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Laboristas, conservadores y ¿Reform Uk?

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Sebastián Godínez Rivera

El politólogo Arendt Lijphart catalogó al Reino Unido como un sistema bipartidista perfecto, es decir el poder se disputa entre dos institutos políticos, uno pierde y el otro consigue la mayoría. El estudioso de los partidos nunca negó la existencia de otros partidos pequeños, sin embargo, estos no ponían en duda el dominio del Partido Laboristas y el Partido Conservador.

Esto se postuló en la segunda mitad del siglo XX, sin embargo, las sociedades y las preferencias cambian al punto que el bipartidismo perfecto podría sufrir una ruptura en la segunda década del siglo XX. La derrota estrepitosa que sufrieron los conservadores el 4 de julio de 2024 frente a los Laboristas sólo fue la materialización del desgaste de un instituto político que gobernó desde 2010 hasta 2024 a través de cinco primeros ministros.

Por otro lado, el triunfo de los laboristas fue leído como la configuración del malestar con los primeros derivados de la mala gestión de la pandemia de Covid–19, el aumento del costo de vida y las consecuencias del Brexit. Sir Keir Starmer fue investido Primer Ministro, sin embargo, el aura de victoria le duró poco al enfrentar la realidad: un déficit comercial en el Reino Unido, las posiciones agresivas de Trump con los ingleses, el ascenso de la derecha radical y una Unión Europea que amenaza con su desmembramiento.

Los laboristas han sufrido un desgaste propio del ejercicio del poder, mientras que los conservadores a pesar de haber elegido a Keimi Badenoch como lideresa de su partido aspiraban a la renovación a través de un perfil radical, esto no fue así. La oposición ha figurado por su incapacidad de recuperarse y tener triunfos electorales; además, los laboristas comienzan a sufrir los estragos como lo muestran los comicios de Runcorn y Helsby, en el noroeste de Inglaterra, donde la candidata de dicho partido perdió ante la derechista de Reform UK.

Este último, es el partido que comenzaría a dar dolores de cabeza a los institutos tradicionales, pues si bien aún es apresurado para asegurar su crecimiento, lo cierto es que su líder, Nigel Farage se ha catapultado ante la opinión pública. Desde 2015 Farage formó parte del denominado Partido del Brexit, con el cual movilizó votos para que Reino Unido saliera de la Unión Europea.

Sin embargo, rompió con este y fundó Reform UK, el cual puede ser catalogado como un partido personalista, es decir, hay un liderazgo que maneja la vida interna a través de su carisma. Además, en el espectro político está catalogado como de ultraderecha, lo cual es erróneo; de acuerdo a las tipologías de Cas Mudde, este partido corresponde más a una derecha radical que a un movimiento fascista.

Las razones son las siguientes, los partidos de ultraderecha se extinguieron durante la posguerra en los años cincuenta del siglo XX. Sin embargo, hubo cambios en sus estructuras y liderazgos que neutralizaron la semilla ultraderechista y transitaron a partidos radicales. Una diferencia importante es que Reform UK denuncia el neoliberalismo y la Unión Europea, o sea es euroescéptica; pregona que Reino Unido sea solo para los ingleses y no los inmigrantes ilegales; y se basa en el populismo discursivo para atraer votantes.

Empero, en el último año ha conseguido ampliar su intención del voto de acuerdo a páginas como Govern.UK, que se dedica a medir el respaldo a los partidos. En su última encuesta  de abril de 2025 se encontró que los laboristas tienen 30% de intención, los conservadores 20% y Reforma UK 20%. Es pertinente señalar que las encuestas no son herramientas absolutas, pero sí muestran una radiografía del momento y deben ser tomadas como tal.

Ahora bien, derivado de estos sondeos Farage ha redoblado los esfuerzos para convencer seguidores y los ha conseguido de ambos partidos, conservadores y laboristas. De los primeros porque ha prometido encabezar un gobierno que vele por los ingleses y defienda su economía aunado a explotar el discurso antimigratorio. Mientras que votantes laboristas se han visto seducidos por la propuesta que devolvería a todos los pensionistas la ayuda para pagar las facturas del gas y la electricidad en el invierno y eliminaría la restricción a que las familias con más de dos hijos puedan obtener subsidios adicionales del Estado.

Reform UK se ha nutrido de posibles electores de ambos bandos, pero esto se debe a otros elementos como la crisis de los partidos, el ascenso de las posturas iliberales y el descontento con las izquierdas y derechas moderadas. De acuerdo a Thomas Piketty la aparición de líderes nativistas se debe a la crisis del capitalismo y de los sistemas políticos.

Por ejemplo, los institutos políticos progresistas cambiaron su conformación y audiencias, es decir, los laboristas del Reino Unido que surgieron en los albores de los 1900 ya no defendían a la clase trabajadora; los socialistas en Francia se acercaron a la intelectualidad y la burguesía; en Alemania los socialdemócratas optaron por abrazar el libre mercado; y en Estados Unidos los demócratas hicieron a un lado a sus votantes cautivos. Estos fueron algunos de los ejemplos que Piketty retoma y analiza; puesto que las derechas comenzaron a atraer a los electores desencantados.

Ahora bien, para entender el ensanchamiento de los partidos derechistas y el debilitamiento de los izquierdistas, el autor menciona que con discursos segregacionistas y agresivos, ciertos personajes logran captar el voto de las clases populares. En Estados Unidos, desde Richard Nixon hasta Donald Trump han atacado el estado de bienestar, los programas sociales y señalan de ociosidad a los afroamericanos; con estas afirmaciones que no son necesariamente ciertas, han logrado fortalecer su posición electoral, a pesar de las polémicas posturas y la tolerancia a grupos que pretenden excluir a ciertas personas de la toma de decisiones.

La historia no es distinta en Europa, puesto que los partidos nacionalistas de derecha han cobrado gran relevancia en el tablero electoral. Derivado de las grandes migraciones, el estancamiento económico y discursos virulentos sobre recobrar la identidad nacional han permeado en los europeos, traduciéndose en votos. Políticos como Marine Le Pen en Francia, Geert Wilders en Países Bajos, Alternativa por Alemania en tierras germánicas o Reform UK en Reino Unido han prometido devolver la grandeza a sus países.

A pesar de que el tema de la grandeza puede estar lleno de significados vacíos, es decir, elementos abstractos, este si permea en la mente de los electores. Los votantes aspiran a un pasado glorioso como los imperios de ultramar que tuvieron, un desarrollo económico formidable y movilidad social. La disputa por el poder dejó de ser entre proyectos políticos y se convirtió en una democracia de audiencias como estableció Bernard Manin, es decir, el candidato tenía mayor peso que las ideas que defendiera. Farage y Reform UK despiertan emociones en la ciudadanía debido a la crisis del liberalismo y modelo económico de libre mercado, sin embargo, esto no puede ser leído como un hecho escrito en piedra. Al contrario, el entorno político es cambiante y el panorama no es estático; lo cierto, es que tampoco debe ignorarse el ascenso de este personaje que ha convencido a posibles votantes en pos de fortalecer su proyecto y romper con el bipartidismo británico.

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