Ciencia y tecnología

Hormonas y deporte: la fuerza de la adrenalina

La adrenalina brinda fuerza extra en momentos decisivos de la práctica deportiva.

Por Liliana Morán, Ciencia UNAM-DGDC

La adrenalina, también llamada epinefrina, es un compuesto químico que segrega el cuerpo a través de las glándulas suprarrenales para reaccionar rápidamente en situaciones de peligro que nos exigen estar alerta y activos.

“En términos químicos la adrenalina es un derivado de catecolaminas, que funciona como una hormona y se produce naturalmente en nuestro cuerpo por las glándulas suprarrenales. Llega a diferentes zonas del organismo a través del torrente sanguíneo, cuando nuestro cerebro recibe un estímulo para activar nuestro cuerpo, por ejemplo, el deseo de hacer deporte, defendernos en una situación de peligro o un golpe emocional.

La adrenalina también es un neurotransmisor que funciona como un intermediario en la comunicación entre las neuronas y el sistema nervioso simpático, asociado con la respuesta a la acción”, explica el doctor Alejandro Dorazco González, investigador del Instituto de Química de la UNAM.

Esta hormona, dice, se activa en forma involuntaria y temporal, en situaciones de estrés, miedo, ejercicio, placer o con mucha actividad cardiovascular; por lo que suele usarse como sinónimo de peligro y en emociones fuertes.

Se le considera una herramienta química evolutiva, esencial para la supervivencia de los seres vivos.

“Imaginemos a nuestros ancestros caminando por muchos kilómetros buscando alimento, desesperados y débiles porque no han comido; de repente ven a un animal que puede servirles de alimento, les llega una descarga de adrenalina que les permite sacar fuerza suficiente para correr, alcanzar al animal y darle un golpe mucho más fuerte que si no se hubieran enfrentado al estrés. O bien, si se topaban con un depredador, tendrían el impulso extra para huir o enfrentarlo de forma exitosa. Quienes contaron con este recurso hormonal pudieron sobrevivir, ser mejores cazadores y transmitir en sus genes la posibilidad de producir adrenalina”, detalla el doctor Miguel García Guerrero, encargado de divulgación en el Museo de Ciencias de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Dadas sus importantes propiedades fisiológicas y bioquímicas, la adrenalina existe en forma sintética como fármaco conocido como epinefrina. Es usada para tratar paros cardíacos, ataques anafilácticos y alergias. En los deportes se permite su uso como analgésico y estimulante.

  • Al activarse, frena otras funciones fisiológicas como la digestiva y la sexual, para que toda la energía que se produce mantenga el estado de alerta y provoque diversas reacciones que nos permitan sobrevivir o dar nuestro máximo:
  • Aumenta el ritmo cardiaco, lo que permite hacer frente a grandes esfuerzos. El intenso bombeo de sangre da más oxígeno a los músculos para realizar grandes esfuerzos.
  • Logra que los bronquios se dilaten: aumenta el ritmo en el que respiramos y expiramos para recibir y aprovechar mejor el oxígeno.
  • Moviliza y descompone el glucógeno, energía que se queda reservada en los músculos para ser quemada. Así, éstos reaccionan rápidamente con más potencia e intensidad.
  • Dilata los vasos sanguíneos: aumentan la presión sanguínea, por lo que se es más resistente ante eventuales ataques o accidentes.

El doctor Dorazco aclara que la producción de la hormona por el cuerpo es autónoma, porque no podemos controlar cuándo inicia o termina la liberación del compuesto en el torrente sanguíneo, y es temporal porque no permanece siempre activa en el organismo. La liberación de adrenalina prolongada en los organismos puede tener efectos adversos para la salud como taquicardias, hipertensión, ansiedad, insomnio, estrés crónico e insomnio.

