Mujer

De relaciones amorosas, ligues y abuso emocional

Coquetear, ligar, salir en citas, enamorarse, amar, dejar, rechazar, cortar, abandonar… siempre con el riesgo de salir lastimado.

Por Liliana Morán Rodríguez, Ciencia UNAM-DGDC

Para nadie es un secreto que iniciar, establecer y perdurar en una relación amorosa es un proceso (o una serie de ellos) que implica mucha inversión emocional en la que los puentes de comunicación, el cuidado y empatía son claves para no salir lastimado o lastimar al otro.

Al menos el 39.9% de las mujeres de 15 años o más han sufrido violencia a lo largo de su actual o última relación. El tipo de violencia más predominante fue la psicológica con 35.4%, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021 del INEGI.

En este artículo vamos a hablar de términos que tienen que ver con las relaciones y en las que al menos una persona sale lastimada: ganado, ghosting, amigos con beneficios, lovebombing, entre otras que suelen carecer de responsabilidad afectiva.

“Se habla de procesos lamentablemente antiguos, nada más que no habían sido claramente identificados con un nombre común para que las personas los hablen en cualquier conversación. En psicología entran dentro de otros conceptos, pero siempre han existido estas formas de abuso emocional: estrategias dirigidas a diferentes cosas, haciendo uso de mecanismos diferentes, no tan saludables, en la forma de relacionarse”, aseguró la doctora Rozzana Sánchez Aragón, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.

  • Tenía uno o dos meses con ese novio, de repente me dejó de enviar mensajes y llamadas por 3 meses. Luego quería que volviéramos… Ahora lo cuento muy tranquila, pero en ese momento estaba muy estresada (cuidando a mi mamá de su operación y rehabilitación de cadera), me pegó duro la decepción y entré en depresión. Tanto así que baje 12 kilos. Sofía Merino

“En una relación romántica, independientemente de la etapa, como cualquier otro tipo de relación, se requiere de empatía. Esa característica de personalidad que aprendemos y desarrollamos en la interacción con otras personas, como cuando desde pequeños nos dicen Ponte en el lugar del otro o ¿A ti te gustaría que te hicieran eso?, si no te gustaría no lo hagas.

La empatía nos conecta emocionalmente y hace que nos comportemos mejor porque no queremos hacerle daño a la otra persona; si no soy una persona empática será más fácil para mí aplicar eso de desaparecer en cualquier momento, rechazar el establecimiento de una relación íntima, un vínculo en donde me estoy involucrando con la otra persona”, explica la doctora en psicología social.

Desaparecer e intensear

  • Hace tiempo estaba buscando pareja, me metí a una aplicación de citas llamada Bumble. Hubo uno tipo que me gustó mucho, decía que buscaba algo fijo. Nos empezamos a hablar y a los pocos días nos quedamos de ver. Fue por mí a mi casa, fue detallista, nos la pasamos muy bien, hablamos de presentarnos amigos, de tener otras citas. Me ilusionó con muchas cosas. Pasaron los días, seguimos hablando y luego empezó a mostrarse cortante hasta que desapareció, ya no supe nada de él. No supe qué hice mal, si me porté mal, si hice algo malo, aunque él me había dicho que le encantaba. No sé por qué desapareció. Abril*

¿Te ha pasado que te apliquen el ghosting? Es decir, que la otra persona en la relación “se hace el fantasma”, desaparece sin previo aviso sin dar explicaciones. Deja de contestar, te bloquea de las redes y como afectado debes procesar su pérdida sin saber los motivos, sin un adiós.

“Creo que puede haber varias explicaciones, pero principalmente tiene que ver con involucrarse lo menos; la gente lo utiliza porque no quiere establecer un compromiso. No el de casarse, si no de construir alguna relación, cualquiera que sea, haciéndose responsable de sus conductas”.

También puede ser que tenga otras relaciones en las cuales se está moviendo, donde el otro ya no cabe en ese conjunto de relaciones superfluas, porque le exige más de lo que está dispuesto a dar y no quiere decirle.

Otra explicación es que en la forma de ser de las personas existen los estilos de apego y, dentro de ellos, está el apego-rechazo, es decir, que aprendió, a partir de su interacción con su cuidador primario (muchas veces la madre), que no era importante, a no tener expectativas altas de gratificación, a que no le brindaran seguridad, apapacho y cariño cuando lo necesitaba; entonces aprendió, de manera sistemática, a que la forma de relacionarse con el otro es a través del rechazo, el no me importas.

