Ciencia y tecnología

Temor a los volcanes activos. Entrevista con Robin Campion

El vulcanólogo está convencido de que ese miedo es por desconocimiento del origen de las erupciones.

Por Karla Angélica Castro Yáñez*, Ciencia UNAM-DGDC

Robin André Campion ha dedicado su vida a la vulcanología, sus riesgos y beneficios. Nació en Bélgica. Desde 2011 se desplaza a las cercanías de los volcanes activos de México y otros países de Latinoamérica para medir las emisiones de sus gases.

Su afición por los cráteres comenzó desde muy pequeño. Aproximadamente a los 10 años, cuando asistió a una conferencia sobre volcanes supo que quería dedicar su vida a continuar aprendiendo del tema.

En 1998 subió junto a su madre al Volcán Estrómboli, ubicado en una pequeña isla italiana en el mar Tirreno,  el cual se eleva 924 metros sobre el nivel del mar y tiene una altitud de 2000 metros sobre el suelo oceánico. Al llegar a lo más alto se maravilló ante la belleza del mismo, pero también llegaron a su mente un sinfín de preguntas.

‘’Después de subir el volcán comencé a investigar sobre ellos. Entre más leía me di cuenta del reto científico que implica entender cómo funcionan, así como el trabajo que debe realizarse para prevenir las erupciones. Lo que más me enganchó fue su belleza, pero también la curiosidad científica. Cuando era niño me gustaba mucho la ciencia y el descubrimiento científico de los volcanes complementó mi interés por saber más sobre ellos’’.

Para continuar con su formación en ciencias, a los 16 años se unió a la Asociación de Aficionados de Volcanes, una organización con geólogos y seguidores de las fisuras de la corteza terrestre, en donde aprendió más sobre cuáles podrían ser los estudios profesionales que debía tomar para alcanzar su sueño. 

Años más tarde entró a estudiar Geología en la Universidad Libre de Bruselas, en donde también se formó como Doctor en Ciencias Geológicas.

 En 2012, al trabajar su proyecto sobre mediciones de gases volcánicos por satélite y colaborar con el vulcanólogo mexicano Hugo Delgado, es invitado a trabajar como estudiante de posdoctorado en el Instituto de Geofísica de la UNAM, tres años después fue contratado como investigador.

Gracias a esta labor, ha tenido la oportunidad de trabajar más de cerca con volcanes en campo, lo que le da una visión más completa sobre la emisión de gases y lo que esto representan.

‘La mayoría de las erupciones volcánicas no son peligrosas para la poblaciones asentadas en sus alrededores, sin embargo, a veces de manera repentina cambia la actividad del volcán, volviéndose más intensa y explosiva y eso pone en riesgo a las personas. El objetivo del proyecto es realizar mediciones de flujo y composición de gases para entender estas transiciones de la actividad, para a largo plazo poder anticipar momentos de alerta’’.

Para llevar a cabo esta actividad es necesario contar con una serie de herramientas tecnológicas que ayuden a medir con mayor precisión, Estos aparatos pueden ser sismómetros. Se trata de un instrumento que detecta y registra las vibraciones del suelo asociadas a los movimientos del magma y la actividad volcánica. También se utiliza espectrómetros, los cuales miden la absorción de la luz solar por las moléculas de gases.

La medición de gases en los volcanes puede llevarse a cabo de manera directa; es decir, hay que estar cerca de la montaña, pero realizarlas en un volcán activo es peligroso, ya que podría suscitarse una erupción y con ello el desprendimiento de grandes rocas.

Para hacerlo de forma remota se instala un equipo especial, dependiendo de qué es lo que se desee medir. La desventaja de este tipo de mediciones es que los equipos sufren de vandalismo o deterioro por la intemperie.

El miedo a los volcanes

El investigador ha visitado diversos volcanes de México y del mundo, entre los que se encuentran el Volcán Fuego de Colima; y el Popocatépetl. En ambos espacios ha monitoreado los cambios en su actividad eruptiva para tratar de entender cómo funcionan y con ello poder predecir los posibles estados de riesgo que puedan poner en peligro a la población.

Durante estos viajes se dio cuenta de que existe un miedo irracional por las erupciones volcánicas, no obstante, este temor suele darse en mayor medida en personas que viven lejos de ellos.

Las circunstancias llevaron a Robin Campion a percibir que el terror hacia los volcanes es más bien una idea derivada de la falta de información sobre la dinámica de estos paisajes naturales.

En el  Popocatépetl ha hecho mediciones que refieren una hipótesis sobre la emisión de cenizas que emergen de este volcán, las cuales podrían ser una señal de explosiones lentas, en lugar de ser explosiones catastróficas.

‘’Es necesario hacer divulgación del conocimiento básico de los volcanes. Es un trabajo que deben realizar los vulcanólogos, pero también los encargados de protección civil, el gobierno y los periodistas porque así no sólo se podría evitar el miedo desmedido sino también se haría más consciencia para llevar a cabo acciones de prevención’’.

Para el miembro del Comité Científico Asesor del Volcán Popocatépetl, es importante resaltar que los volcanes a pesar del constante riesgo de erupción, tienen muchas cualidades que los hacen un recurso natural importante para el equilibrio del planeta.

‘’Hay muchos aspectos positivos de los volcanes. Muchos de ellos dan vida porque son fuentes de agua, debido a que son montañas altas. Además, son permeables y toda su agua se purifica al bajar por las rocas. Contaminarlos pone en riesgo el abastecimiento del agua de muchas zonas aledañas a este espacio natural’’.

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