Columnas

La descomposición política y social

Por Eloy Salmerón Díaz* 

La descomposición política y social del país y el Estado de Guerrero, ha llegado a niveles inimaginables, vivir en un país o en una entidad como la nuestra, de manera libre, en paz, con seguridad y estado de derecho es casi impensable, ahora se vive en un Estado corrompido y totalmente fallido. 

La violencia en las calles y el número de muertos es de terror, los delincuentes lo mismo extorsionan, secuestran y asesinan por hacerse de la fortuna fácil, contaminando y envenenando a la juventud, corrompiendo a las autoridades de todos los niveles de gobierno.

Aún cuando el gobierno actual afirma repartir besos, abrazos y no balazos como estrategia para pacificar el país y como una estrategia contra los delincuentes, el número de muertos es mucho mayor en comparación con los anteriores gobiernos que trataron de aplicar la ley.

Con el Presidente Felipe Calderón, en el mismo período de gobierno, el número de muertos alcanzó la cifra 71 mil 442 personas asesinadas; con el Presidente AMLO, la cifra es de más de 150 mil muertos y aún así, sigue culpando a los del pasado. 

La pregunta es: ¿qué autoridad será capaz de restablecer la seguridad, la paz y estado de derecho en un país y en un Estado corrompido y sometido por el dinero fácil?

Si el número de muertos es mayor en comparación con los anteriores gobiernos que trataron de aplicar la ley ¿quién será capaz de contener la violencia en el futuro? Más cuando los delincuentes se han fortalecido en armas, recursos humanos y económicos en éstos tiempos de la cuarta transtornacion, donde el propio presidente de la República saluda sin el mayor rubor a la familia de los delincuentes. 

Es claro el camino del actual gobierno: simular y hacer creer que se aplica la ley.

Cuando el Presidente entrega todo el poder a las fuerzas armadas, es claro que sólo pretende asegurar la integridad de los gobernantes en turno y la clase afín al poder actual, sin importarle a la sociedad en general, que se queda en la total indefensión. 

Hacer una vida normal en nuestro país y en nuestro estado es casi imposible en todos los aspectos y en todos los sectores.

En la política, para las organizaciones políticas es imposible tener participación y representación política en los municipios en las zonas de alto riesgo, pues en esas zonas, quienes definen quiénes asumen los cargos, son los actores que operan fuera de la ley, donde ni siquiera las autoridades federales y estatales tienen presencia, y si la  tienen, son omisos, solapan o están totalmente coludidos con los delincuentes. 

Si acaso en el futuro surge un gobierno con decisión, comprometido con la aplicación de la ley, comprometido con la libertad y con deseos de restablecer la seguridad, la paz y el estado de derecho, el costo será demasiado alto, ya que para entonces, habrá una carnicería entre los delincuentes, con miles bajas en los cuerpos de seguridad y con  los miles de muertos por los daños colaterales, ese será el resultado, especialmente por lo que se ha dejado de hacer en éstos años. La historia nos la enseña la República de Colombia, cuando el gobierno empezó a combatir a los grupos de la delincuencia organizada, arraigadas en ése país. 

Evidentemente no hay indicios de que en estos tiempos surja algún personaje que pueda hacerle frente a la violencia y a los actores generadores de la misma. 

Aún cuando la autoridades saben de la ubicación de cada uno de los líderes y células de la delincuencia, no actúan, y no actúan por una sencilla razón, por omisión, por miedo o por el pacto inconfesable establecido de facto entre unos y otros para seguir delinquiendo y amasando fortuna en detrimento de las personas inocentes.

Esta realidad la conocen el Presidente de la República, la gobernadora legal, el gobernador de facto y los representantes de Morena en todo el país, por eso su deseo en el Plan B de la reforma electoral, porque en esa reforma van implícitos los beneficios para Morena, por ejemplo: que no se puedan anular las elecciones donde participen los funcionarios con los recursos públicos, como tampoco se puedan anular las elecciones donde hayan participado los grupos de la delincuencia. Quieren la total impunidad para hacerse de todo el poder. 

En los hechos, poco a poco la sociedad está perdiendo la libertad de elegir a sus gobernantes, lo peor del caso, es que la sociedad no se da cuenta, está tan fanatizada con un presidente que le hace creer que es su salvador, cuando en realidad, es su verdugo.

La descomposición política y social es solapada y propiciada desde el poder con AMLO y los gobiernos estatales de Morena, con el único fin de adquirir más poder,  prolongar y permanecer en el poder, sin importar el atropello de los derechos a la libertad todos.

Esperemos que pronto esa sociedad adormecida despierte a la realidad, para que entre todos, luchemos por la paz, la seguridad y el estado de derecho que requiere el país y Guerrero para salir adelante y progresar. 

Alcemos la voz, antes de que sea demasiado tarde. 

Gracias por leer.

* Presidente del PAN en Guerrero. 

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