México

El glifosato no es tóxico para el medio ambiente ni hay evidencia científica que demuestre que afecte la salud humana

Refiere que con base en estudios que resultaron bastante cuestionados, la IARC clasifica al glifosato en el mismo grupo – como probable cancerígeno- en el que está por ejemplo el café.

El investigador y especialista en Biotecnología Molecular y Celular en Plantas, José Miguel Mulet, consideró ridículos los argumentos de supuestos ecologistas que buscan prohibir el uso de glifosato para proteger los cultivos del campo, pues estableció que son resultado de una historia basada en mentiras para generar una “epidemia informativa” en el imaginario colectivo. Y apuntó: No existe en el mundo evidencia científica de que ese herbicida afecta la salud humana.

“Lanzar una fake news para montar una mentira, es muy fácil; siempre es más rentable ser alarmista que transmitir información real”, señaló el también divulgador científico quien lamentó que los consumidores no estén recibiendo información veraz sobre el glifosato, porque “la comida del campo es segura”, y en cualquier país los herbicidas que se autorizan para proteger los cultivos están sujetos a una normatividad y un control exhaustivos.

El doctor Mulet consideró una moda de supuestos grupos ecologistas, propagar que nos estamos envenenando con los alimentos, argumento que –dijo- es contradictorio, porque a pesar de los peligros que difunden, resulta que los humanos vivimos cada vez más años.

Refirió que en tan sólo en el último siglo la esperanza de vida se ha duplicado, y precisó que las principales causas de muerte en países desarrollados no son envenenamientos, intoxicaciones o enfermedades infecciosas. “No están relacionadas con mala comida, sino con el exceso de su consumo. Comemos mal o en demasiada cantidad”, apuntó.

José Miguel Mulet también habló de la reclasificación que en 2015 hizo del glifosato -a 2A, probable cancerígeno- la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), y de entrada comentó que esa reclasificación se realizó con base en estudios “bastante cuestionados”.

“Tradicionalmente el glifosato estaba en el grupo de clasificación 4, como probablemente no cancerígeno, y en su momento, por unos estudios bastante cuestionados, se pasó al grupo 2A, como posiblemente cancerígeno. Esto no quiere decir que sea cancerígeno, porque no hay datos que así lo comprueben en humanos”, estableció.

Sin embargo, añadió, “dicha reclasificación ha sido utilizada por algunos como argumento único para decir que el glifosato provoca cáncer, lo cual sigue sin comprobarse, y lo que nunca dicen es que en el mismo grupo 2A está, por ejemplo, el café.”

Indicó que dentro de la misma evaluación de la IARC, de la que han echado mano los grupos antagónicos a los herbicidas, en la Categoría 1 se encuentran como seguros cancerígenos el plutonio, las bebidas alcohólicas, el tabaco, el jamón y las carnes procesadas.

En ese sentido, el especialista se dijo extrañado porque los grupos que dicen estar cuidando y defendiendo la salud humana, no dicen absolutamente nada de ello.

“¿Acaso a alguien se le ha ocurrido prohibir las hamburguesas o el jamón, que realmente están catalogadas como cancerígenos por esa agencia?”, cuestionó el también académico de la Universidad de Valencia, España, con base en lo cual criticó la ambigüedad de las voces que por un lado piden prohibir un herbicida que está catalogado como posiblemente cancerígeno, pero no dicen nada de los productos que están considerados como seguros cancerígenos.

Y afirmó: “Toda la historia contra el glifosato es construida, y lo han colocado como el malo de esa historia; como el personaje antagónico. Si hay tanto rechazo al glifosato cuando objetivamente es un herbicida seguro y útil, es por un invento construido por activistas ecologistas”.

El investigador recordó que hace 30 años dichos grupos también se oponían a los transgénicos. “Empezaron a decir que eran cancerígenos y un montón de cosas, ninguna de las cuales era cierta, pero hoy siguen aprovechando todo eso que han construido en el imaginario colectivo”, expresó.

Para ejemplificar la manera en que los falsos mensajes impactan en las personas, refirió que en una encuesta levantada en la Unión Europea resultó que lo que más les preocupa a los consumidores en cuanto a los riesgos de los alimentos, es que puedan contener pesticidas.

“Sin embargo, en los últimos años en la Unión Europa no ha habido ninguna alerta por los pesticidas. No ha habido ningún repunte de alguna enfermedad ni entre el público en general ni entre los agricultores, que se pueda relacionar con el uso de pesticidas. Por ello, la propia Unión Europea ha tenido que salir a desmentir y decir que ese miedo es infundado”, señaló.

Con base en lo anterior, puntualizó: “No hay ningún dato que diga que debemos tener alguna preocupación con lo que se está utilizando para la producción de alimentos. La comida del campo es segura”.

Fotos: Cortesía

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