México

Inclusión educativa implica acceso, permanencia, egreso y eficacia: académico

Las políticas educativas que entienden la inclusión como acceso son una “versión limitada y vieja de la política de equidad».

La inclusión educativa no se agota con el acceso a la educación, pues la inclusión tiene que ver con la permanencia, egreso y eficacia de los procesos educativos, afirmó el doctor Guillermo Tapia García, académico del Departamento de Educación de la  Universidad Iberoamericana León (IBERO), durante su participación en la mesa En un escenario postneoliberal, ¿es posible una nueva generación de políticas en educación?

Inclusión educativa significa que las personas aprendan efectivamente, es decir, que aprendan no sólo lo que dice el currículo, sino que se desarrollen como personas, que crezcan, que maduren con el conjunto de habilidades necesarias para ser productivas, para participar en la vida política y en la cultura, y no sólo sean consumidoras, explicó.

El investigador indicó que, en dicha actividad, donde se presentó el ejemplar LI-1 de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (RLEE), coordinado por el propio Tapia.

El doctor señaló que las políticas educativas que entienden la inclusión como acceso son una “versión limitada y vieja de la política de equidad”; sin embargo, dijo que la agenda posneoliberal es muy dependiente de esta “vieja agenda”, por lo que muchas de las políticas por la inclusión no necesariamente son nuevas modalidades de acción pública para asegurar la inclusión, entendida ésta como la garantía del aprendizaje y el desarrollo de las personas.

Además, “muchas de las políticas de inclusión y de equidad que se agotan en el acceso, y a veces se limitan a la permanencia, no alteran ni de lejos las estructuras cotidianas de funcionamiento de las escuelas que producen la exclusión”. 

La falta de atención pedagógica, a la dimensión socioemocional o a los procesos de convivencia cotidiana en las escuelas reproducen los procesos de desigualdad, a veces sin ningún matiz, es decir, la desigualdad que produce el sistema educativo se está reproduciendo, porque las políticas ni siquiera tocan a las estructuras reales de producción y reproducción de la exclusión y la desigualdad.

Contemplar características culturales de jóvenes de entornos rurales

Desde el punto de vista del maestro. Iván Auli Silva, estudiante de doctorado en el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN)no es plausible todavía hablar de la existencia de una generación de políticas educativas posneoliberales que se hagan cargo de garantizar el derecho a la educación.

Iván Auli Silva.

Y es que en la educación media superior en México es posible observar que las estrategias impulsadas por el gobierno aún tienen un tinte neoliberal, ya que buscan la masificación, otorgando el servicio, pero sin tomar en cuenta el entramado cultural en el que se encuentran las y los estudiantes, dijo, en su mensaje en la presentación de la RLEE, organizada por el Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y el Campo Estratégico y Acción en Modelos y Políticas Educativas (CEA-MOPE) del Sistema Universitario Jesuita (SUJ).

A Auli le parece necesario e indispensable contar con una nueva generación de políticas en educación, que en el caso específico de la educación media superior en espacios rurales (la que él estudia) debe contemplar las características culturales, porque hay jóvenes de estos entornos rurales que por interés o por la situación económica de sus familias no estudiarán la educación media superior o la educación superior, porque buscan una formación para el trabajo.

“Entonces a mí me parecería realista construir una política en educación que formara para el trabajo a estos jóvenes. Me parece que el doctor Enrique Pieck (académico del Instituto de  Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la IBERO CDMX) ha descrito muy bien la manera en que la formación para el trabajo amplía el horizonte de jóvenes vulnerables; eso me parece que habría que ir contemplando, y eso sería entrar en una nueva generación de políticas en educación”.

Más que hablar de inclusión, sería prudente hablar de inclusividad

Para el doctor Rodolfo Cruz Vadillo, académico de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), quien trabaja los temas de políticas de inclusión, sobre todo de personas con discapacidad, la educación inclusiva en México es un proyecto que se enmarca en una necesidad de cambio social que, como toda propuesta, está limitada a su época y a las auténticas opciones de realización.

Rodolfo Cruz Vadillo.

Por ello, con base en las transformaciones actuales y en los giros políticos, es necesario migrar a otras posibilidades y formas de entender dichos emplazamientos. “Una de ellas tiene que ver con no pensar a la educación inclusiva como una estructura cerrada, donde a la vez que totaliza el espacio, se ve limitada en la práctica por las condiciones singulares presentes. En este sentido, más que hablar de inclusión, sería prudente hablar de inclusividad, la cual implica varias reconfiguraciones teóricas y epistemológicas de entrada”.

La inclusividad sería algo como: “El espacio donde no hay quien pueda posicionarse como el poseedor de la totalidad del saber, sino como el encuentro entre las particularidades y el diálogo reflexivo, que permita lograr equilibrios momentáneos en las lógicas aplicadas y en unas prácticas determinadas. Pensar en clave de inclusividad puede posibilitar imaginar aquello que no ha sido tomado en cuenta, es decir, incluido, pero, además, reconocer las lógicas que todavía sostienen lo que aún no puede estar dentro, aquello que ha quedado excluido.

Es así que la inclusividad más bien representa un juego inclusivo, porque en este espacio se van a  enfrentar las identidades, las ciudadanías y las diferentes formas de existencia”. De ahí que, habría que pensar en principios que guíen estos procesos y que interroguen de fondo la imposición que hoy viven la escuela y la educación.

Adaptar el currículum y su enseñanza a la resolución de problemas

Al hablar a nombre suyo y de la doctora Felicia Darling, académica de Santa Rosa Junior College, la maestra Mariana Barragán Torres, estudiante de doctorado en University of California, Los Angeles, mencionó que ambas consideran que hay ciertos campos específicos que pueden servir para la generación de política educativa.

Primero, la inclusión, en el tipo de metodologías que se utilizan para responder a los problemas de política educativa, y también una inclusión de todas las poblaciones en la toma de decisiones.

En términos de formación pedagógica y prácticas docentes en el aula, es importante que el profesorado tenga capacidad de improvisación y de adaptar el currículum y su enseñanza a la resolución de problemas, a través de perspectivas múltiples.

La adaptación del currículum es vital, para demostrar a las y los estudiantes que los conocimientos van más allá de conocer una teoría o de poder resolver un problema abstracto. Se trata de que los problemas que resuelven los estudiantes sean relevantes, en el sentido de aprender a encarar problemas como los que van a enfrentar en el futuro.

Hay que reconocer la heterogeneidad y la diversidad

Para dar cierre a la mesa, el doctor Guillermo Tapia comentó que es necesario contar con una nueva generación de políticas educativas que rompa con la estructura jerárquica vertical arraigada en los sistemas educativos en América Latina. “Se requiere una reconstrucción de los procesos de elaboración y de implementación de las políticas educativas, que reconozca justamente la heterogeneidad de las sociedades, la diversidad social y heterogeneidad cultural”.

Un escenario político e ideológico que privilegia la igualdad tiene que reconocer la diversidad, tiene que construir soluciones específicas con la participación de los actores locales y de los docentes, tiene que construir y reconstruir políticas desde su implementación, y tiene que construir nuevas formas de gestión de la diferencia y de la participación de los actores de la educación, es decir, docentes, directivos escolares, familias y comunidades.

“Me parece que la mejor forma de transformar las políticas es democratizando las políticas, buscando y asegurando la participación, la colaboración y la corresponsabilidad democrática”.

Fotos: Cortesía

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