Ciencia y tecnología

En México solo hay 80 investigadores en sismología para los más de 30 mil sismos por año que suceden

Estar informados nos permite actuar en el momento de una emergencia

El Servicio Sismológico Nacional (SSN) enfrenta tres principales retos: La necesidad de un centro alterno de monitoreo ya que «ante una eventualidad en nuestro centro principal, no podríamos informar a las autoridades ni a la población. Y los dos datos que principalmente proporciona el SSN: localización y magnitud, son detonadores de diferentes protocolos de acción», admitió Xyoli Pérez Campos, directora general del SSN.

Además, agregó, es necesario extender la red de monitoreo para poder incrementar la cobertura en el territorio nacional para lograr detectar sismos de al menos magnitud 3.8, pues a partir de esta escala los sismos pueden ser percibidos por la gente. El tercer reto es: crear un sistema ágil y transparente de información disponible para la investigación.

Adicionalmente, la doctora señaló la pertinencia de incrementar el número de especialistas en el tema ya que actualmente hay 80 investigadores en sismología para los más de 30 mil sismos por año que suceden en el país. «No hay sismólogos en Guerrero, uno de los estados con mayor complejidad sísmica y de estructura del subsuelo. Oaxaca cuenta con solo dos sismólogos, al igual que Chiapas. Estamos hablando de cuatro sismólogos para atender las necesidades en los estados en los que suceden el 60 por ciento de la sismicidad del país», apuntó.

Pérez Campos destacó que México es un territorio complejo en términos tectónicos y sismología, porque hay muchos tipos de interacción entre las cinco placas que lo componen. A lo largo del Golfo de California las placas se mueven en algo denominado por los expertos en tectónica como desplazamiento lateral entre las placas del Pacífico y Norteamérica, este consiste en un desplazamiento que mueve lentamente a Baja California.

Mientras que en la costa del pacífico dos placas (Rivera y Cocos) están chocando Cocos al ser más densa por su composición y al venir cargada con agua se sumerge por debajo de la placa de Norteamérica en un fenómeno conocido como subducción. Y hacia el sur, en Chiapas, la placa del Caribe se suma a este juego de interacción, con naturalezas aún inciertas para geólogos y geofísicos.

Así, un sismo se produce cuando se libera energía acumulada de los choques entre los bordes de las placas tectónicas, en la corteza terrestre o al interior de los continentes. «Ese es el peligro al que estamos expuestos, hay sismos en todo el país pero se concentran en el margen occidental, en donde está presente la subducción», explicó Xyoli Pérez Campos, jefa del SSN.

A su vez, Liliana Estrada Galindo, directora de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (INCyTU), señaló que «estos fenómenos son naturales, pero los desastres que ocasionan no. Tendemos a asociar grandes sismos con grandes catástrofes, pero cabe aclarar que los desastres no son naturales. Los desastres se derivan de una mala construcción, es importante explicar que el riesgo de desastre es la probabilidad de ocurrencia del desastre que está compuesto de tres factores: la amenaza, la exposición, y la vulnerabilidad».

A partir del conocimiento se pueden construir políticas públicas de ordenamiento territorial y de reglamentos de construcción, es decir, acciones de gobierno. Además, existe la Gestión integral de riesgos de desastres, que es una visión estratégica que busca reducir y mitigar los riesgos e incluso busca anticiparse para que los desastres sean los menos y con ello menor infraestructura sea afectada y haya menos pérdidas de vidas humanas, señaló la directora de INCyTU.

“Estar informados nos permite actuar en el momento de una emergencia”, concluyó Xyoli Pérez Campos.

Foto: Anayansin Insunza

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