Ecología

Dinoflagelados: insólitos microorganismos acuáticos

Por Leticia Monroy (texto)/Elizabeth Cruz (diseño), Ciencia UNAM-DGDC

La palabra dinoflagelado proviene del griego dino (giro o remolino) y del latín flagellum (flagelo o látigo). Estos microorganismos unicelulares poseen dos flagelos: transversal y longitudinal. El primero rodea a la célula y le permite girar, el segundo es responsable del movimiento hacia adelante.

Los dinoflagelados son uno de los muchos grupos de microalgas que forman el fitoplancton —principal productor de oxígeno del planeta y la fuente de alimentación más importante para muchos habitantes de los mares y otros cuerpos de agua—. Existen dinoflagelados bentónicos, endosimbióticos y parásitos. 

Muchas especies son fotosintéticas, es decir, elaboran su propio alimento a partir de la fotosíntesis, y, al igual que las plantas, son la base de la cadena alimenticia en su hábitat.

Los primeros dinoflagelados surgieron a partir del Ordovícico-Silúrico, hace 493-396 millones de años. Sin embargo algunos estudios sugieren que este grupo taxonómico apareció en la era Mesoproterozoica, hace aproximadamente 800 millones de años. 

Se calcula que en la actualidad existen entre 2000 y 2500 especies, las cuales presentan diversos tamaños, formas, estructuras celulares y estrategias de alimentación. 

La proliferación inusual de una o varias especies de dinoflagelados, principalmente en las zonas costeras, puede originar florecimientos algales nocivos (FAN), también conocidos como marea roja.

La mayoría de los dinoflagelados están cubiertos con una estructura de celulosa llamada anfiesma o teca, la cual está formada de placas que se traslapan ligeramente. La unión entre las placas se denomina sutura o zona de crecimiento.
Su reproducción puede ser asexual —la célula se divide en dos células exactamente iguales, y así sucesivamente— o sexual —unión de dos células—, durante este proceso hay intercambio de material genético.
Estas microalgas están más emparentadas con los seres humanos que con las bacterias; sin embargo, con éstas comparten los tipos de reproducción.
Aunque la mayoría de las especies habitan en los océanos, sobre todo en las zonas tropicales y subtropicales, los dinoflagelados también viven en los cuerpos de agua dulce, por ejemplo, Peridinium gatunense.
En 1753, el naturalista inglés Henry Baker hizo la primera descripción científica de un dinoflagelado, la cual corresponde a Noctiluca scintillans. El científico se refirió a este organismo como “Animalcules que causan la luz brillante en el agua de mar”.
Los miembros de este grupo de algas pueden medir entre 5 y 2000 µm (1 µm es la milésima parte de un milímetro). Algunos presentan estructuras parecidas a cuernos, espinas o aletas.
Aproximadamente la mitad de las especies de dinoflagelados poseen cloroplastos, organelos donde se realiza la fotosíntesis. Como producto de esta reacción química se libera oxígeno. Los dinoflagelados y otros grupos de organismos fitoplanctónicos producen entre 50 y 85% del oxígeno del planeta.
Pocas especies de dinoflagelados son autótrofas obligadas (sólo fotosintéticas); la mayoría son mixótrofas, es decir, combinan la ingesta de presas con la fotosíntesis. También hay especies simbióticas y parásitas.
Algunos de los dinoflagelados heterótrofos engullen a sus presas a través de una hendidura denominada sulcus. Otras especies se alimentan por medio del citoplasma o por osmotrofia.
Los dinoflagelados zooxantelas establecen relaciones simbióticas con los pólipos de coral. Por ejemplo Symbiodinium natans. Este vínculo es muy importante para la ecología de los mares, ya que un sinnúmero de especies encuentra alimento y refugio en los arrecifes coralinos.
Más de 80% de las especies de dinoflagelados son bioluminiscentes. Poseen la capacidad de emitir luz visible, generalmente verde o azul, gracias a la reacción química entre la proteína luciferina y el catalizador luciferasa.
Los dinoflagelados provocan casi la mitad de los florecimientos algales nocivos (FAN), o mareas rojas, del mundo. Durante el fenómeno, se reproducen y acumulan rápidamente en las aguas costeras. Esto sucede debido a alteraciones en el agua por la acumulación de aguas negras, macronutrientes y por determinadas condiciones de salinidad, temperatura.
Algunos dinoflagelados producen toxinas, por eso los florecimientos de algas nocivos pueden causar graves daños a los ecosistemas marinos. El ser humano puede intoxicarse si ingiere productos marinos contaminados con estas sustancias.
Varias sustancias tóxicas de los dinoflagelados tienen propiedades medicinales. Asimismo, algunas especies son ricas en ácidos grasos, los cuales pueden utilizarse como complementos alimenticios. Con Crypthecodinium cohni se enriquecen fórmulas lácteas infantiles.
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