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Sport And Peace | Juegos Olímpicos de Tokio

Por Samuel Delgado Cedillo, Presidente Global OMPP/WOFP

Los juegos Olímpicos de Tokio 2020 han gozado de elementos insólitos, una ceremonia de inauguración a puertas cerradas y sin público, debido a la pandemia. Además, de ser la primera vez en setenta y cinco años que la junta deportiva tuvo que postergarse por el periodo de un año, debido a la pandemia de Covid-19, algo que no ocurría desde 1944, cuando el continente europeo y asiático se encontraban arrasados por la guerra.

Si debiéramos definir en una palabra esta junta olímpica, esta sería lo incluyente. En principio, por el hecho de haber sido las olimpiadas que se acercan más a la paridad de género, con 48.8% de participantes mujeres. Además, fue la primera vez que una atleta transexual participa en unos Juegos Olímpicos, compitiendo en halterofilia. Esta postura abierta e integral dista de la perspectiva cerrada de la Federación Europea de Balonmano, quien en días recientes ha mostrado el arraigado machismo que todavía persiste en ese deporte. Esta Federaciones le impuso una multa al equipo femenino de Noruega por el hecho de que estas jugadoras se negaran a usar el reducido bikini para practicar el deporte en un partido contra la selección de Bulgaria y optaron por usar un short más largo. La multa impuesta fue de 1.500 euros por jugador. La icónica cantante del pop, Pink, salió al ruedo de la discusión y escribió en su cuenta de twitter:

“Estoy muy orgullosa del equipo femenino de balonmano playa de Noruega por protestar ante las reglas sexistas de su ‘uniforme’. La Federación Europea de Balonmano (EHF) debería ser multada por sexismo. Bien por ustedes, señoritas. Pagaré felizmente la multa por ustedes, sigan así”,

También el equipo alemán de gimnasia decidió usar un uniforme completo cubriendo piernas y brazos, en lugar del tradicional mailot. Con ello buscan evitar la sexualización de sus cuerpos. Cabe destacar que estas olimpiadas fueron las primeras en la historia que se practicó competencias de nado mixto, donde participan hombres y mujeres en la misma escuadra.

Otro de los ingredientes que le sumaron sazón a esta Juntas Olímpicas, fue la participación del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, compuesto por 29 jugadores, provenientes de 11 países. Esta delegación fue encabezada por la nadadora de origen Sirio, Yusra Mardini, quien en 2015 tuvo que huir de su país azotado por la guerra. Su vehículo de salida fue una balsa motorizada que se quedó sin motor a los treinta minutos de la partida, quedando ella, junto con dieciséis personas más, incluida su hermana, a la deriva del mar Egeo. Haciendo ambas uso de sus habilidades en la natación, tomaron la determinación de nadar tres horas hasta llegar a la costa, arrastrando consigo la balsa y a las personas a bordo.

En estos juegos fuimos testigos de las presiones y ambientes violentos por los que atraviesan los atletas, como la renuncia a último momento de Simone Biles, en plena final, debido a un problema de acoso sexual y violación que vivió a lo largo de toda su niñez y adolescencia por parte del médico de la federación deportiva (algo que la deportista expresó en una carta). La atleta sostuvo ante la curiosidad de sus fans: “Mi mente y mi cuerpo no están sincronizados.”

Hasta ahora es muy temprano para saber quien será el país que se corone con el mayor número de las 339 medallas que se encuentran en disputa en las 33 disciplinas deportivas. Lo que, si es cierto, es que los resultados que observemos se convierten ante los ojos de los ciudadanos en un escrutinio de cómo es que se están llevando las políticas deportivas en sus respectivos países. En ese sentido, el papel de Latinoamérica ha sido pobre, Brasil, quien había brillado en Río de Janeiro 2016, actualmente ocupa el lugar dieciocho. Mientras que la pequeña isla de Cuba ocupa el puesto catorce.

Algo que llama poderosamente la atención, es que por segunda vez en la historia de las olimpiadas el dragón asiático parece quitarle el podio a los Estados Unidos. El anfitrión, Japón, es otro caso emblemático, considerando que en las olimpiadas de Londres 2012 había ocupado el noveno lugar en numero de preseas, actualmente ostenta el tercer lugar, antecedido por Estados Unidos. Mientras que Rusia se encuentra en cuarto lugar. En el caso de la segunda economía latinoamericana, es decir, México, este se ubica en el lejano lugar setenta y cinco. Países con poblaciones y economías más pequeñas como Venezuela, Colombia y Ecuador anteceden a México. Aunque todavía es temprano para dictaminar los resultados, lo cierto, es que tal vez vayamos a ser testigos de la perdida de la antonomasia del deporte internacional de Estados Unidos por parte de China. Algo que sólo ha sucedido una vez en la historia reciente de las olimpiadas.
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