Salud y nutrición

Cúrcuma: una raíz con grandes beneficios para la salud

Esta raíz tiene un gran valor medicinal para el tratamiento y prevención de múltiples enfermedades.

Por Hugo S. García Galindo and Alaina Esperón-Rojas

Actualmente, la cúrcuma es una especie altamente conocida, ya sea como parte de las opciones en el estante de especias en el supermercado, como ingrediente en algunos alimentos novedosos, como parte de productos cosméticos, o como recomendación para mejorar la salud. Tanta publicidad puede incluso, sonar sospechosa y hacer dudar de la veracidad de tantos beneficios, ¿Realmente es la panacea?, pues, si no lo es, está cerca de serlo.

La cúrcuma, cuyo nombre científico es Curcuma longa, es una planta perenne, es decir, de larga duración, de la cual su raíz es la principal fuente de un conjunto de compuestos denominados curcuminoides, entre los que se encuentra la curcumina. 

A esta se le atribuye, principalmente, las propiedades benéficas a la salud. Debido a que la curcumina es una molécula no polar, es decir, no es soluble en agua, su aprovechamiento por el organismo es extremadamente bajo y al consumirlo por vía oral solamente puede absorberse el 1% del total consumido. 

Esto significa al menos dos cosas: que se debe consumir en grandes cantidades, tal como lo hacen en la India, que es parte de su alimentación diaria, en forma de curry; y que cuando se haga se encuentre disuelta en grasas o aceites, que comparten su naturaleza no polar y facilitan su absorción dentro del organismo. Esto es de suma importancia, ya que, en el auge de aprovechar su consumo, se ha recomendado diversas preparaciones alimenticias como tés, cápsulas, así como combinaciones denominadas “leche dorada”, en las que se agregan diversos ingredientes, también considerados benéficos, pero que muchas veces no respetan la naturaleza no polar de la curcumina y terminan siendo una fuente insuficiente de consumo para observar un efecto en la salud, ya que no será absorbido por el organismo.

Debido a su gran valor como sustancia bioactiva, se han desarrollado estrategias basadas en la ciencia y tecnología de alimentos, en las cuales se considera su naturaleza no polar, así como otras características que dificultan su preparación, conservación y consumo, tales como su susceptibilidad a la degradación debida a los cambios de pH del medio, su ya mencionada, baja solubilidad en agua, y su rápido metabolismo por parte del hígado, que evita su permanencia en el organismo y con esto, su aprovechamiento. 

Así, se han planteado numerosas opciones para aumentar la biodisponibilidad de la curcumina, usando estrategias como la combinación con otros componentes como la piperina, que se encuentra en la pimienta; o algunos más innovadores como el uso de nanopartículas o nanoemulsiones, que no sólo acarrea, si no que protegen a la curcumina a su paso por el organismo, logrando una mayor biodisponibilidad y permanencia para ejercer su función.

Dentro de la gran variedad de propiedades benéficas documentadas de la curcumina, en la literatura científica, desde hace varios años, se encuentra su gran poder antiinflamatorio. Esto se debe a que es una molécula pleiotrópica, es decir, que es capaz de actuar en varias rutas que provocan la inflamación; esto ha sido comprobado en afecciones caracterizadas por un estado de inflamación como la diabetes, obesidad, edema cerebral, isquemia renal, escleroderma, varios tipos de cáncer, artritis reumatoide, psoriasis alérgicas, entre tantas otras.

Otra propiedad de la curcumina es su función como antioxidante, actualmente está muy difundido el consumo de sustancias antioxidantes para evitar el “envejecimiento prematuro”, producto del daño celular causado por el estrés oxidativo en presencia de radicales libres y especies reactivas de oxígeno (ROS), los cuales se regulan por la presencia de dichos antioxidantes, y así coadyuva en el tratamiento de enfermedades como diabetes mellitus, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, respiratorias, artritis y cáncer, por mencionar algunas.

El efecto antimicrobiano de la curcumina, ha quedado ampliamente demostrado contra bacterias patógenas, como Listeria monocytogenes, S. enterica, Staphylococcus aureus, Escherichia coli, entre otras, al demostrar un efecto sinérgico con antibióticos, a los que las bacterias ya han mostrado ser resistentes. Así mismo, la curcumina actúa como antifúngico contra la Candida y al menos 29 especies de hongos causantes de dermatofitosis. 

Respecto a los virus, ha mostrado actividad por diferentes vías, oral, dérmica y vaginal contra virus como el de hepatitis B y C, el virus del papiloma humano (HPV), el causante de la influenza y del SIDA, y actualmente contra el virus SARS-Cov-2. En cuanto a los parásitos causantes de enfermedades en los que se ha evaluado con efectos positivos, se encuentra la Giardia lamblia, Toxoplasma gondii, Plasmodium sp. y Leishmania sp.

También actúa sobre órganos y tejidos específicos, como el hígado, gracias a su efecto hepatoprotector, ya que tiene efectos antifibróticos, antioxidantes, antiinflamatorios y antihiperlipidémico, siendo de gran utilidad en el tratamiento de la enfermedad de hígado graso no alcohólico; actúa en el corazón disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares; en los pulmones en enfermedades como el cáncer de pulmón, fibrosis, asma, y enfermedad pulmonar obstructiva crónica entre otros; en la piel actúa contra el escleroderma, ayuda a la re-epitelización en áreas dañadas por quemaduras y aumenta la velocidad de curación de heridas, así como en alopecia, eczema, acné y vitíligo, tanto por vía oral o por vía tópica.

Para un mejor aprovechamiento, además de las recomendaciones anteriores, se considera importante consumir la curcumina de forma constante y por un periodo superior a un mes para observar alguna mejoría en la salud. En cuanto a la cantidad, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, principal organismo que protege la salud pública, al igual que otras agencias reguladoras federales, reconocen a la cúrcuma como una sustancia GRAS, el cual es un acrónimo para referirse a sustancias que se utilizan como aditivos en alimentos, que son reconocidas como seguras de consumirse, cuando se utilizan de acuerdo con las buenas prácticas de manufactura. 

Así, su consumo depende del uso específico para el que se aplica, el cual se encuentra en un intervalo de entre 0.4 a 8000 mg al día en diversas presentaciones, formulaciones y combinaciones. A pesar de ser considerado su consumo como seguro, en algunas personas sensibles, se han encontrado algunos efectos que pueden considerarse adversos, tales como malestares estomacales, que pueden ser eliminados al controlar la dosis; y otros efectos como la obstrucción de conductos biliares, alteraciones biliares y renales. Por lo anterior, no se recomienda su uso en este tipo de personas. De igual forma, al no existir evidencia ni a favor ni en contra de su consumo, no se recomienda en personas menores de 18 años y en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Asimismo, las personas con problemas de coagulación o que consuman anticoagulantes deberán abstenerse de consumir grandes cantidades de cúrcuma, ya que interviene en el proceso de coagulación de la sangre, y podría aumentar el posible riesgo de hemorragias.

En conclusión, la cúrcuma es un coadyuvante en el tratamiento y prevención de múltiples enfermedades, es seguro de usar en las dosis recomendadas por los fabricantes, de acuerdo con su presentación y debe tomarse en cuenta sus características de solubilidad en aceites, para aumentar su biodisponibilidad.

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