Mujer

El cambiadero, espacio en favor de la moda sostenible, creado por Mujeres IBERO

La iniciativa busca generar conciencia en mujeres y hombres sobre la importancia de reutilizar las prendas y los accesorios.

Dos egresadas, una estudiante y una académica de la comunidad de la Universidad Iberoamericana (IBERO), crearon El cambiadero, un espacio de intercambio que busca concientizar a las personas respecto a un consumo más sostenible de la ropa y los accesorios.

La iniciativa fue impulsada por Llinloe Contreras Casasola, alumna de Diseño Industrial de la IBERO; Azyadet Contreras Casasola y Gabriela Cecilia Gutiérrez Sandoval, egresadas de la Licenciatura en Comunicación; y la maestra Cynthia Gómez, coordinadora de Proyectos Vinculados del Departamento de Diseño. También participó la mercadóloga Athziri Contreras Casasola.

Azyadet Contreras señaló que con esta iniciativa se busca generar conciencia en mujeres y hombres acerca de la reutilización de las prendas y que conozcan las bondades de intercambiar ropa y accesorios que no se utilizan. Uno de los objetivos es darles una segunda oportunidad y así contar con una industria más sostenible.

Por su parte, la maestra Cynthia Gómez platicó que en la moda sostenible hay una metodología conocida como swaparty, que consiste en un intercambio de ropa y accesorios que ya no se utilizan, pero que se encuentra en buen estado y se llevan a espacios para ser el truque. Esta acción genera conciencia del no consumo.

Al respecto, añadió que, además de cuidar el medio ambiente con la acción del intercambio, también interviene el diseño emocional, una teoría de Donald Norman (profesor emérito de ciencia cognitiva en la Universidad de California) que habla sobre lo que genera la compra de un objeto: muchas veces puede ser un sentimiento de nostalgia por tiempos pasados o de querer estar a la moda, pero la compra va ligada totalmente a las emociones.

Para Norman, en el diseño emocional se demuestra, por primera vez, que siempre que nos encontramos con un objeto, nuestra reacción viene determinada no sólo por lo bien que pueda funcionar, sino por el aspecto que tiene, si nos parece atractivo e, incluso, por la nostalgia que suscita en nosotros. Cuando un producto es, en términos estéticos, agradable, y halaga las ideas que tenemos de nosotros mismos y de la sociedad, lo que experimentamos es positivo.

“Con El cambiadero buscamos cubrir esa emoción que genera una nueva compra que se puede obtener a partir del intercambio de otro producto que está en excelentes condiciones y que te generará esa emoción”, señaló Gómez.

De acuerdo con la diseñadora, las personas que compran una prenda nueva, sólo la utilizan entre cinco y siete veces, después la olvidan. Por esta razón, las integrantes de esta iniciativa buscan dar la vuelta a las compras y generar la misma emoción al intercambiar prendas de calidad que son de alguien que las cuidó.

Al respecto, Llinloe Contreras reconoció el compromiso de la IBERO, a través de sus docentes, con esta iniciativa, pues les ofrece a los estudiantes el impulso de hacer cosas diferentes.

Además, agregó que la IBERO enseña a crear productos utilitarios para las personas a través de un proceso de diseño, de ser conscientes acerca de cómo son los productos y del objetivo final del producto. “Apostamos a hacer cambios”, afirmó.

La Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) señala que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, pues el rubro del vestido utiliza cada año 93 mil millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas. Además, cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres millones de barriles de petróleo.

De acuerdo con este organismo, el modelo dominante en el sector es el de la ‘moda rápida’, que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta a comprar y desechar ropa frecuentemente.

Como consecuencia, la producción de prendas de vestir se duplicó entre 2000 y 2014. Muchos expertos, incluidos los especialistas de la ONU, consideran que esta tendencia es responsable de una amplia gama de efectos negativos en el ámbito social, económico y ambiental, y subrayan la importancia de garantizar que la ropa se fabrique de la manera más sostenible y ética posible.

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Fotos: IBERO

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