Cultura

No hay destino sin camino. Ecos del Páramo, de la autoría del poeta e intérprete de huapango arribeño Guillermo Velázquez

El legado del autodenominado juglar y trovador, Guillermo Velázquez, queda inmortalizado en un poema de largo aliento decimal, acompañado de un disco que musicaliza esta historia que mezcla la lectura de los libros de Juan Rulfo con las vivencias, recuerdos y la visión del mundo de este maestro del huapango arribeño.

El resultado de este proceso de lectura y escritura creativa es el libro No hay destino sin camino. Ecos del Páramo. Memorias de muy allá para olvidos de hoy en día.

En este trabajo el músico y poeta afronta el reto de trabajar sobre la obra de Rulfo como punto de partida para crear un producto que rompe con el molde tradicional de la “pieza arribeña” y se transforma, en palabras del autor, en “otro tipo de escritura sin renunciar a la décima”.

Cuenta Velázquez que, cuando se encontraba dedicado de lleno a la creación de este libro, decidió releer algunas obras emblemáticas de Juan Rulfo; y es mientras revisitaba a Pedro Páramo, específicamente en el fragmento en el que Abundio le dice a Preciado: “Yo también soy hijo de Pedro Páramo”, y continúa “Una bandada de cuervos pasó cruzando el cielo vacío haciendo ¡cuar!, ¡cuar!, ¡cuar…!”, ahí fue cuando Guillermo recordó con una sonrisa a los cuervos que vio el día anterior cerca de su hogar en la sierra de Xichú, en Guanajuato. Un par de minutos después escuchó arañazos en el techo, y en el instante preciso en que se asomó por la ventana pudo observar a un cuervo que se alzaba en vuelo, para finalmente juntarse con otro en el aire e irse con el característico “¡cuar!, ¡cuar!” de fondo. El autor de No hay destino sin camino tomó ese momento como un signo de aprobación, por parte de Rulfo, que lo dejó “bailando como un trompito”, declaró.

Velázquez ha expresado que considera a este proyecto “la más extraordinaria experiencia creativa que he tenido hasta ahora en el que considero, a querer o no, el último tramo de mi existencia”. 

Con más de 40 años de trayectoria que lo vinculan permanentemente a la tradición oral, musical y al universo natural del huapango arribeño de la Sierra Gorda de Guanajuato, además de haber representado dignamente la música tradicional mexicana en eventos y escenarios de su país y el mundo, la publicación de este libro simboliza un logro trascendental que le permitió en “un lapso de agobio interior” volver a experimentar el ímpetu creativo que da origen a las voces más profundas y auténticas del arte.

El título cuenta con doce décimas que tocan temas que van desde el amor y el gozo hasta el desgarro y la pérdida, presentándonos imágenes poéticas complejas perfectamente hilvanadas que forman historias conmovedoras con conciencia de pertenencia y arraigo a la tradición, pero también desafiantes e irreverentes, sin miedo a exhibir los grotescos defectos de la misma sociedad mexicana a la que pertenece y de aquellos que la controlan, sus gobernantes.

No hay destino sin camino. Ecos del Páramo, publicado por Ediciones del Lirio, es el resultado de más de cuatro décadas de búsqueda creativa, opinión crítica y oposición a las injusticias sociales. Es uno de los pasos finales en el recorrido de un camino que siempre llevó a Guillermo Velázquez al mismo destino: el de ser un trovador huapanguero. Hay que decir que el estudio introductorio de esta obra estuvo a cargo de Maximino Trapero, Catedrático de Filología Española y Profesor Emérito de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Fotos: Cortesía

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