Ciencia y tecnología

Planeación necesaria para responder a próxima emergencia epidemiológica: Laclette

Resulta que hicimos ventas a China y luego descubrimos que no teníamos para abastecer nuestra propia demanda.

Considerando la frecuencia con la que han ocurrido epidemias y pandemias virales durante el siglo XXI, seguramente ocurrirá otra durante la década de los veintes, porque se mantienen los factores para que se sigan presentando: la destrucción de ecosistemas ha provocado que patógenos encuentren nuevos nichos de transmisión, incluyendo al ser humano, el calentamiento global que ha cambiado el patrón geográfico de enfermedades infecciosas, particularmente las mediadas por vectores, y la extraordinaria movilidad del mundo actual, que permite que cientos de miles de personas viajen de un continente a otro cada mes, lo que facilita la transmisión de las nuevas infecciones. Por tanto, se requiere un ejercicio de planeación para estructurar una respuesta organizada ante la próxima emergencia epidemiológica, afirmó el científico Juan Pedro Laclette, Investigador Emérito de la UNAM.

Laclette, planteó cuatro componentes estratégicos para organizar esa respuesta: Primero hay que hacer un recuento de las instituciones con las que contamos que estarían involucradas: Sector Salud, Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Iniciativa Privada (incluyendo la industria farmacéutica nacional, fabricantes de insumos y aparatos médicos, empresas socialmente solidarias), Organizaciones de la Sociedad Civil, incluyendo Organizaciones no Gubernamentales (ONGs). 

Aunque los institutos nacionales de salud y otros hospitales públicos de alta especialidad, tienen una capacidad científica considerable, existen grupos de científicos en Instituciones de Educación Superior (IES), en Centros Públicos de Investigación (CPIs), que actualmente no están ensamblados, pero que podrían contribuir durante una emergencia. Deberían existir mecanismos pre-establecidos de vinculación, para que en la próxima emergencia epidemiológica, la suma de capacidades del sector científico con el de salud sea inmediata. 

El segundo componente estratégico son los recursos humanos. Esta pandemia nos ha mostrado que se requiere personal médico de altísima especialidad (infectólogos, especialistas en cuidados intensivos), además de científicos provenientes de la ciencias exactas, biomédicas, biotecnológicas, sociales, entre otras, para brindar una asesoría multidisciplinaria. Se requiere también el personal administrativo de apoyo para hacer más expedita la importación de insumos, asignación de recursos o aprobación de procesos. Se requieren también emprendedores privados, donantes altruistas, así como representantes de ONGs y otras organizaciones civiles, comentó Juan Pedro Laclette. 

El tercer componente estratégico es el dinero, añadió, se debería constituir un Fondo para Emergencias Epidemiológicas que reúna aportaciones de distintos sectores de los ejecutivos federal y locales, “así como Banxico tiene un dinero para controlar la inflación, me pregunto si sería conveniente tener un fondo para atender estas tragedias. Estos fondos pueden surgir a través de mecanismos similares a los que permiten generar apoyos para los sectores más desprotegidos, para los proyectos prioritarios del gobierno”.

El cuarto componente estratégico son los materiales e insumos básicos. Hemos enfrentado esta pandemia descubriendo que no teníamos los materiales necesarios, a pesar de que México es un proveedor de insumos y equipos médicos de gran capacidad. “Resulta que hicimos ventas a China y luego descubrimos que no teníamos para abastecer nuestra propia demanda. Tiene que haber una planeación previa que garantice la adquisición y suministro de estos materiales e insumos durante la emergencia”. 

Finalmente, propuso un organigrama, que estructure la colaboración entre el Sector Salud, las IES y CPIs, el Sector Privado y las organizaciones de la Sociedad Civil. Este esquema solo entraría en operación durante las emergencias epidemiológicas. Es decir que en tiempos normales cada organización e institución se ocupa de sus asuntos habituales.

“Pero el plan de respuesta inmediata a emergencias epidemiológicas debe tener una clara constitución orgánica, de tal modo en que la interrelación entre los actores sea pre-establecida y no se improvise en el momento de la emergencia”. 

Esto no sustituye al Consejo de Salubridad General que propuso es necesario conservar.  “Concluyo con una pregunta, ¿Podemos lograr que lo inmediato no elimine a lo distante, aunque sea muy importante? ¿podemos conciliar el plazo corto con el largo plazo?”.

Foto: FCCyT AC

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