“Hay personas que buscan formas indirectas de dar por terminadas las relaciones para no tener que confrontar, o enfrentar, con responsabilidad que el otro no se sienta bien, a pesar de la decisión de ya no querer estar en la relación. Eligen el camino fácil al usar medios como un mensaje, a través de un amigo o que lo entienda por la falta de comunicación, el bloqueo”, comenta la académica.

El rechazo y las rupturas son comunes en los procesos de conquista y búsqueda de pareja. Invariablemente, es posible que a todos nos toque estar del lado del rechazado, al que terminan, o ser el que debe decir que no. Si no estamos convencidos ¿no deberíamos buscar una forma menos dolorosa de rechazar con amabilidad, sin crueldad? Y si ya había una relación y cierto cariño, encontrar la forma de no lastimar a quien nos quiere.

  • Yo era estudiante de una especialidad en la carrera de medicina, él ya era subespecialista; por lo tanto tenía más solvencia económica y estabilidad. Llevábamos 3 meses de novios formales cuando me propuso vivir juntos en su departamento.  Desde un principio me dijo que no me preocupara porque él correría con todos los gastos, también me llevaba y traía diario del trabajo y a donde tuviera que ir. Me sentía bien, protegida. Poco a poco escaló el control, si yo no le contestaba rápido se  enojaba mucho. En cada situación en la que se ponía agresivo o enojado yo trataba de complacerlo porque él llevaba todos los gastos, me estaba manteniendo. Me corrió de su departamento porque no quise tener hijos en ese momento. Me pintó como una ingrata por todo lo que había invertido en mí. Grey*

El lovebombing, bombardeo de amor en español, suele ser una característica para la conquista o cuando inicia una relación. Poco a poco esos detalles, esas formas que socialmente se han aceptado para “mostrar interés” van reduciendo, desapareciendo o intercambiando por otras formas o acuerdos a los que se llega como pareja.

Para algunas personas, es muy difícil dejar de tener los beneficios de esta etapa y no aceptan continuar en una relación en la que ya no hay el mismo nivel de bombardeo porque son adictos a la adrenalina del enamoramiento y la conquista.

La doctora Rozzana describe una versión peligrosa del lovebombing: “Una relación equitativa, donde yo doy un beso y el otro me da un beso y yo le doy un chocolate y él me trae una flor, ahí hay esa reciprocidad que nos mantiene en una relación equivalente; pero cuando hay alguien que da todo y definitivamente no permite que haya una relación equitativa es porque es una gran forma de ser poderoso y controlador con el otro dentro de la relación”.

Es decir, son personas que dan y dan y dan, es una manera en la cual todo el tiempo brindan atenciones, regalos, te llevan a tu casa y pasan por ti, están pendientes de cada paso. Parece que quien recibe se siente bien porque obtiene; pero muchas veces no tienen oportunidad de hacer cosas para la otra persona, o al menos no al mismo nivel de manifestar su amor, su afecto, dar detalles equiparables.

“Esa inequidad da como consecuencia que quien no da a la par es muy vulnerable porque la relación está acaparada por la otra persona. Por supuesto, es una forma de abuso de poder porque quien siempre ha recibido en exceso, no debería de quejarse o no podría manifestarse ante nada porque el otro le está dando y hasta de más. Entonces queda uno deshabilitado totalmente dentro de la relación”, agrega la especialista en desarrollo y dinámica de las relaciones de pareja.

“En la teoría, en la academia, conocemos lo que llamamos estilos de amor, dentro de ellos hay uno que se llama Ágape, es conocido porque lo ejercen las personalidades de estilo altruista, el que da al otro todo lo que necesita, lo cuida, etcétera. En el fondo esta persona lo que quiere es quedar como el bueno, el héroe, el amoroso; pero su intención es nutrirse individualmente, en realidad es alguien muy egoísta”.

Suena muy bonito que nos bombardeen de mensajes cariñosos, que nos manden regalos, que nos dediquen tiempo, que nos llenen de amor y atenciones, pero ¿a qué costo?

¿Relaciones casuales?

Según la última Encuesta de jóvenes en México, 2019 , del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica. El 70% de los jóvenes se declaran solteros (como estado civil) y más del 60% vive con su familia. Sin embargo, le dan importancia en su vida al rubro “pareja”: 43.2 % lo considera “muy importante”, seguido de 30.6 % en “algo importante”. Al rubro “tener una vida sexual satisfactoria”, el 34.3% lo considera “muy importante”, seguido de 30.6% como “algo importante”.

