Columnas

Brutalidad policiaca, García Harfuch calla

Por: SOCORRO «COCO» VALDEZ GUERRERO

¡Y vuelve a suceder! Excesos y violencia policiaca contra ciudadanos.

Recurrentes y similares en la capital del país como en la entidad mexiquense.

Una policía a cargo de Omar García Harfuch, titular de Seguridad Ciudadana, que ¡Excede! Sus funciones.

Un abuso del siete de enero que hace recordar el lamentable episodio del actor “Benito”, ¡Octavio Ocaña!

Conducta cotidiana y ¡Extralimitación! Igual a la de la policías mexiquense.

Ambas evidencia de incompetencia, falta de preparación e inexperiencia policiaca.

Alteración de la escena, robo de celulares e intento de cambiar los hechos.

Desaparición de casquillos y limpieza de la zona para no dejar evidencias.

Convertir a víctimas en ¡Victimarios!

De una simple falta de tránsito a ¡Fabricar delitos!

Justificación de actos oficiales, con ficha informativa de la SSC para

¡Desvirtuar! Realidad y justificar actos.

Argumentos falsos y encubrimiento de su personal:

“El hombre -conductor- pretendía embestirlo nuevamente -al policía- y al ver en riesgo su vida, el efectivo de la SSC realizó una detonación, lo que dejó lesionado al conductor”, asegura con sesgo la autoridad.

Lo real, hasta alto mando policiaco involucrado para pedir “no afectar con videograbación a su policía, porque es buen elemento”.

Era la repetición de abusos policiacos como en Cuautitlán Izcalli, ahora en la colonia Álamos, alcaldía Benito Juárez.

Una región, en la que de acuerdo a investigaciones, declaración de víctimas, opiniones de cibernautas y videos:

“Es cotidiana la extorsión y recurrente el ¡Atropello! De la policía en Benito Juárez”.

Es un ¡Modus operandi policiaco! Cotidiano con el contubernio de la fiscalía en dicha alcaldía.

Actos similares y documentados que urge investigar por García Harfuch (secretario de SSC) y la fiscal, Ernestina Godoy Ramos.

También permanente la omisión del Consejo de Seguridad Ciudadana, que aunque es el “¡Único! Organismo ciudadano del país con facultades sobre las autoridades de seguridad pública y procuración de justicia en la Ciudad de México”, según su página en internet,

pocos ciudadanos conocen su existencia, para qué sirve o qué apoyo les brinda.

Mientras que asuntos internos, pese a los actos reiterativos en la región y con evidencias, no investiga el por qué.

Son al menos cuatro hechos similares, al de las víctimas del pasado siete de enero en la Álamos.

Uno de ellos, el 04 de diciembre de 2021 en la calle de Xochicalco.

En esa ocasión, narra la víctima -se omite su nombre a petición-:

—Fuimos brutalmente lesionados, torturados, amenazados y extorsionados por policías preventivos.

Después de compartirnos evidencias y el video de prueba, que se adjunta a esta información, especifica:

—La patrulla MX 131A1, es la principal unidad, donde sus tripulantes torturaron a mi esposo.

Él terminó hospitalizado -hasta donde nos acosaron- con una placa de titanio por la golpiza que le propinaron los policías José Guadalupe Maya Marcial y Jonathan Morán Jiménez.

También intervinieron los de las unidades MX 388 A1 y MX 937-S1.

Hay ¡Denuncia! Y fue en la ¡Benito Juárez!

Otro cibernauta, del que se adjunta captura de pantalla, asegura, que son varios casos iguales al de Xochicalco y la Álamos.

Incluso confirma:

“Casualmente es el mismo lugar, donde fuimos víctimas de policías”, refiere.

Es un “Patrón de conducta! Similar a los hechos del siete de enero que se difundieron en TVAzteca.

En esa ocasión, la detención fue por un incidente menor de tránsito.

El conductor no traía luces en el vehículo, y el caso se convirtió en pesadilla para el automovilista y su acompañante.

Un ¡Infierno! Con miedo a que nos mataran, asegura la víctima.

Un intento de ¡Homicidio! Como el del actor de “Vecinos”.

Todo se había generado porque él se negó a darles seis mil pesos que pedían por dejarnos ir.

“Conducir sin luces ni licencia, era llevarse el carro al corralón y pagar multa”, argumentaron los oficiales.

En su declaración de hechos ante el MP, los policías omitían esa parte.

Ellos sólo argumentaban, aún con armas de grueso calibre: “temer por su integridad”, que según ellos, puso en riesgo el conductor.

Tampoco declaraban que se tornaron ¡Agresivos!

Esa condición obligó al conductor encerrarse de inmediato en su vehículo y colocar seguros.

Las actitud los ¡Desquició!

La víctima, aún con evidente nerviosismo, nos compartió su experiencia:

—Querían bajarlo a él y a mi a cómo diera lugar.

Eran primero dos; después a petición por radio, llegaban más.

Incluso policía femenil que intervenía para someter y bajar a la mujer acompañante.

El temor era ¡Mayúsculo! No sabían hasta dónde podrían llegar.

Todo se tornó violento.

—Oí un impacto de bala del lado del conducto y creí que también me iban a disparar.

Gritaba desesperada.

Un policía nos había disparado.

La bala le entro por el lado izquierdo a la altura de la oreja.

Él, igual que Octavio, instintivamente se llevó la mano a la oreja, nos explica.

—Se voltea y balbucea: “¡Éste cabrón ya me mató!”

El chofer y su copiloto no sabían la magnitud de la lesión.

Emanaba sangre.

—Pensamos en la muerte. La gravedad de la herida, era porwue se ubicaba arriba de la nuca.

Estábamos muy nerviosos y asustados.

Había urgencia de recibir ayuda, y los policías, sólo querían detenernos y falseaba los hechos.

Fueron momentos de ¡Pánico!

¡Nadie! Nos brindaba auxilio. Ya herido alcanzó a llamar al 911.

Yo a un familiar, al que le di mi ubicación exacta.

Les bloquearon las salidas con patrullas.

Después ni la ambulancia podía salir del lugar.

Llegaba una de urgencias de empresa privada y la del ERUM.

En acto desesperado para pedir atención médica, ella decidió bajar de la unidad y la ¡Sometieron!, la ¡Esposaron!

Después la llevaron calles adelante, lejos de su acompañante.

Él seguía encerrado en el vehículo, diciendo que saldría, hasta ver que ella estuviera bien.

Llegaron medios de comunicación y sólo así, le quitaron las esposas.

Sin embargo, aún la tenían bajo su mando, ¡Sometida!

Antes, le habían propinado jalones de cabellos, golpes, patadas e insultos.

Las policías mostraban prepotencia y abuso.

Los policías agredieron hasta reporteros y camarógrafos que grababan los hechos, como lo evidenció TV Azteca.

En un acto desesperado, y ante el descuido del policía, ella corrió y pidió nuevamente auxilio.

Vio que el conductor ya era atendido en la ambulancia y se subió intempestivamente.

La policía trató de bajarla, sin lograrlo y se aferra para irse con su acompañante.

Sube un policía, los custodia y advierte: “van en calidad de ¡Detenidos!”.

Ahora, él convalece en un hospital del IMSS, donde no cesa el acoso policiaco de la fiscalía, con apoyo de la trabajadora social del nosocomio de zona 2-A Troncoso, que le adviertió:

“Si no declara, no se va de alta”.

Tarjeta informtiva la SSC informa_

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