Cultura

Publica la UNAM una novela que explora la complejidad de la vida en pareja y los claroscuros del matrimonio

Incluso el secreto mejor guardado puede ser desvelado por accidente.

Aimée, una mujer madura de clase media, se ha recluido voluntariamente en un convento. Desde allí le envía una larga carta a su joven sobrina, con quien siente una gran afinidad. En la misiva le revela poco a poco las razones que la llevaron hasta ese sitio. Su dilatado relato está centrado, sobre todo, en los pormenores de su matrimonio: una larga y aparentemente anodina convivencia con un hombre en extremo concienzudo, ordenado y metódico. Sin embargo, de forma inesperada, esa cotidianidad dará un giro. 

Merecedora del Premio Punto de Partida, que otorga nuestra máxima casa de estudios, y publicada como coedición en 2020 por Libros UNAM y Universo de Libros, La vida dispareja es una novela aguda y delicada que discurre sobre las sutilezas, complejidades y claroscuros del matrimonio. Su autora, Ana María Sánchez Mora, logra atrapar a quien se adentra en estas páginas gracias a un estilo engañosamente sencillo y pausado que, sin embargo, gana en complejidad e intensidad conforme se avanza la lectura. Con astucia, deja a su paso una serie de pistas que apunta hacia una historia oculta que saldrá a la luz finalmente. 

Aimée, la protagonista, se muestra como una mujer ilustrada, con una carrera universitaria y con una profesión que ama. Es también una persona rebelde que, sin embargo, no ha sido capaz de despegar a causa de los atavismos sociales y los prejuicios de género. Está por completo consagrada a su marido, al que cree conocer muy bien. Pero ¿hasta qué punto conocemos a nuestra pareja? “Uno da por sentado que la persona con la que vive, a la que ama, con la que duerme, es de una sola pieza”, afirma Aimée. No obstante, los hechos le demostrarán que los seres humanos somos entidades complejas, llenas de recovecos y rincones oscuros. 

Ciertos detalles en apariencia insignificantes, apenas perceptibles en el devenir cotidiano y carentes de gran importancia por sí solos, se convierten en señales que, al ser consideradas en conjunto, hacen sonar una alarma en la conciencia de la protagonista. Aimée comienza a sospechar que su marido le oculta algo; que, tras esa imagen de autosuficiencia y perfeccionismo, se agazapa un misterio. ¿Acaso tiene una amante? ¿Padece alguna enfermedad grave que mantiene en secreto? Llevada por una creciente curiosidad, la heroína descubrirá que no todo es lo que parece. 

La vida dispareja plantea la evolución de una conciencia, el gradual encuentro de la protagonista con una serie de verdades sobre la existencia humana que ponen en cuestión sus certezas fundamentales. El libro no sólo coloca bajo el microscopio el concepto occidental del amor y su institucionalización mediante el matrimonio, sino también explora la conciencia enfrentada a su inabarcable condición. Las vicisitudes de Aimée, el derrumbe de sus convicciones más arraigadas, la llevan a una situación de crisis que se esforzará por superar a través de la concientización de su potencial y sus limitaciones. Es el autoconocimiento que nos ayuda a madurar y a superar el dolor mediante la lucidez y la autonomía. 

Para la protagonista, la capacidad de reflexionar sobre sí misma por medio de la palabra escrita se convierte en un camino hacia la expiación, la resiliencia y el crecimiento personal. “A pesar de todo, descubrir mi facilidad para expresarme mediante la escritura me transformó en una mujer menos insegura. […] A partir de entonces, y gracias a mi viva fantasía, supe que me era posible componer la realidad, inventar otros espacios y seres y jugar con el tiempo”, dice Aimée. 

Premio Nacional de Divulgación Alejandra Jaidar en 2003, Ana María Sánchez Mora tiene la maestría en física y la maestría en literatura comparada, ambas de la UNAM. Desde 1981 se dedica a la comunicación de la ciencia, en especial la escrita: no sólo ha publicado cuento, ensayo, novela, teatro, así como artículos y libros de comunicación científica, sino también ha impartido numerosos cursos sobre redacción científica. Trabaja en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, donde es encargada del área de comunicación de la ciencia en el posgrado en filosofía de la ciencia, del que es tutora y profesora.  

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