Cultura

Banda Sinfónica Comunitaria “K´eri Tinganio” de Tingambato, Michoacán; una banda comunitaria

Comenzó con 90 niñas, niños y jóvenes inscritos, el total de su capacidad, quienes todas las tardes de lunes a viernes acudían a clases. 

TINGAMBATO, Mich.- En 2014 inició actividades la Banda Sinfónica Comunitaria “K’eri Tinganio” (grandeza de Tingambato, en purépecha), una banda comunitaria.

La banda comenzó con 90 niñas, niños y jóvenes inscritos, el total de su capacidad, quienes todas las tardes de lunes a viernes acudían a clases. 

En poco tiempo, aprendieron a interpretar obras completas gracias a la metodología multinivel del modelo de educación musical comunitaria “Un modelo para armar” del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), que conjunta desde el inicio a los principiantes con los avanzados, señaló, Rocío Román Figueroa, directora de esta banda sinfónica comunitaria.  

La Banda Sinfónica Comunitaria “K´eri Tinganio” es una de las 104 agrupaciones comunitarias coordinadas por el SNFM, dentro del marco Semilleros creativos, línea de acción del programa Cultura Comunitaria de la Secretaría de Cultura.  

Para Román Figueroa, “K´eri Tinganio” es una agrupación singular en la región, no sólo porque es la más grande (un grupo tradicional de estas características tiene máximo 18 integrantes) y es de las pocas que interpretan música tradicional, sino porque en ésta, la música es un factor de integración y revaloración de la identidad cultural purépecha, con la que niñas y niños, padres de familia, maestros, personal de apoyo y comunidad se han comprometido afanosamente.  

“Lo más difícil ha sido hacer entender a los padres de familia que no es un taller o clase de música donde pueden ir cuando quieran, sino que es un proyecto musical de calidad, socio-formativo que comienza desde casa. Desde el principio definimos con los padres de familia que la asistencia diaria a todos los ensayos es obligatoria, que la puntualidad y el trabajo en equipo son fundamentales para la formación de sus hijos”, agregó la directora de la banda. 

Para la también clarinetista, egresada del Conservatorio Nacional de las Rosas, ha sido un trabajo muy bonito y añadió: “No sólo formas a los niños, para completar el ciclo, también formas a los padres de familia. Por fortuna, los papás se han mantenido motivados porque ven resultados en sus hijos tanto en términos musicales como en su comportamiento, forma de pensar y de convivir con los demás”.  

A lo largo de siete años, en esta banda sinfónica han participado 216 niñas, niños y jóvenes, algunos de los cuales han dejado la agrupación ya sea por cumplir 18 años de edad, por ingresar a la universidad y por lo tanto cambiar de residencia e incluso, al ser aceptados en escuelas profesionales para continuar sus estudios de música.  

“Mi sueño es que en los próximos años este programa se transforme en una Escuela Banda, que se encargará de que nuestra tradición de bandas no termine nunca. Que tuviera su propio espacio como agrupación, pero que sí formara músicos de manera profesional, que se dedicara al ámbito académico preservando la tradición, calidad musical y trabajo comunitario tal y como está planteado en el modelo de Educación Musical Comunitaria”, expresó Rocío Román Figueroa.  

Fotos: Cortesía

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