Columnas

La fé y el respeto

Durante mucho tiempo juzgue severamente las creencias de mis padres, creo que en el peor de los casos a la edad de 23 años hasta utilice sarcasmos en torno a su religión, situación que hoy reconozco lejos de hacerme “mas sabia”, solo reflejaba la persona hostil e intolerante que pude llegar a ser. Hoy con Leonora bajo mi crianza, me doy cuenta de que jamás me gustaría ver a Leonora lastimándome de tal forma como yo lo hice con mis padres.

 

Mi papá ha externado desde hace años su devoción a la Virgen de Guadalupe, un símbolo novohispano de la identidad mexicana, amado y venerado por millones en este país, repudiado por una minoría. Para mi padre grandes milagros le ha obrado la morena del Tepeyac, incluso para el ella me salvo la vida a los 8 años cuando fui atropellada, para muchos mi padre seria un hombre “ignorante”, por creer en algo para ellos inexistente, algo así me pasaba hace años, hoy con Leo me arrepiento de juzgar y no respetar pues justo La Virgen de Guadalupe existente o no es parte de la diversidad religiosa de este país, y no hay nada mas aberrante que generarnos juicios respecto a situaciones que representan algo sagrado para otras personas.

Hace unos días Leo me preguntaba si Dios existía y si Él tenia mamá, yo me avoque a bromearla y decirle: “bueno sí creo que Dios existe y también creo que al menos tiene mas madre que muchos de nosotros”, Leonora solo me observo y me dijo: “Mamá Dios si existe y sí tiene mamá porque yo la conozco, es la señora que tiene la cortina verde en su cabeza”. Yo no sé de donde ella retomo ese antecedente pues debo reconocer que en temas “divinos”, no he tenido comunicación alguna con Leo ya que ni yo tengo una fe cimentada en nadie, tal vez de ahí parte mi desequilibrio emocional, por dar un término.

 

Hoy es 12 de diciembre y a diferencia de hace años deseo trabajar en mi tolerancia, en mi humildad y sobre todo en el respeto, aquel que hace años no tuve y que hoy reconozco es parte de la humildad y de no querer tener una respuesta a todo, querer ser el dueño de la verdad y de valorar las creencias y opiniones ajenas, hoy a Leonora le diría que no hay prudencia ni honor en a burla, y que a pesar de que es verdad que los españoles llegaron a inculcar creencias para muchos absurdas, debemos respetar sobre todo lo que sus ancestros han sentido en su alma.

Mi abuela paterna ya falleció, sin embargo, su Virgen de Guadalupe sigue intacta, su abuela materna del padre de Leonora, conserva sus imágenes, entre ellas una virgen de Guadalupe como algunos de sus tesoros mas preciados, mi abuela materna cada año invierte en adornar una imagen que a decir de ella le da la fuerza de seguir cada día, mi mamá, los últimos años se ha dedicado a venerar y adornar su imagen, en signo de agradecimiento, porque para ella, es la madre del creador quien cuida de mis hermanos y de mi.

Hoy con Leonora me doy cuenta que no siempre es necesario tener todas las respuestas en la mano que el milagro no es si la virgen apareció o no en un cerro, ni cuestionar lo que para mi no tiene respuesta, en sí el milagro es el amor que produce en cada ser humano cualquier ser celestial, el milagro es cada madre, abuela o persona que pide por el bien común a través de quien en ellos creen.

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