Columnas

Emisión de CO2 por habitante, indicador de peso en crisis climática

Por Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo*

Un indicador de alta relevancia vinculado a la crisis por la que atraviesa la humanidad debida al calentamiento global antropogénico es la cantidad de dióxido de carbono emitido por habitante en cada país.

Como primer ejemplo se puede considerar a los Estados Unidos, país que se encuentra en segundo lugar de emisiones totales anuales a nivel mundial y en el que cada uno de sus habitantes es responsable de cerca de 15 toneladas anuales emitidas de dióxido de carbono, más de siete veces el valor incluido en las metas de los Acuerdos de París. En contraste, aunque la India se encuentra en el tercer lugar de emisiones anuales totales, sus emisiones por habitante son 10 veces menores que las de los Estados Unidos.

El país que emite más dióxido de carbono por habitante es Qatar, con cerca de 30 toneladas per cápita. A pesar de ello, su incidencia sobre el total de emisiones a nivel mundial es mínima, puesto que dicha nación sólo cuenta con un poco más de dos millones de habitantes. La aritmética muestra que el total de emisiones de Qatar representa menos del 2% de las emisiones de los Estados Unidos, país que cuenta con cerca de 330 millones de habitantes.

En este contexto, México se sitúa en una situación intermedia, dado que se ubica en el lugar 12 de emisiones totales de dióxido de carbono, pero en el lugar 69 de emisiones por habitante. En promedio, cada mexicano es responsable de la emisión de alrededor de 3.7 de toneladas de CO2 al año; esta cifra corresponde a una cuarta parte de las emisiones per cápita en los Estados Unidos.

El origen de estos niveles de emisiones no se limita a los hábitos de las poblaciones de cada país, sino también a la forma en que se produce la energía eléctrica para satisfacer la demanda en cada región. Rara vez nos preguntamos si la electricidad que evita la descomposición de nuestros alimentos en un refrigerador procede de sistemas de producción de moderado impacto ecológico (como una planta hidroeléctrica) o de un proceso sucio, como la quema de carbón para operar una planta termoeléctrica.

Desafortunadamente, desde hace dos años la administración pública de los Estados Unidos ha incentivado el uso del carbón para producir electricidad y ha anunciado su salida de los Acuerdos de París para reducir emisiones de dióxido de carbono.

Es evidente que un camino para abordar la crisis ecológica derivada del calentamiento global antropogénico es reducir a la brevedad las emisiones de dióxido de carbono en cada país. Para ello es necesario que en cada localidad se conozcan los métodos de producción de electricidad y, en su caso, los habitantes realicen acciones para incentivar el uso de sistemas de producción de energía amigables al medio ambiente.

Los costos monetarios de este tipo de sistemas se han reducido de manera significativa en los últimos años, por lo que únicamente se requiere de la voluntad y la conciencia de gobernantes y gobernados para revertir el rumbo actual y con ello garantizar la viabilidad ecológica de nuestro planeta.

*Académico del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México e Investigador Nacional Nivel II (SNI).

Twitter:  @Fred_FisMat

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