Columnas

EL MANO NEGRA

Por José Santos Navarro

El partido del presidente Andrés Manuel López Obrador ya no es morena, hoy su partido se llama AMLO. Morena sólo fue el vehículo con las características obligatorias para transitar rumbo a la presidencia de la República. Ya llegó, ya no lo necesita, pero, los vientos electorales anuncian tormentas y huracanes que podrían impactar las playas de Palacio Nacional.

Era requisito del INE y de la Ley Electoral que el entonces nuevo partido, morena, creado por el Llanero Solitario de Mascupana, cumpliera ciertos requisitos para constituirse como tal. Cumplió, el mismo López Obrador abrió las puertas de su arca, donde subieron ratas, cochinos, mapaches, políticos en desgracia, desempleados, periodistas, catedráticos, delincuentes de cuello blanco, ambiciosos, corruptos…

Luego, casi todos los candidatos de morena a cargos de elección popular –en 2018- tocados por él, apapachados y que, sin moverse salieron en la foto, casi todos ganaron la elección. Se colaron muchos; en un año de gobierno, el partido de morena se echó a perder, hay hedor de ese que dejan los extraños, sucios y oscuros intereses, de grupo y personales. AMLO lo sabe, él más que nadie es especialista en detectar aromas de corrupción.

El Presidente de México sabe y está convencido de que llegó el momento de que por invitación o voluntariamente a fuerzas, el partido que lo llevó a Palacio Nacional, ya no le sirve como está. Convulso –el partido-, éste sufre mareos y presenta episodios de locura generados por el virus reconocido en los laboratorios de la política como “más de lo mismo”. AMLO no se preocupa porque él ya llegó. Despacha en Palacio Nacional, vive en Palacio Nacional y él todo, es Palacio Nacional.

Quien gane, quien se quede con morena, es lo de menos. Si el partido corrige, se endereza y deja de lado los intereses mezquinos de grupúsculos, personajes debidamente identificados y hasta de posible “mano negra”, entonces, el tabasqueño podría apoyarse en él para el futuro electoral de México, de lo contrario, él ya se va, ya lo anunció, ya lo cantó como buen ampáyer de home. ¿Pero? ¿Será capaz de heredar a los mexicanos, al pueblo bueno un país en manos de quién sabe quién? Ante el riesgo de que, si llegan los de antes, le busquen algo para tirarlo de su nicho y su administración. Su sexenio, su gobierno sería echado a la basura. Los de antes no se andan en las ramas y sí saben para qué es el poder y el dinero.

Entonces, AMLO no puede abandonar a morena así porque sí, fingiendo independencia, autonomía y respeto. Lo que sí podría hacer y, seguramente hará, es darse cuenta que él puede ser la divina “mano negra” que ponga orden en su partido, limpiarlo, desinfectarlo y volver a presentarlo ante la sociedad como un partido que supo, en tiempo y forma, sacudirse el virus de la corrupción que los otros nunca pudieron. Como todo en la vida. Es cuestión de tiempo.

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