Columnas

ATIENDA A LOS HÉROES, SEÑOR PRESIDENTE

Por: ENRIQUE RODRÍGUEZ MARTÍNEZ

Las tragedias de migrantes que buscan el sueño americano son una parte esencial del panorama de normalización de la violencia e impunidad que experimentamos. La primera reacción de las autoridades federales en Estados Unidos ante el horror de los acontecimientos es el deslinde de responsabilidades.

Acá se apresuran a decir que un tráiler operado por “polleros” fue acondicionado e inició su trayecto desde territorio extranjero y allá adjudican la tragedia a delincuentes que operan con toleradas bandas de delincuentes en la frontera. Ambas observaciones son ciertas, sin embargo es terrible que la atribución de la culpa sea lo que primero ocupa al gobierno mexicano y también al de Joe Biden.

Cincuenta y tres migrantes desvalidos y prácticamente empaquetados como objetos por criminales perdieron la vida asfixiados en Texas. Veintisiete de ellos eran mexicanos. El vehículo que los transportaba tiene placas clonadas y cruzó por dos puntos de vigilancia migratoria del lado estadounidense antes de ser estacionado a 50 kilómetros de la ciudad de San Antonio.

Esta nueva tragedia que ha dado la vuelta al mundo arroja responsabilidades compartidas. En México, el Instituto Nacional de Migración sigue siendo un nido de corrupción para hacerse de la vista gorda ante poderosas bandas de enganchadores que operan en las entidades fronterizas, algunas de ellas coludidas con narcotraficantes.

Con voluntad, cualquier inspector o agente de migración puede constatar la operación de “polleros” que cobran entre 5 mil y 15 mil dólares por pasar a cada migrante, actualizando el delito federal de tráfico de indocumentados. La policía texana, también corrupta, dejó circular sin problema al vehículo de carga sin ser revisado.

El tráiler de San Antonio es ya el capítulo más espeluznante de esta historia que tiene muchos antecedentes que se volverán a repetir ante la incapacidad de gobiernos insensibles que no lo resolverán con discursos, ni buenos deseos.

Basta recordar el tráiler de Chiapa de Corzo que volcó causando la muerte a 54 centroamericanos en Chiapas el año pasado; la masacre de San Fernando, Tamaulipas, en 2010 en la que fueron prácticamente fusilados por los Zetas 72 migrantes o los 13 muertos durante el accidente de una camioneta cerca de San Diego, California, en 2003. Solo por citar algunos de los más graves.

Los migrantes no son prioridad humanitaria para los funcionarios de alto nivel en la Secretaría de Gobernación o el Departamento de Estado estadounidense. Ah, pero cuando se trata de lucir el único dato positivo que no es mérito de la economía interna, brilla la presunción de las remesas que gracias a los migrantes evitan el colapso del país en un clima de crecimiento marginal que se acerca a la recesión. Según el Banco de México, la cantidad de dinero que envían nuestros paisanos creció un 18% en el primer trimestre de este año, oxígeno puro en una coyuntura de inflación histórica y creciente desempleo. Es decir, entre enero y marzo de 2022 nuestros connacionales enviaron más de 12 mil millones de dólares para aliviar a cerca de 10 millones de familias de escasos recursos que dependen de los migrantes más allá del río Bravo.

Andrés Manuel López Obrador ha reconocido solo con saliva el esfuerzo de 38 millones de mexicanos que trabajan en Estados Unidos, muchos de ellos indocumentados a quienes ha calificado de héroes y no le falta razón, pero sí generosidad para velar por sus derechos humanos con políticas menos demagógicas que los respalden con efectividad en una frontera que los ve cruzar y morir todos los días a merced de los criminales que gozan de las más amplias consideraciones.

EDICTOS

Se sabe en el medio jurídico que en el Tribunal Superior de Justicia de la capital andan muy nerviosos por la cloaca conocida desde hace varios años y que está punto de destaparse a raíz del feminicidio de la joven Yrma Lydya, aparentemente a manos de su esposo en un restaurante de la colonia Del Valle. Resulta que Jorge Hernández Alcocer es ampliamente conocido por jueces, magistrados y litigantes de la Ciudad de México por sus métodos “gansteriles”para extorsionar, amenazar y coyotear litigios de gran calibre económico. Los tentáculos del presunto feminicida tocan a la puerta del despacho del propio presidente del Poder Judicial de la Ciudad de México. Esto apenas empieza, estaremos atentos.

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