Cultura

BARQUITO DE PAPEL

Si no amarras un cordel a tu barco se lo podrá llevar el viento

Este es un cuento para ser dibujado por un niño…Algún día.

Por Marcos E.C.

Era un niño que soñaba con viajar a países lejanos,
el niño un día aprendió a hacer barquitos de papel.

Hizo uno, el mejor que había hecho, y lo puso a flotar en su lavabo.

Vio cómo el barquito navegaba, hasta que se hundió al mojarse.

Aprendió entonces a hacer  barcos más grandes,
con trocitos de madera y una vela de trapo,
hizo así,  su obra maestra.

Y el barco no se hundió, pero poco podía navegar,
el lavabo era muy pequeño.

Llevó su barco al estanque del parque y pensó que si soplaba el viento,
su barco se podía alejar hasta perderse, así que lo amarró a un largo cordel
y vio como navegaba en el estanque, hasta que el cordel se terminaba.

Pensó que la única forma de que su barco
Fuera muy lejos sin perderse,
era subiendo a él.

Pero su barco era muy pequeño, para aguantar su peso.

El niño creció, y entonces se hizo marinero
de un gran barco de metal, y pensó que así,
el barco lo llevaría a donde él quisiera.

Pero resultó que el gran barco de metal,
iba a donde el capitán quería.

El marinero se esforzó mucho y llegó a ser capitán
del gran barco de metal, y pensó que en esta forma
El barco lo llevaría a donde él quisiera.

Pero resultó que el gran barco de metal
iba donde quería su dueño.

El capitán se esforzó mucho
y llegó a ser dueño del gran barco de metal,
y pensó que ahora si su propio barco
lo llevaría donde él quisiera.

Pero resultó que el gran barco de metal
iba donde estaba la mercancía que cargaba.

Entonces vendió su barco y compró otro más pequeño
para él solo, y pensó que de esta forma
el barco lo llevaría donde él quisiera.

Pero resultó que el barco era muy pequeño, para ir a todas partes

Como no podía ir a donde él quería, vendió su pequeño barco
y regresó a la casa de su infancia.

Un día, caminando junto al estanque,
vio un niño que jugaba con un barco hecho
de trocitos de madera y una vela de trapo.

-Si no amarras un cordel a tu barco, se lo podrá llevar el viento-
le dijo al niño.

– No me importa, contestó el niño-
-Así mi barco ira donde él quiera, y yo podré hacer otro nuevo,
y otro, y otro…

El anciano regresó a su casa,
para recordar, cómo se hacían los barquitos de papel.

Ilustración: Marcos E.C.

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