Finanzas

Estrategias improvisadas en negocios pequeños en México los ponen en riesgo

La planeación estratégica ayuda a que las empresas no sólo sobrevivan; sino a que crezcan
y definan su rumbo para el 2022

En México, el 99.8% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Si bien estos negocios representan la gran mayoría de las unidades económicas, cabe destacar que sus operaciones muchas veces obedecen a estrategias improvisadas o heredadas -en el caso de los negocios familiares-, lo que pone en peligro su crecimiento y las hace más vulnerables ante eventualidades, como lo fue la pandemia por Covid-19.

“Una buena parte de las empresas mexicanas vienen de tradiciones familiares de dos o tres generaciones anteriores y se articulan a partir de la experiencia heredada. Funcionan bajo un principio de ‘así siempre se ha hecho’ o ‘para qué moverle a lo que no está roto’.

Este proceder termina por truncar el crecimiento de estos negocios; por supuesto, muchos de ellos han sobrevivido, sobreviven y sobrevivirán, pero lo más probable es que no puedan escalar o hacer crecer sus emprendimientos aunque lleven años, incluso décadas, operando”, explica el Dr. Guillermo Cruz, presidente y fundador de Asesores de Consejo y Alta Dirección (ACAD), empresa que ofrece servicios de consultoría a negocios familiares con el objetivo de que adopten mejores prácticas y estrategias de gobierno corporativo.

Previo a la temporada alta de ventas en diciembre y la llamada cuesta de enero, es importante que las empresas implementen acciones concretas que las ayuden a escalar y no sólo a sobrellevar la época. Un buen comienzo es mediante la planeación estratégica.

¿Qué es la planeación estratégica y para qué sirve?

De acuerdo con ACAD, la planeación estratégica gira en torno a tres ejes:
1) La creación de una propuesta de desarrollo competitivo de mediano y largo plazo.
2) La definición de objetivos, elaboración de estrategias y determinación de acciones concretas.
3) La búsqueda de competitividad de una empresa, pero asegurando su sostenibilidad a largo plazo.

La planeación estratégica sirve para darle una estructura clara a un negocio, es una herramienta que ayuda a tener claridad sobre las ventajas que tiene una empresa en función de su mercado y sus debilidades para caminar hacia objetivos de desarrollo.

“Un negocio debe saber qué quiere y encontrar la ruta a seguir para lograrlo. Es un proceso que debe hacerse explícito y de manera concreta. No se puede partir de ‘queremos vender mucho y venderles a todos’, sin entender qué está pasando en el mundo, qué desarrollos tecnológicos pueden funcionar para ese objetivo y cómo puede la empresa capitalizar todas las oportunidades”, apunta el fundador de ACAD.

¿Cómo empezar?
La planeación estratégica se configura a partir de cuatro etapas generales:
1) Intención estratégica. Dejar en claro por qué es necesario para el negocio específico comenzar su proceso de planeación (por ejemplo, “las ventas van a la baja”).
2) Diagnóstico estratégico externo. Investigar las tendencias del mercado, los hábitos de los clientes y qué hacen los competidores directos de la empresa.
3) Construcción de escenarios. Imaginar qué va a pasar en los próximos meses o años, con base en la información que ya se tiene y cuál va a ser el papel del negocio en ese contexto.
4) Diagnóstico estratégico interno. Ubicar qué se ha hecho en la empresa que no necesariamente funciona bien y qué consecuencias trae consigo. (Un ejemplo clásico es la falta de un registro de los ingresos, gastos e inventarios del negocio).
5) Mapear ruta crítica. Es importante crear una matriz de acciones a implementar incluyendo fechas de ejecución y responsables para tener un control a detalle de todo lo que se tiene que hacer para llegar al objetivo final (por ejemplo, qué acciones se deben de tomar para crecer las ventas digitales 3 veces).

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