Ciencia y tecnología

El Instituto de Investigaciones Biomédicas, baluarte de la UNAM: Graue

Su prestigio y tradición están cimentados en sus altos estándares de calidad y en su rigor para la investigación y generación de nuevos conocimientos. 

El Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la UNAM cumple sus primeros 80 años de actividades como una de las instituciones científicas de vanguardia en el campo de la salud y es un referente necesario dentro y fuera de nuestro país, afirmó el rector Enrique Graue Wiechers.

Su prestigio y tradición están cimentados en sus altos estándares de calidad y en su rigor para la investigación y generación de nuevos conocimientos. 

“Es Biomédicas un verdadero baluarte de la Universidad Nacional Autónoma de México, lo es en su significado y aportaciones; sus instalaciones y su personal académico y estudiantil”, aseveró en mensaje grabado.

Muestra de su importancia, subrayó en la ceremonia efectuada a distancia, es la manera como esta entidad académica ha contribuido con la generación de conocimiento durante la crisis sanitaria por la COVID-19, ya sea para comprender la naturaleza y efectos del virus, garantizar una vigilancia epidemiológica efectiva o diseñar soluciones prometedoras para el control de la enfermedad.

El rector también destacó la producción científica de alto nivel, reconocida por sus pares nacionales e internacionales; modelos de docencia y formación de recursos humanos ejemplares; invaluable contribución al crecimiento y la descentralización de la producción científica en México, así como capacidad multidisciplinaria para abordar la ciencia básica y la investigación especializada, generando vínculos estrechos con instituciones de salud, la sociedad y el sector empresarial.

En tanto, el coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, William Lee Alardín, aseguró que esa entidad académica busca, desde sus inicios, la innovación y la calidad en la investigación, con la mirada en la formación de personal y en aplicaciones médicas y clínicas como condición clave para definir la pertinencia en lo que hacen.

“Son ustedes un ejemplo de la importancia en el desarrollo del conocimiento de largo plazo, de manera sostenida, con resultados de gran alcance que sólo se pueden apreciar después de lustros o varias décadas”, expresó.

En estos momentos en que la relevancia del conocimiento científico, la especialización y el argumento basado en datos es cuestionado en diversos países, es tarea de todos hacer bien el trabajo, difundirlo y seguir construyendo para las siguientes generaciones. “Ustedes llevan 80 años haciéndolo bien y no dudo que así va a ser en los que siguen”, dijo Lee Alardín.

En su oportunidad, la directora Imelda López Villaseñor recordó que este Instituto surgió en 1941 en el seno de la Antigua Escuela de Medicina, como Laboratorio de Estudios Médicos y Biológicos. Trece años después se mudó a Ciudad Universitaria (CU) y en 1969, bajo la dirección del doctor Guillermo Soberón Acevedo, adquirió su nombre actual.

Hoy laboran en la entidad universitaria más de 180 académicos que forman parte de 75 grupos de investigación ubicados en dos sedes en CU, seis Unidades Periféricas en Institutos Nacionales de Salud, y dos Unidades Foráneas, en Xalapa y en Tlaxcala, en los que realizan investigaciones médicas, biológicas y biotecnológicas; así como investigación básica, aplicada y traslacional.

También destacó su participaron en la fundación de la Licenciatura en Investigación Biomédica Básica, que incorpora a los jóvenes a la investigación científica, así como en seis programas de posgrado.

En la ceremonia se reconoció al investigador emérito de la UNAM, Horacio Merchant Larios, y al investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores, Pablo Pacheco Cabrera, por 60 años de labor académica; así como al investigador emérito de la UNAM, Jaime Martuscelli Quintana, por 50 años de trabajo institucional.

A nombre de los investigadores galardonados, Jaime Martuscelli Quintana señaló que la Universidad Nacional mantiene firme su compromiso de renovarse continuamente para mantener la excelencia y la innovación en la formación profesional de sus alumnos, así como en el área científica-humanística y cultural con responsabilidad social.

Señaló el compromiso de la institución con la transparencia, la defensa de las libertades académicas y su capacidad de autogestión, que constituyen el sustento de su autonomía.

En tanto, el investigador Alejandro Mohar Betancourt subrayó la importancia de las unidades periféricas del Instituto, en las cuales se realizan investigaciones sobre diversas patologías y en las que se han impulsado normas sanitarias y políticas públicas en favor de la sociedad, ejemplo de ello es el programa de tamiz neonatal en México.

Asimismo, el investigador Carlos Arámburo de la Hoz expuso que la descentralización del Instituto contribuyó a la desconcentración de la investigación científica y al surgimiento de nuevas entidades como los actuales Centro de Ciencias Genómicas y los Institutos de Biotecnología y Neurobiología.

Llamó a que hoy, que se cuestiona el quehacer y la esencia de las instituciones de educación superior y de investigación, que se les restringen apoyos, permanezca la unión y lealtad al espíritu universitario que permitirán a la Universidad salir avante. 

En representación de los investigadores recientemente incorporados, Ingrid Fetter Pruneda expresó su orgullo de pertenecer al Instituto en el que se reconoce la importancia de la ciencia básica y de la aplicada, y se les permite estudiar modelos experimentales novedosos y abordar preguntas científicas de frontera que tienen el potencial de beneficiar a la humanidad.

La pandemia, agregó, propició la colaboración internacional inmediata, importante para construir el conocimiento científico que permitirá enfrentar futuros retos y destacó que los investigadores de reciente contratación, participan en múltiples colaboraciones internacionales y en consorcios con financiamiento extranjero, importante para llevar a cabo sus trabajos y contribuir a la proyección mundial de nuestra Universidad.

En la ceremonia se presentó un video conmemorativo, en el cual se destacó que el IIB es pionero en áreas como la fisiología, biología molecular, ingeniería genética, toxicología ambiental y biotecnología. Tiene aportaciones importantes en áreas como genética molecular de bacterias, biología del desarrollo y biología teórica.

Sus académicos han realizado cerca de cuatro mil publicaciones científicas y obtenido más de 50 patentes; entre sus líneas de investigación destacan las de cáncer de mama, desarrollo de vacunas y métodos de diagnóstico, estudios sobre toxicología, obesidad, diabetes, producción de biomoléculas.

Además influye en políticas de salud, pues sus investigadores impulsaron que México fuera el primer país en establecer una Norma Oficial para aplicar medidas de prevención y control de la cisticercosis humana y porcina; en el caso de la enfermedad de Chagas contribuyeron a la creación de otra más para frenar su transmisión por la vía de transfusión, entre otras múltiples aportaciones.

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