Columnas

El monstruo de Inenstein

Con los cadáveres de tres partidos políticos que pudieron el registro, sus dirigentes pretenden crear uno solo.

Copiadura

Por Galio Guerra

El 1 de enero de 1818 vio la luz por primera vez la novela gótica Frankenstein o el moderno Prometeo, cuyo título mostraba cómo el ser terreno peleaba con Dios en su intento por arrebatarle el fuego divino para dar vida.

El resultado, un adefesio confeccionado con partes provenientes de varios cadáveres humanos que, he aquí el misterio divino, logra tener conciencia, revelarse contra su creador y pedir una compañera de vida.

De mis recuerdos escolares surge la versión de que la obra fue resultado de una apuesta entre varios jóvenes para ver quién creaba la mejor historia para soportar el crudo invierno inglés.

Baste lo anterior para soportar la analogía que desde el siglo XIX se utiliza para comparar algo que resulta inhumano, antinatural y contrario a la vida con el monstruo creado por el joven doctor Víctor Frankenstein, vuelto a la vida con restos cadavéricos que embonaban pero no comulgaban.

Ahora, en los albores del siglo XXI, un nuevo monstruo, un adefesio, se vislumbra tras el deceso de tres agrupaciones políticas que apenas pudieron resolver en su incipiente e inútil existencia.

Nos referimos, sí, a tres partidos políticos que sólo nacieron para pegarse a la ubre presupuestaria pero que no se adaptaron al destete y murieron en su presentación a la sociedad. No tuvieron calostro suficiente.

Lo sucio, lo cochino e inmoral de este asunto viene desde sus orígenes, ya que sus cartas credenciales adolecían de credibilidad, legalidad y respeto.

Pero, ¿de quiénes hablamos? Vayamos por partes, así como crearon al monstruo de Frankenstein.

El INE aprobó, por unanimidad, la pérdida de registro del Partido Encuentro Solidario, Fuerza Por México y Redes Sociales Progresistas, al no haber obtenido por lo menos el 3% de la votación válida en la elección federal ordinaria celebrada el 6 de junio de 2021.

Al respecto, permítanme platicarles que el magistrado Indalfer Infante, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación trató de mantenerlos vivos como el fantasma pretexto de que fue la pandemia de Covid-19 lo que hizo que el electorado no se volcara a las urnas para rendirles pleitesía y otorgarles su voto en la pasada jornada electoral.

Al no lograr, ninguno de los tres partidos, el 3% de votación necesario para mantener su registro legal, lo perdieron, así, simple y llanamente.

Al abortar ese intento de recidiva, sus creadores han optado por unir piezas para crear un monstruo electoral, amalgama de intereses aviesos, con tal de seguir mamando del presupuesto.

Así, ni tardos ni perezosos, Hugo Eric Flores, de Encuentro Solidario; Gerardo Islas, de Fuerza por México; y Fernando González Sánchez, a propósito yerno de la exlideresa magisterial Elba Esther Gordillo, y líder de Redes Sociales Progresistas anunciaron su intención, por el bien del país, de fusionarse en un mamotreto político al que han llamado Fuerza Solidaria Progresista.

Estos lastres, estas rémoras políticas quieren ser «un contrapeso» en las próximas jornadas electorales para «contribuir a la democracia».

Esta decisión inmoral e inmunda no debe progresar pues representaría una sangría constante al esquema democrático nacional.

Digamos no a la corrupción política, que se vayan quienes viven del pueblo, y no para servir al pueblo. Ojalá.

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