Por Marcos E.C.
En plena época, en que la mercadotecnia ha llegado a niveles de sofisticación, nunca antes visto; cuando la comunicación para llegar al consumidor es casi personalizada; cuando la mayoría de los países utilizan el “marketing político” para convencer a sus electores, en México volvimos un siglo atrás, a la forma más barata y vulgar de la PROPAGANDA.
La definición más sencilla y práctica de lo que es la propaganda: Difusión o divulgación de información, ideas u opiniones de carácter político o religioso, con la intención de que alguien actúe de una determinada manera y piense según las ideas de quien las emite.
La propaganda, es un recurso muy utilizado (hablando de política) por grupos de izquierda y gobiernos populistas.
En México, su uso indiscriminado para influir en la opinión pública ha ido desde la victimización de los actores políticos, hasta inventar atentados y supuestos “contagios” de la pandemia que estamos sufriendo, siempre en el momento preciso, en el que vendrá un anuncio importante del gobierno o de alguna de las cámaras legislativas.
La narrativa usada por este gobierno es tan exagerada en palabras clave, tanto para atacar, como para ensalzar sus (pésimas) acciones; todo con tal de que esa verborrea, les exima de su irresponsabilidad.
Así pues, tenemos que quienes no somos afines o no comulgamos con la mentalidad del presidente, somos: fifís, neoliberales, bots, conservadores, neoporfiristas, entre otros apelativos, los que si son dichos por los “tetratransformistas” se vale, pero si uno osa decir algo, entonces “se convierte en el gobierno más atacado de los últimos cien años. Se les olvida que ¡el que se ríe se lleva y el que se lleva, se aguanta!
Por otro lado, escuchamos y leemos en sendos desplegado de las Secretarías de estado, diputados, senadores y pseudo periodistas, una ola de palabrería añeja (sesentera y setentera) donde se alienta “la lucha”, “el nacionalismo”, “el apoyo al señor presidente”. Ya no sé de que López hablan, Portillo u Obrador.
PUNTO Y APARTE
El sr. López mandó al diablo a las instituciones y en menos de dos años, hemos perdido varias y muy valiosas; pero hay una en especial, que costó mucho esfuerzo de todos los mexicanos construir y que debemos defender con uñas y dientes: el INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE). Sin este, nuestra democracia, esta destinada a irse al carajo…
