Mérida, Yucatán.- El documental El charro de Toluquilla inició su corrida festivalera con pie derecho y es que con tan sólo dos meses de su estreno mundial, ya se contempla su llegada a Europa.
“Estamos buscando distribuidor y agente de ventas, pero ya tenemos listo el estreno en un festival de Europa, aunque no puedo decir el nombre”, comentó en entrevista su director José Villalobos Romero.
Desde marzo pasado esta producción mexicana ha estado presente en tres encuentros cinematográficos: el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG); el Festival de Cine de Tribeca, en Nueva York; y, actualmente en el Festival Internacional de Cine de Mérida y Yucatán (FICMY).
El recorrido del documental también contempla América del Sur y los continentes Asia, África y Oceanía como “estrategia mundial de festivales con el propósito de buscar distribución en todas partes”.
Villalobos asegura que no se ha dado cuenta realmente sobre lo que está sucediendo con esta historia. Lo cierto es que obtuvo el premio del público en Guadalajara, además de haber tenido una recepción positiva en Nueva York.
“El público neoyorquino es muy diverso, tiene todos los matices de personas. Estaban emocionados porque lo que vieron durante 90 minutos les provocó ciertas sensaciones y al ver al charro en persona fue una gran sorpresa”, dijo el cineasta tapatío.
El documental, filmado en locaciones de Tlaquepaque y Guadalajara, cuenta una parte de la vida de Jaime García Domínguez, un cantante de mariachi que se contagia con el virus del VIH. Narra el proceso de maduración que enfrenta Jaime al tener que decidir entre seguir con este estilo de vida o convertirse en un padre de familia.
Durante una de las funciones en el FICMY, «El charro de Toluquilla» tuvo oportunidad de dialogar con el público yucateco, que mostró interés sobre su amor por la vida a pesar de las adversidades.
“Es una película para la gente y que le gusta al público en general. Yo no esperaba eso”, concluye José Villalobos sobre El charro de Toluquilla, cinta que también se hizo acreedora al premio al mejor documental iberoamericano en el FICG.