Por Jesús Sánchez Ramírez
En esto del coronavirus Covid-19, parece que la actual administración de gobierno está empeñada en demostrar su ignorancia supina sobre el tema. No bien ha terminado de habilitar hospitales improvisados o de realizar convenios con la medicina privada, cuando ya algunos genios han empezado a jugar con la idea de ser Dios. No invierte en ciencia ni tecnología. Prefiere dirigir miles de millones de pesos a sus obras faraónicas que al sector salud, donde faltan de manera extraordinaria.
Parece que el Covid-19 ha venido a desnudar a un régimen cegado por el rencor y la venganza. De ahí se sobreentiende que sus funcionarios se la pasen proponiendo soluciones punitivas en lugar de desarrollar proyectos de investigación. La polémica más nefasta que han suscitado en estos días es referente a los famosos respiradores, esos aparatos que necesitarán pacientes en cuidados intensivos y que integrantes de la 4T ya determinaron serán para los jóvenes y no para los ancianos.
Ante la polémica surgida, decíamos, se publicó en el portal Aristegui Noticias que «ante las expresiones de la guía como inadecuada frente a la situación de emergencia sanitaria que vivimos y que abre la posibilidad a interpretaciones que den cabida a conductas discriminatorias, se sugirió que la Guía se retirara de la página web del Consejo de Salubridad General, CSG,» de la Comisión Nacional de Bioética, cuyo ex titular, Manuel H. Ruiz de Chávez, fue superado por el contexto sanitario que vive nuestro país.
Ahora, veamos de manera profundamente superficial, qué mecanismo se van a tomar en consideración, aparte de la edad. ¿Qué han aportado, por así decirlo, uno y otro, al desarrollo económico y productivo del país? No sería mejor tratar a todos por igual y alejar la tentación de jugar a Dios. ¿Qué hace la 4T en la búsqueda de una vacuna? Si bien es bueno que no haya acaparamiento de vacunas, cuando las haya también sería excelente que se apueste por ciencia y tecnología nacionales, y no estar atendidos a la dependencia exterior.
