Columnas

EL CARTEL CHATARRA

Por José Santos Navarro

Peor que cualquier droga y mortal como cualquier adicción, el consumo de azúcar, harinas, grasas, refrescos, jugos y sal, se han convertido en el peor estupefaciente que afecta la salud de millones de mexicanos, principalmente a niños y jóvenes, cuyo sobrepeso los encamina hacia graves enfermedades como la obesidad y diabetes.

Lo que hace 50 años comenzó como una golosina, hoy lo presumen y anuncian como ALIMENTO. Fue el maridaje entre la clase política y empresarial, ambos se convirtieron en el Cartel Chatarra, hicieron florecer el consumo de estos productos mal calificados como alimenticios, al grado que ahora, generan más daño a la salud que el alcohol, la contaminación y las drogas.

En los años 50’s y 60’s refrescos, botanas saladas (papas y todo tipo de frituras con sal y grasa), dulces, chocolates, pan industrializado (Bimbo, Marinela, Wonder y otros) y mil productos más, de todo tipo, eran considerados como golosinas, pero, ante el descuido de las autoridades sanitarias, el ritmo acelerado de la vida y la pérdida del poder adquisitivo empujaron a estos productos a convertirse de golosina al rango de “alimento”.

En los años 50’s, 60’s y 70’s, era raro ver un niño gordito, obeso o con sobrepeso. Ver a un niño o niña con lentes, muy, muy raro. Incluso se hacían merecedores en la escuela y en la colonia a un bullying amable, se les llamaba “Gorditos” y a los de anteojos “Cuatro ojos”. Hoy, el mundo es al revés, ahora predomina la niñez gorda y obesa, de diez niños en la escuela, cuando menos ocho sufren este problema de salud. Son adictos al refresco y jugos embotellados, pero sobre todo a las frituras de harina y de otras substancias peligrosas para la salud. Sus padres financian este vicio.

No hay poder que meta en control a las industrias refresquera y la gran diversidad de alimento chatarra que consumen millones de mexicanos. Gobiernos van y vienen y los “lavadores de dinero” del Cartel de los Gordos son impunes, siguen produciendo su “droga”, enfermando a millones de niños.

El problema crece, es alarmante. Ante esta auténtica “pandemia” de obesidad y diabetes, parece que afortunadamente se rompió la mafia político-empresarial que imperaba en otros gobiernos y, hoy el Poder Judicial y Legislativo anuncian que van a actuar contra estas emergencias, pero, sobre todo con un amplio programa de concientización de sana alimentación, volviendo a los productos chatarra a su lugar: golosina.

Los padres de familia, también deben hacer conciencia y comenzar a informar, limitar y prohibir a sus hijos el consumo de los alimentos “chatarra”, que son más perjudiciales y mortales que otras muchas drogas, cuya lucha, combate o guerra ha servido de pantalla para que la industria de alimento chatarra se haga multimillonaria, con autoridades ciegas, trabajadores pobres y consumidores bien jodidos… en su salud.

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