Las llamadas situationship son interacciones sin compromiso, de temporalidad corta o efímeras. Funcionan para conocer más a una persona con la que empiezas a salir, te da tiempo para saber si quieres establecer algo formal con ella, también hay quienes no buscan relaciones formales, solo conocer a muchas personas y no quieren establecer nada con ninguna.

Lo importante es hablarlo y que todas las partes sepan que están dentro de una situationship, que puede ser como “modo prueba” o que no irá a ningún lado.

 “De acuerdo a la literatura, podemos diferenciar entre interacción y relación, esta última es cuando interactúas con alguien de manera frecuente, diversa, variada, hay actividades de todo tipo, en las que los involucrados van construyéndose acompañados de empatía, comunicación, lealtad, apoyo, compromiso, enriquecimiento mutuo. Lo demás, lo que no va para ningún lado y no hay desarrollo o evolución, son interacciones y nada más”.

  • Ya estaba casada cuando, por motivos académicos, tuve que cambiar de ciudad temporalmente. Extrañaba mucho a mi marido, pero sentía que él a mí no tanto. Quise llenar mis vacíos emocionales entrando a clases de baile, ahí conocí a un hombre con el que empecé a tener citas; él sabía mi estado civil. Después de salir y convivir por un tiempo, me dijo que se estaba enamorando y quería tener una relación conmigo. Yo le dije que sólo fuéramos amigos, lo tomó muy mal: me dijo que era mi culpa por haberle permitido tanto, que era una adultera y un monstruo egoísta. Sigue buscándome y, bueno, tal vez si fui un monstruo egoísta, pero nunca más de su historia. Sigo casada.  Paloma*

El Cushioning es algo como ´amortiguar´ en español, justamente porque quien emplea esta técnica es para hacer menos dura su soledad, las carencias en su relación, llenar vacíos como risas, alegrías, cariño, pasión, compañía y otras cosas que suelen generar placer y también para lidiar con rupturas.

Amigovios, amigos con beneficios y sin obligaciones o relación “sin etiquetas” suelen ser personas con las que sales en citas, te besas, probablemente tengas encuentros sexuales; pero se dicen no estar obligados a nada. Dependiendo del tipo de acuerdo, pueden ser exclusivos, es decir, no salir con nadie más o pueden salir con más personas así.

“¿Qué pasaría si estás saliendo con ese alguien, van caminando, uno se tropieza y se fractura? ¿El otro, dado que no está obligado a nada, se puede ir y dejarnos abandonados con nuestra fractura? ¿Eso me haría sentir bien?”

“En los amigos y hasta en cualquier persona que va pasando podría existir esa empatía de apoyarnos, ayudarnos en una situación así; pero en otras situaciones de la vida diaria pareciera que no se puede contar con la persona con la que salgo en los términos mencionados porque eso genera compromiso y es lo que no se quiere.”

Creo que por el temor al compromiso las personas empiezan a crear formas en las cuales prefieren ligereza en el establecimiento de interacciones, pero con los beneficios de salir en citas, tener sexo, besarse.

A la larga puede ser problemático porque, por naturaleza somos sociales y necesitamos vincularnos con los demás, el otro nos hace sentir bien; así que alguno o ambos podrían terminar queriendo formalizar en una relación con mayor compromiso”, advierte la doctora Rozzana.

Además de la naturaleza social, la fisiología puede cobrar factura cuando te relacionas íntimamente con alguien.

Desde un abrazo, unos besos o tener relaciones sexuales, nuestro cuerpo puede comenzar a liberar hormonas y neurotransmisores como la oxitocina (llamada hormona del amor) que ayuda en procesos de vinculación, enamoramiento y deseo; la dopamina que se activa cuando las sensaciones placenteras dan funciones de recompensa al cerebro, animándonos a repetir la acción con la misma persona.

Además, falta entender todo lo que el cerebro y la cognición influyen en las emociones y lo que sentimos.

Benching (traducido al español como tenerte en el banquillo), ganado y velita encendida son parecidas. Se trata de tener a una persona (o varias) en espera, es decir, no es la primera opción porque hay otra(s) mejor.

Si mi primera opción no puede salir conmigo, entra a la cancha o se le da una oportunidad a alguien más del ganado. A veces, ni siquiera llegan a la posibilidad de salir, sólo funcionan para alimentar el ego de quien tiene el poder, al hacerle sentir deseado a través de mensajes o en las redes sociales, por ejemplo.

