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RESULTA QUE LA MARINA…

Por: ARMANDO RÍOS RUIZ

Ahora resulta que la Secretaría de Marina cuenta con un cuerpo de élite denominado Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico (GAIN), capaz de actuar con precisión en la captura de narcos importantes y que además, opera desde 1995, dotado de dos grupos denominados de Inteligencia, con 190 elementos y de Intervención, con 350.

No era conocido, pero ahora, con la captura de Rafael Caro Quintero, fue mencionado por Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa. Por el año de su fundación, debe haberlo puesto en marcha Ernesto Zedillo, Presidente de México, entonces. Sin embargo, nada se sabe de su participación en la detención del capo conocido como el Narco de Narcos. Pero sí en la de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, frustrada por órdenes directas del mismo Presidente de México.

Lo que se conoce hasta hoy, es que elementos de la Marina siguieron la pista del capo durante semanas y que una vez ubicado en un pueblo de la sierra de Sinaloa, denominado San simón, municipio de Choix, descendieron de helicópteros y lo siguieron. Se escondió entre arbustos y ahí fue olfateado y seguido por la perra heroína, que fue la que denunció su ubicación, en la que fue arrestado sin disparar un solo tiro.

Se dice ahora que el GAIN ha sido utilizado, desde su creación, con mucho éxito en la captura de “grandes capos”, cuyos nombres son ilustremente desconocidos. Detuvo a Heleno Madrigal Virrueta. Adrián Alonso Guerrero Covarrubias. A Santiago Mazari Hernández, entre los más importantes, mejor conocidos por sus respectivos motes.

Desde su aparición ha capturado a 663 narcotraficantes. El mayor número de detenidos ocurrió con Felipe Calderón, con 262. Con Peña Nieto fueron 326 y en lo que va de este sexenio, apenas 46. Número que acaso rebasa las ejecutadas con  Zedillo, de 10 y con Vicente Fox, de 19.

El mencionado cuerpo de élite, se sabe ahora, participó en 2019, en la planeación del operativo para detener a Ovidio Guzmán y resultó exitoso a medias. La casa donde se encontraba fue rodeada. Los elementos del Ejército lo conminaron a salir y lo hizo. Finalmente se comunicó de inmediato con su gente, que comenzó a invadir la zona, armada hasta los dientes y que había pedido auxilio a otros grupos, inclusive lejanos de la zona en conflicto.

Ovidio entabló comunicación telefónica con su hermano, conminado por los soldados para instarlo a un cese al fuego y le dijo: “ya paren todo, ya me entregué. Ya paren todo. Ya tranquilos. Ya ni modo…” El consanguíneo no hizo ningún caso. Más bien lo alentó a no rendirse.

 En las calles cercanas al suceso, aparecieron cientos de personas armadas que actuaron de manera coordinada, con un entrenamiento visible para momentos como los que se vivieron y amenazaron con desatar una guerra sin cuartel a los miembros del Ejército. Lo que no se vio en ningún momento, fue un despliegue impecable de la contraparte. O de los miembros entrenados para las detenciones de grandes líderes del narco.

Grupos delictivos del estado de Guerrero ya habían recibido órdenes de viajar en helicópteros a la zona de batalla para proveer refuerzos. No obstante, se consideró innecesaria su presencia, porque después de la liberación, la calma comenzó a llegar de manera paulatina. El Presidente ya había dado órdenes de ponerlo en libertad “para evitar pérdidas humanas innecesarias”.

¿Por qué el cuerpo de élite no actuó como tal? Entrenado para situaciones difíciles y muy peligrosas, ¿por qué no previó que las organizaciones delictivas cuentan con entrenadores de alta capacidad, contratados en otros países del mundo para enseñar tácticas de guerra? ¿Po qué no ordenó la intervención en la noche o en la madrugada, para evitar exponer a la ciudadanía inocente?

Hoy no se sabe que haya actuado en la detención de Caro Quintero y que en cambio, lo hizo la DEA, sin cuyo concurso, no hubiera sido posible la captura.

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