Cultura

Buscan universitarios rescatar y preservar juegos autóctonos

En la ENES Morelia se busca analizar, investigar, rescatar y promover estas artes y tradiciones lúdicas, tangibles e intangibles, como parte de nuestro patrimonio cultural

El deporte y los juegos autóctonos tradicionales mexicanos son una importante fuente generadora de vínculos comunitarios y de amistad. Promueven el sano esparcimiento y competencia de habilidades entre los individuos, liberan estrés, alegran, generan pasiones, entretienen y desarrollan capacidades cognitivas como la memoria, la concentración, así como el uso de estrategias o destrezas físicas y mentales.

En México se cuenta con múltiples variantes de juegos y competencias para niños, tanto físicos y de estrategia, como nemotécnicos, o bien el clásico juego de la pelota (purépecha, de guerrero, mixteca, tarahumara y de Sinaloa), los juegos de azar, habilidad técnica (en algunos casos) y destreza mental (purépecha, nahuas, tarahumaras, kumiai, papai y mayas), afirmó Alejandro Olmos Curiel, profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad Morelia de la UNAM.

Al hablar sobre el proyecto “Tradiciones lúdicas”, indicó que el propósito es analizar, investigar, rescatar, promover y difundir estas artes tangibles e intangibles como parte de nuestro patrimonio cultural nacional.

En el caso concreto de Michoacán, los niños aún juegan peleche, gato, canicas, balero y rayuela, entre otros. También, las personas de cualquier sexo y edad practican las pelotas de trapo, de piedra, de fuego y tarasca.

Además, añadió, se realizan juegos de azar y destreza mental muy arraigados, como el Tembeni Iumu, entre las comunidades de la Ciénega de Zacapu; el K’uilichi Ch’anakua, en la meseta tarasca; o el Palillo, en Zinapécuaro.

El especialista en arte prehispánico en México explicó que las tradiciones lúdicas son el conjunto de costumbres y prácticas sociales en torno a actividades de libre esparcimiento, previamente reglamentadas, y en torno a las cuales existen creencias, mitos y valores, así como evidencias materiales arqueológicas, históricas y etnográficas.

Las comunidades indígenas son las principales promotoras de estos juegos y tradiciones lúdicas y si bien en algunos casos existen algunos en peligro de desaparecer, cada vez más se reafirma su arraigo, subrayó.

En esta labor de preservación también participan instituciones educativas como la UNAM, a través de investigaciones; entidades gubernamentales que dan apoyo económico para llevar a cabo torneos y asociaciones civiles, como la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Tradicionales A.C., quienes organizan campeonatos nacionales.

El proyecto

“Generamos una base de datos para registrar las reglas de juego, investigar evidencias arqueológicas relacionadas, fuentes documentales, realizar analogías etnohistóricas y etnográficas, así como cursos y talleres entre estudiantes, abiertos al público en general”, comentó.

“También nos dedicamos a la producción artesanal de tableros y palillos, para el caso de juegos de azar y destreza mental, y contemplamos incluso la creación de bastones y pelotas para practicar en nuestras instalaciones el tradicional uarukua” (‘pelota de trapo y fuego’), subrayó.

“Nos proponemos concretar publicaciones académicas, enlaces interinstitucionales y de vinculación comunitaria para la generación de proyectos de bien común y para la vida académica de la ENES Morelia”, subrayó.

Olmos Curiel comentó que el proyecto lo realiza en conjunto con el académico Félix Lerma, dentro del Laboratorio de Historia del Arte, y que esta investigación se vincula con otras dos denominadas “Materiales didácticos” (creaciones nuevas) y “Arqueología experimental” (recreaciones).

Hasta ahora, apuntó, hemos identificado más de 40 piedras grabadas en Michoacán con este tipo de juegos de azar y destreza mental, así como su representación en distintos códices mixteco-zapotecos y varias descripciones de cronistas durante la época colonial.

De igual manera, hemos contrastado el caso del K’uilichi Ch’anakua con otra clase de juegos similares como el Tambeni Iumu, el Patolli (mexica) y el Bull (maya). De todos estos hemos identificado relaciones con el sistema calendárico mesoamericano, así como implicaciones cosmogónicas y arqueoastronómicas, concluyó.

Arriba