La acelerada transición a modelos completamente electrónicos de comercio ha obligado a las empresas y los gobiernos a replantearse sus estrategias para proteger sus operaciones de amenazas como el robo de identidad. Éste se trata de un delito al que todo el ecosistema digital está expuesto y que puede tener un gran impacto tanto financiero como reputacional.
De acuerdo al reporte The World in Data Breaches, elaborado por Varonis, México se encuentra, desde 2013, entre los diez países que más acumulan violaciones a seguridad de este tipo, lo que se correlaciona con datos del Banco de México que sitúan a este país en el octavo lugar a nivel mundial con más delitos por robo de identidad.
“Es una amenaza preocupante en México. Una buena parte de negocios que establecen un e-commerce, y algunas instituciones de gobierno, no cuentan con la arquitectura digital básica de protección a este tipo de riesgos. Esta falta o fragilidad de los sistemas de seguridad es fácilmente reconocible por delincuentes que usan cada vez herramientas más sofisticadas para llevar a cabo sus fraudes”, comenta Ricardo Robledo, director general y fundador de Tu Identidad, plataforma especializada en la validación de identidad.
De manera consistente a lo largo de los últimos años, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) registra más de 800 reclamaciones por robo de identidad, cada cuatro meses. Atender el robo de identidad es uno de los retos pendientes que tienen las empresas y los gobiernos.
El rol de la tecnología en la prevención del robo de identidad Las empresas y los gobiernos tienen que llevar a cabo esfuerzos para incorporar candados de seguridad a transacciones y operaciones que se llevan a cabo en línea. Es necesario que establezcan procesos de autenticación multifactoriales para asegurar que la persona del otro lado de una operación en realidad sea quien dice ser.
También es recomendable hacer uso de algoritmos e inteligencia artificial programada para detectar y prevenir patrones digitales que asemejan características de robo de identidad; con ellos, se pueden neutralizar amenazas de ciberseguridad antes de que se concreten.
“Hasta hace relativamente poco, los avances tecnológicos en ciberseguridad estaban reservados solamente para las compañías más grandes. Sin embargo, en los últimos años ha habido una democratización de estas herramientas que las hacen accesibles para cualquier empresa, sin importar su tamaño o sector”, explica Robledo.
Esfuerzos colectivos para aumentar la seguridad
Las acciones colaborativas dentro de un sector pueden permitir que la detección de usuarios fraudulentos sea más precisa. Los delincuentes, con frecuencia, atacan empresas similares para usar la misma estrategia. Un esfuerzo colaborativo puede ayudar a la integración de bases de datos robustas que sirvan para mapear el entorno digital de la industria.
“La pandemia aceleró la transición digital del comercio de una forma vertiginosa, pero que sólo significó consolidar tendencias que ya llevaban años en desarrollo. Esto no va a cambiar en 2022 ni en el futuro cercano. Es necesario entender que el robo de identidad seguirá siendo un reto pendiente para las empresas y para el gobierno”, apunta el fundador de Tu Identidad.
Además de los esfuerzos de colaboración entre empresas de un mismo sector o industria, es vital que el gobierno implemente acciones para atender el robo de identidad. En México, la Fiscalía General de la República (FGR), desde 2016, se sumó a la CONDUSEF para extender las bases de colaboración para prevenir y perseguir este delito.
Para el próximo año, las empresas y el gobierno tendrán que redoblar esfuerzos para fortalecer el ecosistema digital y generar un entorno más seguro y confiable tanto para ellos como para los usuarios finales.
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