La psicóloga opina al respecto. “Es una posición muy marcada en la que el que haga más méritos se gana mi corazón o mi atención, a ver quién se convierte en mi número uno.”

“Me preocupa más la persona víctima en el sentido de su personalidad, de aquellas carencias que tiene por las que permite que abusen y se aprovechen de su interés, disposición, de su cariño y la necesidad de demostrar que puede ser una buena opción. Posee una serie de características que lo hacen muy vulnerable al abuso y eso puede escalar fácilmente a violencia”.

Breadcrumbing, significa miga de pan. Es una técnica en la que el victimario le suelta pequeñas boronas, dosis de lo que podría ser una relación para que quiera más, para que se mantenga alerta; pero quien emplea la técnica no tiene ninguna intención de establecer nada con quien recoge las migajas.

Pasa con quienes te hacen conversaciones en chats privados, quienes reaccionan a tus publicaciones, quienes te dicen que te quieren, quienes tienen relaciones contigo y luego reducen su atención y comunicación; cuando ven que tú también reduces la atención, que estás a punto de rendirte, vuelven a otra soltar dosis, quizá más fuertes, algo que muestre más interés para alimentar tu ilusión como un “¿Y si viajamos juntos?

“Este concepto lo que está reflejando es poca claridad. Porque sí sé es claro, se arruina el negocio; lo que yo quiero es tener ahí al otro cuando yo quiera o lo necesite. Entonces, le lanzó una migaja, traducida en miraditas, mensajitos, salidas para que quede encantado y no se me vaya.

Lo que deben hacer quienes son víctimas de esta técnica es pensar ¿Me merezco solo una rebanadita de todo el pastel?, ¿Estoy conforme con unas moronitas de vez en cuando?. Yo creería que no, que somos merecedores de todo el pastel y para eso, debemos sentirnos valiosos, amarnos”, reflexiona la académica.

¿Qué podemos hacer para relacionarnos de forma sana?

La doctora Rozzana, especialista en regulación y co-regulación emocional nos comparte algunos consejos:

  • Estar conscientes de que somos personas valiosas, por lo que debemos tener bien trabajada la parte de la autoestima.

Invertir en nosotros, desarrollarnos como personas para sentirnos completos y no buscar quién nos complete.

  • Autoconocimiento y saber qué esperamos del otro, lo que no es negociable para nosotros en una relación o interacción.
  • Hacer partícipes de nuestras relaciones a nuestra red de apoyo para que, cuando sea necesario, nos podamos mover en una situación más segura.
  • Conocer muy bien a la otra persona con la que empezamos a relacionarnos, ver cómo trata a los demás, cómo me trata delante de otras personas.
  • ¿Queremos a alguien que nos lastime, nos humille, nos invisibilice, se aproveche de nosotros, nos use, nos engañe o que desaparezca?
  • Saber si tenemos afinidades o diferencias fundamentales como creencias, principios, valores, vicios, ideales.
  • Saber qué quiere la persona con la que me estoy relacionando, qué expectativas tiene sobre cómo vivir una relación y darnos cuenta si empatamos en eso o si podemos negociar algo.
  • Preguntarnos, si esta persona con la que me estoy relacionando, a la que le estoy entregando mi intimidad, mis besos, mi cariño o mi afecto, es un buen ser humano.
  • ¿Realmente quiero interactuar o relacionarme así?

En la medida en la que más conocemos de nosotros, de los otros y cómo nos gusta o no relacionarnos, vamos practicando, construyendo sobre nosotros mismos para llegar con otro a poder construir una relación más fuerte o más cercana a la que nos hace sentir bien.

Quizá no sabemos que estamos siento abusados, que estamos dentro de algunos de los conceptos mencionados, quizá nos convencieron de que era buena idea relacionarnos así; pero si no nos gusta del todo la forma, nos lastima o no queremos seguir así, podemos buscar ayuda en nuestras redes de apoyo y con profesionales para encontrar la manera más sana de salir de relaciones abusivas.

Por otro lado, si precisamente no buscamos una relación o compromiso, lo ideal será comunicarlo y llegar a acuerdos. Al hablarlo, se puede acordar estar en una relación abierta, en la que la monogamia (exclusividad) no predomina.

Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), la diversidad relacional son las diversas maneras de conformar un vínculo erótico-amoroso: monogamia, poligamia, poliamor, anarquía relacional, contraamor, agamia y las relaciones abiertas.

—–

*Seudónimo

Arriba