay nada más laborista que “recuperar el control” de esasfronteras.

Basta con leer esas líneas para comprobar que Starmer buscará cambiar la percepción de la ciudadanía sobre su política de asilo. Esto es muestra, no de un populista disfrazado de socialdemócrata, sino de cómo el ascenso de los radicales hace que personajes del establishment cambien de discurso para sus audiencias, por ende sus políticas, como resultado de la preocupación y la popularización de Reform UK. Sobre todo, porque son los votantes laboristas quienes se están viendo influenciados por los discursos xenófobos y nacionalistas de Farage.

Lo cual tampoco es nuevo y habla de un proceso de desencanto con la izquierda, como lo destaca Thomas Pikkety en su libro Capital e Ideología cuando explica que la erosión de los votantes duros de la izquierda y la derecha se deben a que ya no hay una ideología de por medio. El economista francés, ejemplifica con los socialdemócratas alemanes y los laboristas que desde los años noventa se han mimetizado con los conservadores impulsado el libre mercado, la desregulación económica y la globalización, lo que ya no los hace una opción política o alternativa.

El caso que se ha expuesto es muestra de la explicación de Piketty, porque las clases trabajadores que antes votaban por el laborismo, hoy están optando por derechas radicales.


Lo que ha llevado a que el Primer Ministro opte por un endurecimiento de políticas que satisfagan a los sectores que se sienten amenazados por la inmigración y con ello arrebate votantes a Reform Uk.

Empero, sus decisiones también pueden pasarle un costo político que comienza a asomarse,las organizaciones de ayuda a los refugiados y voces autorizadas de la izquierd
han criticado con dureza el discurso de Starmer. Incluso lo han comparado con aquel del conservador Enoch Powell que agitó la violencia racista en los sesenta. El miedo de perder electores es lo que está moviendo a los laboristas quienes no encuentran una forma de bloquear a Reform Uk.


Starmer se ha convertido en un camaleón, reptil que cambia de colores para mimetizarse con su entorno y protegerse. Antes de las elecciones se pintó de rosa para separarse de su antecesor, el populistas Jeremy Crobin. Con su victoria del 4 de julio llegó al 10 de Downing Street pintado de rojo, defendiendo la socialdemocracia y la tolerancia en el Reino Unido; pero tras las derrotas electorales ha querido pintarse de azul cielo (color de Reform UK) y con ello apostar con el cierre de fronteras en aras de retener votantes.

La única certeza es que el cambio de color no siempre funciona y esto puede generar consecuencias en su liderazgo dentro del mismo laborismo y en su electorado que optó por un gobierno socialdemócrata. Asimismo, esto podría llevar a los laboristas a posiciones más derechistas con el objetivo de no perder credibilidad ante la audiencia. Starmer debe calcular los cambios que está haciendo y entender que estos no siempre dan frutos.

El espejo del radicalismo, la asociación o mimetización de la izquierda está enfrente del Reino Unido. El entonces canciller alemán Olaf Scholz optó por endurecer el control migratorio; la izquierda en Francia pierde terreno frente a Rassemblement National y en

Finlandia la izquierda se ha coaligado con el Partido del Centro de corte populista agrario y el Partido del Progreso de derecha radical.

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