Práctica deportiva

Muchas personas gustan de sentir la adrenalina al practicar deportes extremos y en actividades como saltar desde grandes alturas o conducir a grandes velocidades porque sienten placer, equiparable a experimentar un orgasmo o consumir ciertas drogas. En actividades deportivas aumenta el ritmo cardiaco y la velocidad de reacción del cuerpo.

La adrenalina también se activa cuando se realiza actividad física, especialmente si implica eventos deportivos, competencias y en deportes de contacto. Al actuar, aumenta el ritmo cardiaco y la velocidad de reacción del cuerpo, por lo que las personas pueden correr más rápido, pegar más fuerte o levantar con más fuerza, por ejemplo.

“Esta sustancia es una aliada en los deportes, siempre y cuando tengas una buena técnica para aprovecharla. Por ejemplo, en natación, a diferencia de otros deportes grupales, tú vas de frente al carril y quizá lo que buscas es mejorar tus propias marcas. En competencias públicas hay mucha gente con mucha energía y eso puede activar la adrenalina, entonces tus músculos responden con más fuerza, podrías rendir mejor y lograr tus metas”, aclara el doctor García Guerrero.

Menciona un contraste de lo que la adrenalina genera en los deportistas. “Mientras que ayuda con la capacidad motriz gruesa, es decir, favorece que los músculos tengan más potencia; afecta la capacidad motriz fina de los pequeños músculos de las manos. Así, un basquetbolista que puede ser un gran saltador y el mejor recuperador de balones en rebotes, puede ser muy mal tirador”.  

Los deportistas, sobre todo los de alto rendimiento, se enfrentan a situaciones de estrés y miedo por lo que constantemente tienen descargas de adrenalina. Uno de los retos más importantes es que deben aprender a controlar los efectos que la adrenalina hace en su cuerpo, en especial en los momentos decisivos.

Activar el cuarteto de la felicidad

Realizar algún deporte tiene múltiples beneficios físicos, más allá de lo que se puede ver en el exterior como el crecimiento y tonificación muscular:

“La actividad física es una actividad cardiotónica, esto quiere decir que estimula al corazón, activa el sistema circulatorio y mejora la aportación de oxígeno en todas las células; este aporte genera energía que le da el movimiento a los músculos. Toda la actividad genera múltiples beneficios para el funcionamiento del organismo y así mantener la buena salud de las personas”, explica el doctor Dorazco.

Por su parte, el doctor García Guerrero destaca cómo el ejercicio produce múltiples sustancias químicas que brindan una sensación de bienestar y placer.

“Cuando hacemos ejercicio, sobre todo aeróbico como correr o nadar, activamos lo que se conoce como el cuarteto de la felicidad:

Producimos endorfinas, hormonas que combaten el dolor, pero que nos dan también una sensación de bienestar y de éxtasis a los que hacemos ejercicio con frecuencia. Te sientes muy bien, muy contento.

Enseguida viene la serotonina, la hormona que tiene que ver con el bienestar, regula el sueño y el apetito. Cuando esta hormona falta hay problemas de depresión.

También la dopamina, la hormona de las recompensas y el placer. Se sabe que muchas personas que tienen adicciones a ciertas drogas es porque estas sustancias estimulan la producción de dopamina; por tanto, hay muchos tratamientos contra las adicciones que usan el ejercicio como un medio para suplirlas. Siempre que logramos algo, nuestro cerebro nos da dopamina.

Finalmente está la oxitocina, la hormona de las relaciones sociales, la que ayuda a generar apego. Cuando le das un abrazo a alguien que quieres mucho, sientes bonito porque con ese abrazo estás liberando esta sustancia.

Al hacer ejercicio también la producimos. De hecho, pasa que hay personas que si las hubiéramos conocido en cualquier otro lado nos caerían mal, pero si convives con ellas haciendo ejercicio incluso pueden ser tus amigos del alma. La clave es que los conoces en una situación en la que estás produciendo oxitocina, eso hace que generes apego con ellas.

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