Las personas donantes tienen dos opciones la incineración y la donación permanente
La donación de cuerpos a la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM es un acto altruista que ayuda a la ciencia y a mejorar la calidad de la asistencia sanitaria en beneficio de toda la sociedad. Por eso, el sacerdote dominico de origen francés Didier Leurent, un hombre de 88 años, ya está inscrito al Programa de Donación de Cuerpos. “Mi motivación nació de una palabra muy bella que todos tendríamos que redescubrir, solidaridad”.
Desde muy joven, dijo el religioso, aprendió que la vida está en donarse, en darse. “Cuando llegué a México yo ya era medalla de oro por donación de sangre en Francia. Y quiero cumplir hasta el último momento. Si mi cuerpo puede ser útil -después de la muerte- aquí lo tienen a su disposición”.
Gracias al altruismo de las personas donantes, miles de estudiantes de la Facultad de Medicina (FM) y de otras universidades estatales aprenden a fondo la anatomía humana; los estudiantes de posgrado practican cirugías y los científicos abren líneas de investigación, “las ventajas son muchas”, informó Diego Pineda Martínez, jefe del Departamento de Innovación en Material Humano de la FM.
En el basamento del edificio “B” de la FM, un espacio recién remodelado y acondicionado para aplicar técnicas modernas para la conservación del material biológico –cuerpos humanos-, los alumnos aprenden de manera práctica y los científicos realizan investigación sobre variantes anatómicas en población mexicana e identificación humana.
La primera línea de investigación nació por la necesidad de estudiar las variaciones de nuestra población, ya que desafortunadamente la literatura y las referencias médicas son europeas o estadounidenses y poco se sabe sobre las variantes anatómicas de la población mexicana (variantes arteriales y musculares) que pudieran tener implicación clínica y quirúrgica; es decir, conocer estas variantes antes de intervenir quirúrgicamente a una persona son de suma importancia para evitar complicaciones en las operaciones, explicó Pineda Martínez.
La segunda línea, identificación humana, está relacionada con la creación de colecciones osteológicas que permitan identificar la edad y sexo de una persona, a través de la sínfisis del pubis o la cuarta costilla. Y dentro de esta línea se derivan otros proyectos de investigación y colaboraciones con el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Subirán, el Instituto Nacional de Rehabilitación, el Instituto de Cardiología y departamentos de la propia FM.
El Programa de Donación de Cuerpos inició oficialmente el 10 de octubre de 2016 con 27 personas inscritas con documentos firmados, entre ellas el propio Pineda Martínez. “En 2019 ya tenemos 1993 personas registradas en nuestro programa y son las mujeres las que más donan (1253), casi el doble que hombres (740). El rango de edad de nuestros donadores va de 18 a 92 años”.
Formas de donar
Las personas donantes tienen dos opciones: la incineración y la donación permanente. La primera consiste en que el cuerpo sea donado por un mínimo de tiempo de dos años y un máximo a decidir por el donador; después de eso el material biológico pasa a la incineración y las cenizas se entregan a los familiares.
La segunda es la donación permanente, la cual consiste en que el cuerpo permanezca en la Facultad de Medicina, sirva para disecciones anatómicas, cursos de posgrado, y se le dé uso a la osamenta con fines docentes y de investigación.
“Creíamos que las personas iban a preferir la primera modalidad y no ha sido así, la mayoría se decide por una donación permanente y que su cuerpo se quede en nuestra institución”, destacó el médico cirujano Pineda Martínez con especialidad en bioética.
Decisiones en vida para después de la muerte
Yirah Martínez García es de las personas que prefiere que su donación sea de manera permanente para la Facultad de Medicina u otras instituciones. “Tuve la inquietud de donar mi cuerpo desde hace muchos años y finalmente logré incorporarme al programa desde que arrancó, en 2016. La intención de donar para la ciencia y la docencia nació cuando era estudiante de esta facultad, siempre pensaba en que, si a mí me sirvieron los cadáveres, yo también quiero servir a los estudiantes”.
En tanto, el sacerdote dominico apuntó que eligió ser solidario y no solitario. Dijo que llegó al país hace 53 años con la encomienda de trabajar en la Parroquia Universitaria, la cual se encuentra frente a la Facultad de Odontología en Ciudad Universitaria, “y como he estado al servicio de la comunidad universitaria, tengo muchos contactos con la Facultad de Medicina, sobre todo en el mes de noviembre por el Día de Muertos. Las celebraciones de misa en el anfiteatro me permitieron conocer el mundo de la medicina y la necesidad de poder contar con cuerpos para preparar a los futuros médicos”.
Para Didier Leurent es importante “romper las cadenas del egoísmo, porque la solidaridad no es tan complicada y si este cuerpo viejo todavía puede servir en algo pues aquí me tienen y contento”.
El Programa de Donación de Cuerpos contó con cuatro pilares fundamentales para su creación: el Departamento de Cirugía (con el apoyo de Jesús Tapia Jurado, entonces jefe del departamento), la Licenciatura en Ciencia Forense (con Lorena Valencia Caballero, responsable de investigación de dicha licenciatura en ese tiempo), el Departamento de Anfiteatro (con el propio Diego Pineda), y el Departamento de Anatomía (cuyo jefe era Manuel Artega Martínez).
En la actualidad, Estados Unidos y Europa cuentan con alrededor de 100 programas de donación de cuerpos y lo ideal sería que en México existieran más de estos proyectos, reconoció Pineda Martínez.
La Facultad de Medicina sigue recibiendo cuerpos del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), a través de convenios que se tienen con el Tribunal Superior de Justicia y el Instituto de Ciencias Forenses. Estos cuerpos son de personas que después de 72 horas no fueron reclamados por un familiar y que por ley pueden pasar a una institución educativa.
Aunque los cadáveres procedentes del Incifo son de mucha ayuda, presentan algunas desventajas porque fueron objeto de la autopsia de ley, lo que modifica la anatomía; también se desconocen los antecedentes de salud de la persona y la causa de muerte; pero la principal desventaja es que los cuerpos que llegan a la Facultad de Medicina y a otros centros de investigación bajo estas condiciones son de personas que en vida no decidieron que así ocurriera, y pese a que la ley lo permite, se pone en entredicho el aspecto bioético, es por esto que la Facultad de Medicina de la UNAM busca respetar el principio de autonomía.
En este sentido, el Programa de Donación de Cuerpos representa ventajas al respetar el deseo de una persona que en vida decidió servir a la ciencia y a la docencia después de su muerte. “Tenemos toda la información de esa persona con su historia clínica y con un seguimiento desde que se registra en el programa hasta que fallece. Con esa información podemos valorar para qué nos serviría. Por ejemplo, un donador con cáncer de páncreas podría ser objeto de estudio de especialistas en el tema, para los que operan este tipo de padecimientos pudiera ser una mejora en el éxito de dicha operación, así como disminuir las complicaciones asociadas a la cirugía”, ejemplificó Pineda Martínez.
Por el momento, la donación de cuerpo sólo se puede hacer en la Ciudad de México, o si la persona donante es de otro estado, su cuerpo debe ser trasladado hasta la capital del país por los familiares para que se pueda llevar a cabo la donación. Además, existen tres criterios de exclusión, ya que, de acuerdo con lo establecido en la Ley General de Salud, no se pueden aceptar cuerpos que padecieron tuberculosis, VIH o hepatitis, porque son enfermedades infectocontagiosas.
Fotos: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC