Columnas

Si te callan nos callan

Por Carlos Alberto García

Durante esta semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a descalificar a la prensa tanto escrita, como de medios electrónicos, en particular la televisión, al afirmar que “México no tiene un periodismo profesional, independiente ni ético”.

La molestia, ha surgido porque no en todos los medios, ni todos los periodistas, alabamos las acciones que está realizando en su gobierno para alcanzar la cuarta transformación, en un México como él lo ha dicho que se está viviendo un momento estelar. “Nunca-llevaba tiempo- se había practicado tanto la democracia”.

¿Es democrático, cuestionar a la prensa que no lo aplaude, que publica lo que la sociedad demanda, que da a conocer las carencias que existen ante la situación que estamos pasando en el país por la pandemia, la prensa que es la voz de los que no la tienen para denunciar injusticias?, la libertad de expresión forma parte del conjunto de derechos fundamentales, reconocidos en las primeras declaraciones de derechos revolucionarios del siglo XVIII, es decir, constituye una de las primeras conquistas del constitucionalismo liberal.

La molestia ha surgido porque no en todos los medios, ni todos los periodistas, alabamos las acciones que está realizando en su gobierno para alcanzar la cuarta transformación, en un México como él lo ha dicho que se está viviendo un momento estelar. “Nunca-llevaba tiempo- se había practicado tanto la democracia”.

El mismo Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Antonio Guterres, ha declarado “Ninguna democracia es completa sin acceso a una información transparente y fiable. Es el pilar para construir instituciones justas e imparciales, exigir responsabilidad a los líderes y enfrentar al poder con la verdad”.

“Hoy más que nunca se cuestiona al gobierno federal”, ha dicho el presidente López Obrador, quizá porque vemos la incongruencia en las declaraciones y las decisiones que se toman en su administración.
En primer lugar: al presidente de la República se le olvida que el Artículo 6º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que, la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público.

Además de que, en su Artículo 7° destaca que es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios y tecnologías de la información y comunicación encaminados a impedir la transmisión y circulación de ideas y opiniones.

Si hablamos de la ética, de la que dice el Presidente, que carece la prensa, habría que considerar que la Real Academia de la Lengua Española, la define como quien estudia o enseña moral o bien como un conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.

En este sentido, y de acuerdo a esos principios, es ético que el presidente haya denunciado tiempo atrás, irregularidades inmobiliarias ocurridas entre 1971 y 1977 durante el gobierno de Mario Trujillo en Tabasco, en el libro “Entre la historia y la esperanza”, de las que acusaba a Manuel Bartlett de ser cómplice y años más tarde lo integrara a su gabinete como director del CFE, y no tan sólo eso, sino que lo haya defendido, por la acusaciones de que cuenta con un imperio inmobiliario de 23 casas en zonas residenciales, que no fueron documentadas en sus declaraciones, y en lugar de investigarlo argumentó que los señalamientos de las propiedades del titular de la CFE, provienen de los adversarios conservadores opositores a su cuarta transformación.

Es ético, que el presidente haya pedido a los familiares de las víctimas de la violencia generada por el crimen organizado, que perdonaran a sus victimarios mediante una amnistía, mientras ellos exigen justicia por los miles de muertos, desaparecidos, desplazados por la guerra contra el narcotráfico, o es tan solo una ocurrencia para ganar más adeptos con su filosofía de “abrazos no balazos” y “Amor y Paz”

Cuántas veces, dijo López Obrador, antes de ser presidente como en enero de 2015 “Si en México, existiera la democracia, Enrique Peña Nieto estaría en la cárcel, por corrupción y contubernio con sus amigos, compadres y socios contratistas; sin embargo, ya como primer mandatario su propuesta fue de “borrón y cuenta nueva” a los funcionarios corruptos, con el argumento de que “Si lo hacemos nos quedaremos atorados y perderemos el tiempo para la cuarta transformación”.

Es ético, que el Presidente de la República haya tenido un encuentro con la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, María Consuelo Loera Pérez, y meses antes avalara la libertad a Ovidio Guzmán, hijo del mismo narcotraficante.

Sólo por mencionar un aspecto más, ¿es ético y correcto que el presidente López Obrador a mediados de marzo continuara dando abrazos y besos a la gente, mientras las autoridades sanitarias recomendaron no hacerlo como medida contra el coronavirus? En fin la lista es larga sobre si sus acciones y decisiones son éticas o no.

Lo cierto, es que debe ser congruente, si realmente está a favor de la libertad de expresión, no debe descalificar como “carente de profesionalismo y ética” a la prensa, porque no lo aplaude, o porque no está a favor de su decisiones, o porque se publican cifras que no coinciden con las que él tiene, o porque se hacen públicas denuncias de la sociedad.

“A pesar de que se cometan excesos es importante que quede a salvo el derecho a expresarse” declaró el presidente, al igual que dijo no necesitar que lo defiendan periodistas, ya que tiene a su favor al pueblo así como a las redes sociales.

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