Ciencia y tecnología

Conoce la Colección Nacional de Ácaros de la UNAM, te sorprenderá

Las garrapatas, los ácaros más grandes que existen, pueden ser vectores de muchos patógenos y causar enfermedades.

¿Sabías que hay una colección de ácaros? Si, la Colección Nacional de Ácaros, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, y su curadora asociada es la académica Griselda Montiel, quien explicó que estos microscópicos bichos cumplen funciones ecológicas importantes, como el control biológico y la circulación de nutrientes en los suelos.

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Dijo que en México, alrededor de la mitad de las dos mil 700 especies conocidas son perjudiciales para los humanos.

La Colección universitaria está integrada por alrededor de 70 mil ejemplares de mil 500 especies, casi 40 por ciento de la diversidad registrada en México, “por ello es una de las más importantes”, dijo.

Es la más reciente de las colecciones zoológicas del IB, y es de gran importancia porque están representados todos los órdenes de ácaros que se encuentran en el país. El acervo de garrapatas es uno de los más importantes, con alrededor de 10 mil ejemplares, y casi 80 por ciento de las especies mexicanas.

Griselda Montiel mencionó que la UNAM pretende poner todas sus colecciones en línea para consulta pública. “El Portal de Datos Abiertos UNAM. Colecciones universitarias, contiene las colecciones zoológicas del IB, además de otras de obra artística o proyectos universitarios”.

La de ácaros documenta y preserva la biodiversidad del país, además de ser una herramienta importante para la formación de científicos de alta calidad, capaces de atender problemas de importancia médica o plagas.

Grupo diverso

En el mundo, aproximadamente 55 mil especies de ácaros han sido descritas, aunque podrían alcanzar un millón. Constituyen uno de los grupos de arácnidos más diverso; son animales microscópicos, con excepción de las garrapatas, que alcanzan hasta tres centímetros de longitud (hembras bien alimentadas o cargadas de huevecillos).

Habitan en todos los lugares imaginables: hay especies marinas, dulceacuícolas y terrestres, explicó la especialista universitaria.

En cuanto a la Colección Nacional de Ácaros, Montiel comentó que los materiales preservados están a la espera de investigadores o estudiantes interesados en estudiarlos. “Tenemos ejemplares que probablemente en unos años sólo se puedan hallar aquí, debido a la destrucción de su hábitat o la desaparición de sus huéspedes”.

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Se conservan básicamente en laminillas, porque la mayoría son ejemplares microscópicos; las garrapatas –los ácaros más grandes– se colocan en frascos con etanol.

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Este acervo tiene importancia histórica, pues muchos de sus especímenes fueron recolectados en el siglo XIX, cuando comenzaron los estudios de ácaros en México. Anita Hoffman, pionera de la acarología en el país, profesora emérita de la Facultad de Ciencias y creadora del primer laboratorio de la especialidad en Latinoamérica, donó parte de su colección al IB, misma que se ha incrementado con las investigaciones de Tila María Pérez, curadora de la Colección Nacional, y de otros expertos.

Viven en todos lados

Hay muchas especies de ácaros en vida libre con un amplio espectro de hábitos alimentarios; algunos viven en el suelo y se alimentan de hifas (filamentos) de hongos, de algas, protozoos y bacterias, participando en el reciclado de nutrientes en los suelos forestales. Otras son depredadoras, se alimentan de insectos pequeños o de sus huevecillos, y así contribuyen al control de plagas en cultivos agrícolas.

Su diversidad también se refleja en las relaciones que establecen con otros seres vivos (animales, plantas y hongos), como la foresia, el comensalismo y parasitismo. Por ejemplo, los que viven en las aves se alimentan de restos de plumas o de hongos que crecen en el plumaje, así como de sus secreciones, sin causar daño.

Sin embargo, algunos son dañinos. Por ejemplo, las garrapatas (ectoparásitos hematófagos) se alimentan de sangre y son vectores de patógenos que llegan a causar enfermedades en animales y humanos.

Pueden provocar la enfermedad de Lyme o borreliosis, una patología potencialmente mortal que produce en las personas dolor de articulaciones, entre otros síntomas. La universitaria detalló que se han registrado más casos de este padecimiento en Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Jalisco, Sinaloa y la península de Yucatán.

En el ramo ganadero y en la producción avícola provocan pérdidas económicas. En la agricultura son indeseables si se convierten en plaga de cultivos; en el ganado causan babesiosis o fiebre del ganado; y en animales domésticos como los perros producen sarna y erliquiosis.

Algunos ácaros se alimentan y bajan de sus huéspedes, como las garrapatas; otros viven en los folículos pilosos del humano, como el Demodex, que no ocasiona daño.

A otros les gustan las orillas de los colchones, y cuando dormimos comienzan su actividad porque se alimentan de las descamaciones de la piel.

“Es importante aclarar que no están presentes en la mayoría de los colchones”. Antes de recurrir a productos químicos que producen reacción y problemas de dermatitis, la universitaria recomendó aspirar las orillas y lavar la ropa de cama a temperaturas altas, porque a más de 25 grados los ácaros mueren. En el caso de las personas alérgicas, aconsejó desechar peluches y almohadas de pluma.

Fotos: UNAM

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