Ciencia y tecnología

¿Qué pasa en el organismo humano cuando recibe radiación?

Por Michel Olguín Lacunza / Diana Rojas

A finales de la década de 1980 una población de China estaba asentada muy cerca de una mina de uranio, donde la radiación era muy elevada. En consecuencia, a largo plazo los habitantes sufrieron malformaciones genéticas por lo que el pueblo tuvo que ser reubicado en un sitio más alejado de la fuente de radiación.

¿Qué pasa cuando el cuerpo humano recibe radiación? Al respecto, Epifanio Cruz Zaragoza, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares, explicó que hay dos tipos de radiación: no ionizante e ionizante.

En la radiación no ionizante los fotones (partículas de luz) no tienen la energía suficiente para arrancar electrones de un átomo o de una molécula.

Este tipo de radiación se puede encontrar en la luz ultravioleta, por ejemplo, que llega de estrellas como nuestro Sol, pero también en dispositivos electrónicos, como el teléfono celular, o incluso en las lámparas que usamos habitualmente.

La radiación ionizante, que es mucho más alta, sí puede desprender los electrones de la materia, es decir, de los átomos. Cuando los electrones son separados de sus elementos quedan libres y pueden generar especies reactivas.

Desafortunadamente, la humanidad ha aprendido de sus efectos a través de los accidentes nucleares, como el de Chernobil, en Ucrania, y el de Fukushima, en Japón.

Todos los seres humanos que se encontraban cerca de la planta de Chernobil sufrieron los efectos de la radiación a corto y a largo plazos. Por ejemplo, a algunos les dio cáncer.

Las fuentes de radiación ionizante tienen la particularidad de arrancar los electrones, porque los humanos poseen un sistema formado por células. Se ha dicho que las personas afectadas por la radiación desarrollan cáncer, pero es muy difícil asegurarlo después de varias generaciones porque esta enfermedad también se relaciona con la genética y el medio ambiente donde viven, no necesariamente en un escenario radiactivo.

¿Qué le sucede al organismo con grandes dosis de esta radiación? De acuerdo con el experto de la UNAM, se pueden presentar dos escenarios: el primero es que después de que los electrones sean arrancados de las células el organismo fallezca.

Otro es que las células se reparen de manera incorrecta y el ADN sufra malformaciones. Por ejemplo, los cromosomas en vez de formar anillos cerrados tenderían a estar un poco abiertos. Los enlaces no estarían pegados y eso causaría una malformación genética.

En cambio, la naturaleza alrededor de la planta de Chernobil se ha recuperado bastante bien, incluso se han encontrado animales que habían sido desplazados de la zona pero que han regresado gracias a que no hay la presencia de humanos.

En esta zona son habituales el cesio 137 y el cobalto 60, dos elementos radiactivos que provinieron de la explosión del reactor 4 de la planta. Sin embargo, se ha planteado que la radiación ha disminuido a la mitad lo que permitió que los animales, como caballos, bisontes, osos, ardillas, pájaros e incluso lobos, regresaran a la zona de exclusión.

Aparentemente, la radiación tiene menos efectos en animales adultos que en los jóvenes. Por eso, en los escenarios donde se utilizan fuentes de radiación, como laboratorios o plantas nucleares, la ley obliga que sólo pueden trabajar personas mayores de 18 años.

En la evolución

A lo largo de los millones de años de su formación, la Tierra y se adaptó a la gran diversidad biológica y en su evolución los humanos se beneficiaron de los campos de radiación ¿Cómo es esto?

Algunos científicos han planteado que la radiación ayudó al origen de la evolución molecular de la vida. De hecho, se ha detectado que el ser humano puede evolucionar bajo cambios químicos.

Por ejemplo, cuando se separan electrones de los compuestos orgánicos se forman nuevas cadenas moleculares, y debido a esas reacciones previas se ha dado una evolución química biológica.

“Esto nos hace pensar que no sólo la radiación de bajo nivel, sino también radiación intensa pudo dar lugar a nuestra evolución”, explica el investigador. Por ejemplo, la luz ultravioleta ha ayudado mucho en la fotosíntesis de las células de las plantas.

No olvidemos que la radiación ionizante está presente en el suelo, en las rocas y todos los días los humanos caminamos sobre ella. Incluso, hay casas construidas con materiales que provienen de sedimentos con cierta cantidad de radiación. De esta manera, estamos en contacto con cierto nivel de radiación, que suele ser muy bajo.

La radiación se puede utilizar con fines terapéuticos, pero con protocolos médicos seguros. Por ejemplo, en los hospitales la utilizan para combatir algunos tipos de cáncer, como el de cuello, de próstata o de mama.

Sin embargo, estas partes del organismo están ligadas a otros órganos vitales por lo que la radiación debe ser bloqueada en las zonas vitales y atacar sólo las células cancerígenas, ya sea vía rayos X, radiación gamma de cobalto, radiación de electrones, etcétera.

También se puede utilizar con otros fines, por ejemplo, como armamento tecnológico que puede contener material nuclear. No para detonarse como las bombas atómicas, sino para afectar el organismo humano, concluyó el académico universitario.

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