Columnas

Se exige independencia y limpieza en la Suprema Corte

Por: ÍNDICE POLÍTICO

Resulta verdaderamente indignante y sorprendente la perseverancia y firmeza con la que ciertas togas de servidores públicos del medio de procuración e impartición de justicia, de todos los niveles, la denigran en todo nuestro territorio nacional. 

Esos indignos letrados, eligieron ensuciar sus togas las cuáles deberían de haber permanecido pulcras; lograron con envilecerlas, obtener las cualidades opuestas al espíritu contenido en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Mexico prefiere y requiere que agentes del ministerio público, fiscales, jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sean discretos, ponderados, justos, imparciales, probos y doctos; la corrupción los escoge y designa por habladores, prepotentes, viciosos, arbitrarios, hambrientos, ignorantes, impúdicos, libidinosos, indecentes, amorales, ignorantes y estúpidos, pero eso sí, con cara y pinta de gente decente.

A la justicia le hastían aquellos “Siervos de la Nación” que interpretan de manera incorrecta el alma de la Carta Magna; México lo que solicita es que se sepa el nombre de todos aquellos causantes de convertir a nuestros sagrados recintos de justicia en casas de asignación, de mala nota, ya sean de ínfima o exclusiva categoría, para ello se requiere un proyecto de justicia diferente.

Si nos remontamos a un pasado reciente encontramos que durante la época del neoliberalismo, varios Presidentes Constitucionales de los Estados Unidos Mexicanos, optaron por proponer o imponer a servidores públicos cuyo interés lo fue el satisfacer una auri sacra fames (desmedida sed de riqueza). Esos indignos ocuparon (con su disfraz de decencia) los más elevados sitiales en la procuración e impartición de justicia.

No obstante la virilidad, sapiencia, rectitud y ponderación de dos señores jueces de distrito (ambos excepcionales) de nombres Jorge Octavio Velázquez Juárez y Don Mario Pérez de León, quienes fueron designados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para ocupar ese elevado sitial, el cuál ejercitaron con absoluta pulcritud y decencia para bien de la justicia y los que pugnaron mediante resoluciones jurídicamente fundadas y motivadas para que se investigara el fenómeno de la narco-política y la corrupción en el medio de manera congruente, eficiente y decente. No obstante esas decorosas pretensiones, de los adentros de la Suprema Corte de Justicia y de manera directa por ordenes de dos diversos presidentes de los Estados Unidos Mexicanos, en su momento se impidió ello. Por eso se requiere independencia absoluta en la justicia.

Mis queridos leyentes podrán preguntar ¿A qué viene todo esto?.

Pues bien, la respuesta es obvia y contundente.

Hoy para México y sus abogados renace la esperanza de que se sepa la verdad del pasado y del presente.

Nuevamente viene al caso que los amables lectores pregunten ¿Cómo será ello?.

Lo anterior únicamente va a suceder poniendo en marcha un proyecto de independencia de la justicia, esa aspiración y designio en la actualidad fue propuesto por una toga decente que contiende ocupar el sitial de Presidenta de la Suprema Corte de Justicia. Dado ello, dicha aspirante ha sido muy cuestionada, injuriada y denigrada.

Ese proyecto en el que se pretende honrar a la justicia censura la obediencia de las leyes a la política. Por todos es bien sabido que nuestra República en éstos momentos vive un mundo de zozobras y de marcadas angustias y se debate entre la subversión de los valores derivados de la política y la idealidad de los valores de la justicia que son el estandarte y bandera de todos los abogados de la República.

Otros contendientes a ocupar ese elevado sitial, pretenden crear un divisionismo en la vida democrática e institucional de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esa sagrada institución en la actualidad se encuentra convulsionada dada la telúrica fuerza y el impacto social causado por aquellos que proponen dar continuidad a un proyecto de corrupción e inseguridad.

La pasión de las togas de justicia se encuentra en éstos momentos al rojo vivo porque ciertas ideas de independencia y pulcritud de la Diosa Themis han sido planteadas bajo los puentes de ella. Ahora a esa pretensión se le denigra y marca con una mascara de cierta tesis estudiantil, para con ello dar continuidad a la múlticitada corrupción.

Ese encono se tendrá que dirimir precisamente en la justicia, a ella le beneficia la independencia de criterio, la cuál es defendida con sobrada virilidad por una toga pura y blanca como el armiño.

Arturo Zaldivar Lelo de Larrea y Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena, en afán permanente de pretender ser serviles ante la corrupción, han presentado un proyecto que no honra a la justicia. Esa época de oprobio tiene que resolverse en el Pleno de la Suprema Corte, pero dicha resolución tiene que ser dictada de manera ponderada, sin pretensiones políticas de ninguna índole y tomando exclusivamente como base la trayectoria de una toga de limpieza.

Esperamos que así sea.

Es cuanto.

Lic. Alberto Woolrich Ortíz.

Presidente de la Academia de Derecho Penal del

Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C.

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